Con la foto del embarazo, Meghan y Harry ahora se rebelan contra los retratos reales

El pie izquierdo del duque de Sussex se robó el show. Sus protuberantes dedos se infiltran en el primer plano, y terminan rimando con el vientre embarazado de su esposa. Misan Harriman, el fotógrafo nacido en Nigeria y amigo de Meghan que tomó la fotografía de manera remota desde su casa en Woking, creó un cómodo retrato romántico que no se rebela tanto contra los portarretratos de la realeza, sino que acaba con ellos.

La producción de bebés ha sido el negocio principal de la realeza desde tiempos inmemorables. El nuevo hijo de Harry y Meghan será el octavo en la sucesión al trono británico, pero la fotografía nos dice con extravagancia que los Sussex no están en Inglaterra y no desean estar ahí. Es una imagen desafiante y confiada. Una copa del sueño californiano. El jardín se ve semitropical. La preferencia de Harriman del blanco y negro le da al soleado césped un encantador y plateado brillo que encuadra a la pareja casi como una visión del paraíso. Pero al mismo tiempo, su casualidad íntima (hablo de esos deditos) tiene la intención de mostrarnos que están anclados a una realidad que importa.

Es la realidad del amor. Publicada en el día de San Valentin, se trata de su relación y de su bebé. Meghan tiene la mano sobre su vientre como si nos dijera que será su hijo, y no simplemente otro Windsor. La enamorada mirada de Harry sobre sus ojos nos sugiere que él también considera que la historia se trata de ella. La revelación del aborto espontáneo de Meghan el año pasado claramente suma a la intensidad del placer, alivio y felicidad en su nueva vida.

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Harriman parece adentrarnos en su amor, y nos los muestra no como los ve la mirada pública, sino como ellos mismos se sienten. Ese es un gran logro para la fotografía. La cámara, por definición, es un ojo exterior y observador. Es impresionante cómo logró voltear hacia adentro, para dejarnos sentir que empatizamos con Meghan y Harry, y que compartimos directamente este momento con ellos.

Seguramente lo inspiró el momento en que vivimos y la nueva intimidad que crea. Al estar obligadamente separadas por la pandemia, las personas se reúnen por Zoom y FaceTime y de pronto están dentro de la casa de sus amigos del otro lado del mundo. Esta fotografía se tomó con una iPad y Harriman los dirigió por internet, y aún así tiene la cualidad de destruir la distancia.

Puede que esta imagen sea un momento feliz políticamente, y también personalmente. Harry enfureció a algunas personas cuando dejó claro su sentir sobre las elecciones de Estados Unidos. Durante un momento, y tal vez sólo en aquel tranquilo jardín, el “odio” del que advirtió fue eclipsado por el amor supremo. Me recuerda a las imágenes de John Lennon y Yoko Ono en la cama. Sería una gran portada para su álbum debut.

Los Sussex son verdaderos líderes del estilo. Parece que anuncian una nueva era del amor en conjunto. Es el equivalente medio folk al álbum que Taylor Swift estrenó durante la pandemia, Folklore, y un regreso a la humanidad básica cuando el mundo moderno se detiene. Parece que, como muchas otras personas, le están tomando cariño al folk rock mientras nos sentimos cada vez más helpless, helpless, helpless, como Neil Young. ¿Entonces esta imagen logra convertirlos en hombres y mujeres comunes, que esperan la llegada de un bebé común?

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Tal vez eso es cuestión de opiniones personales. Pero cualquiera que sea tu sentir, es imposible negar sus emociones. Lo pastoral, en el arte, la poesía o el folk pop, es un escape de lo social, un sueño de amor en un paraíso terrenal. Es una idea tan mítica como intensa para poner en un retrato familiar. Seguro para la abuela es completamente desconcertante. Pero seguramente la madre de Harry lo hubiese comprendido.