Thomas Tuchel: dentro de la mente de un obsesivo con toque ganador
Ilustración: Guardian Design

Christian Heidel se ríe mientras recuerda una historia que resume la obsesiva atención a los detalles de Thomas Tuchel. “Estábamos en una concentración en Austria e íbamos a jugar contra el Olympiakos”, dijo el director deportivo de Mainz. “Thomas observaba el pasto cuidadosamente. Media la altura y lo olía. Estaba tan encantado con este campo que me pidió que llevara al jardinero a Mainz. Al día siguiente, el jardinero me habló y dijo: ‘Escuché que tendremos algunas reuniones acerca de un contrato’. Al final no sucedió, pero demuestra qué tan perfeccionista es”. 

Heidel, quien le dio una gran oportunidad a Tuchel cuando lo puso a cargo del primer equipo de Mainz en 2009, no es la primera persona encantada con la búsqueda de la perfección del entrenador del Chelsea. Hans Komm, quien daba educación física en la preparatoria Simpert-Kraemer, recuerda a un deportista talentoso que poseía una mente sorprendentemente táctica para un adolescente. 

“Lo podías ver cuando acomodaba a sus compañeros de equipo durante las clases de volleyball para poder ganar”, dice Komm. “Mostraba una enorme disciplina cuando tenía un objetivo importante por cumplir. Jamás lo vi beber alcohol. Era muy amigable. Pero a veces platicaba con sus compañeros en el otro extremo de la fila o lo tenía que regañar por hacer dominadas con el balón de voleibol”. 

Tuchel, quien creció en el pequeño pueblo bávaro de Krumbach, era el mejor futbolista de su grupo y ayudó a su equipo a ganar el campeonato de escuelas alemanas en Berlín en 1987. Después fue la estrella del TSV Krumbach y parecía estar en el camino correcto cuando se unió al Augsburg en 1988. 

Pero las dificultades se aproximaban. Como un lento pero inteligente defensor, Tuchel fue liberado por el Augsburg en 1992, y batalló en Stuttgart Kickers. Se unió al SSV Ulm en 1994, y todo parecía ir bien cuando el equipo de la tercera división contrató a Ralf Rangnick como entrenador tres años más tarde. 

Rangnick, considerado el padre del fútbol alemán moderno, abrió los ojos de Tuchel ante el juego posicional. Pero cuando el Ulm ascendió a la Bundesliga 2 en 1998, la alegría de Tuchel se vio limitada por una lesión crónica en la rodilla que lo obligó a retirarse a los 25 años. 

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El hombre que llevó al Chelsea a la final de la Champions League contra el Manchester City tuvo que ajustar sus ambiciones, estudió para conseguir un grado en administración de empresas y trabajó como barman en Stuttgart. 

Pero eso no iba a durar. Heidel describe a Tuchel como un “footballholic” y dice que no conoce a nadie que tenga una mejor comprensión del juego. Andreas Rettig, el director deportivo del Augsburg cuando Tuchel se convirtió en su entrenador para el equipo sub-19 en 2005, habla de una figura demandante “100% convencido” de sus ideas. 

Piensa en el fútbol 24/7”, dice Heidel. “Cada entrenamiento tiene que ser perfecto. Juega los partidos en su cabeza con antelación. Necesita que todo salga de acuerdo al plan, especialmente la disciplina táctica, dónde están parados los jugadores y a dónde tienen que ir. Esto vuelve muy difícil jugar contra los equipos dirigidos por Thomas”. 

Tuchel recibió la oportunidad de volver al futbol cuando Ragnick, quien era el entrenador del Stuttgart, le pidió que entrenara a la sub-15. “Fue el primer entrenador que tuve en un club profesional”, dijo Andreas Beck, exseleccionado alemán. “Estaba en otro nivel”. 

A Beck no le sorprende ver a Tuchel explotar durante los partidos del Chelsea. Jugar para el hombre de 47 años puede ser agotador y trabajar con él, difícil. Antes de llegar al Chelsea en enero, Tuchel era famoso por su volatilidad. Hizo pocos amigos cuando entrenó al Borussia Dortmund de 2015 a 2017 y aunque tuvo éxito en el Paris Saint-Germain, pues ganó el triplete nacional la temporada pasada, lo despidieron en Nochebuena tras una disputa con Leonardo, el director deportivo, ocasionada por las políticas de transferencias. 

Es importante para Thomas formar parte de todas las decisiones”, dice Heidel. “No es el tipo de entrenador al que puedes darle 10 o 12 jugadores y decir: ‘Haz lo que puedas’. Todo el mundo se siente afortunado de que usualmente gane más partidos de los que pierde. Si hay una derrota, es casi como si sintiera dolor físico. Es muy emocional. Puede llegar a explotar contra jugadores porque tiene muchas ganas de vencer. Pero también es alguien que los abraza después de un partido”. 

Aunque Heidel dice que hubo algunos momentos incómodos cuando Tuchel llegó al final de su ciclo con Mainz en 2014, se mantienen en buenos términos. “Thomas es un buen tipo, creeme”, dice Beck. 

Tuchel, quien fue pupilo del fallecido Hermann Badstuber, entrenó a Beck de nuevo cuando pasó a la sub19 de Stuttgart en 2004. “Construyó una relación muy cercana con los jugadores”, dice Beck. “Era distinta a todas las relaciones de jugador-entrenador. Éramos como hermanos. Otros jugadores también lo sentían: Mario Gómez, Sami Khedira, Adam Szalai. 

Él aprecia a las personas dispuestas a sufrir. Y después te alimenta con información y energía. No te da premios solo porque eres agradable. Tienes que hacer algo para ganarte los cumplidos. Una vez dijo: ‘El momento en que no te critique, sabrás que hay algo muy malo’ ”.

Aunque Tuchel llevó a la sub-19 del Stuttgart al título de 2005, el club se cansó de su personalidad y decidió no renovar su contrato, lo que le abrió las puertas al Augsburg para reclutarlo.”Fue suficientemente listo para decir: ‘haré esto por poco dinero, pero tienes que apoyarme en mi educación como entrenador’ ”, dice Rettig. “No tenía la licencia UEFA completa. Llegamos a un acuerdo. Pasó seis meses y medio en Colonia. Fue muy demandante para él, pero quería invertir en su educación”. 

Tuchel fue alumno de Erich Rutemöller, el exdirector de capacitación para entrenadores aspirantes en la Asociación Alemana de Fútbol. “Él entendía la ciencia de los entrenamientos, la medicina deportiva, la fisiología y psicología”, dice Rutemöller. “Ya era un excelente estudiante. Era callado. Se la pasaba observando y escuchando. Y era inteligente. Sabía qué hacer y cómo llevarse bien con otros participantes. Pero no era el peso pesado de las lecciones”. 

Pero Tuchel hacía sentir su presencia en el Augsburg. “Tenía problemas con los árbitros”, dice Rettig. “Después de que la Asociación Bávara de Fútbol nos penalizó por su conducta, le dije que tenía que pagar las multas él mismo. Dijo: ‘Está bien, soy responsable de mi conducta’. No era una cuestión de dinero para él. Era una cuestión de ambición. Él quería ganar. No pensaba ahorrarse algunos euros siendo más tranquilo”. 

Tuchel quería aprender. “Cuando estaba en el Hoffenheim con Rangnick, Thomas me invitó a Augsburg”, dice Beck. “Me pidió información sobre Rangnick. Quería saberlo todo acerca de nuestras innovaciones”. 

Estaba formando una identidad. Tuchel fue promovido a entrenador del primer equipo del Augsburg II y estableció un estilo veloz. Pero Rettig percibía frustración. “En ese nivel había una brecha entre sus ideas y la calidad de los jugadores”, dice. 

Ansioso de un nuevo desafío, Tuchel se convirtió en entrenador de la sub-19 de Mainz en 2008. Heidel, quien vio a Jürgen Klopp inspirar al Mainz antes de unirse al Dortmund, jamás había conocido a un entrenador tan interesante. Tomó nota cuando el Mainz ganó el campeonato sub-19 en la primera temporada de Tuchel, tras derrotar al Dortmund en el juego decisivo. “Vi el partido con Jürgen”, dice Heidel. “Después, Jürgen dijo: ‘Había diez jugadores mejores en el Dortmund, pero perdieron contra un mejor equipo’ ”.

Heidel tomó un riesgo al pedirle al novato de 35 años que fuera el entrenador de Mainz al inicio de la temporada 2009-10. Tuchel estaba en shock. Mainz acababa de ascender a la Bundesliga, pero su impacto fue instantáneo. Su equipo nos robaba el aliento: tácticamente flexible, rápido, organizado. “Te sentías estresado por sus jugadores”, dice Beck. “No sabías cómo jugar contra ellos. Eran muy precisos. No podías adivinar con qué alineación iban a jugar. Siempre tenían un nuevo plan”. 

Tuchel, quien impulsó a Andre Schürrle y Lewis Holtby en Mainz, era un innovador. Recortó las esquinas del campo de entrenamiento para mejorar los pases y el movimiento. Descubrió que si los jugadores tenían pelotas de tenis en las manos no podían jalonear a sus rivales. 

No es una sorpresa que Tuchel, quien tiene dos hijas con su esposa, Sissi, sea conocido como profesor de fútbol. Mainz era un club pequeño pero fue la sensación al derrotar al Bayern Munich en septiembre de 2010. “Durante años, usé ese partido en mis cursos como ejemplo del razonamiento táctico”, dice Rutemöller. “Era una especie de 4-3-1-2 y fue muy interesante. Tenía planes para la ofensiva y la defensiva”. 

Mainz golpeaba para arriba, calificaron a la Europa League en 2011, y derrotaron de nueva cuenta al Bayern aquel año. El staff de Tuchel evitaba a la prensa, pero se topó con un blog de táctica, Spielverlagerung. Dos de los jóvenes blogueros eran Rene Maric, ahora asistente técnico en Borussia Mönchengladbach, y Martin Raflet, asistente técnico en el Hajduk Split. Estaban emocionados cuando el videoanalista de Tuchel, Benjamin Weber, los invitó a reunirse con el entrenador del Mainz. Le pidieron a Maric y Raflet que proporcionaran informes ocasionales sobre los oponentes del Mainz. 

“Thomas era muy abierto”, dice Rafelt. “Estaba interesado en nosotros. Quería que escribiéramos nuestras ideas sobre cómo mejorar el fútbol. Dijo que aunque fuera algo loco estúpido, que escribieramos todo. 

“Nos preguntaron por un artículo que escribí sobre el Swansea. Era la primera temporada del Swansea en la Premier League y derrotaron al Manchester City. El artículo hablaba sobre cómo ganar siendo el equipo inferior. Mainz todavía se enfocaba mucho en el contraataque. Para ellos era interesante que fueran inferiores pero que de todos modos pudieran hacer algo con la posesión del balón. Thomas es curioso y quiere encontrar cosas que no entiende”. 

Mainz se convirtió en uno de los pocos equipos capaces de incomodar al Bayern de Pep Guardiola. “Una vez estábamos en un camión y había un documental sobre Guardiola”, dice Heidel. “Mostraron un mapa que parecía un patrón de tejido. Pero era el patrón de pases de los jugadores de Guardiola y Tuchel lo estudió durante dos horas. Estaba obsesionado con aprenderse el patrón”. 

Tuchel necesitaba más. Salió de Mainz para tomar un año sabático hace siete años, durante el cual tuvo una intensa charla táctica con Guardiola durante una cena en un restaurante de Munich. Floreció una amistad y la rivalidad de de Tuchel con el Bayern creció cuando se unió al Dortmund, que necesitaba una nueva perspectiva tras la salida de Klopp en 2015. Tuchel era una presencia energizante y el Dortmund jugó con un estilo destellante durante su primera temporada, haciendo trabajar duro a Guardiola para ganar su último título en Alemania antes de unirse al City. 

Pero eso no iba a durar. En comparación con Klopp, Tuchel parecía distante. Crecieron las tensiones con la jerarquía. El Dortmund fue incapaz de mantener a sus mejores jugadores y Tuchek no logró ocultar su frustración y terminó por fastidiar al equipo. Su humor se oscureció, y las cosas empeoraron cuando un hombre llamado Sergei Wenergold intentó hacer explotar el camión del equipo antes de los cuartos de final de la Champions League contra el Mónaco en abril de 2017. 

La relación con la junta directiva se volvió más tensa después del ataque, y la victoria sobre el Wolfsburg en la final de la DFB Pokal no fue suficiente para prevenir la salida de Tuchel al final de su segunda temporada. Hans-Joachim Watzke, director ejecutivo del Dortmund, ha dicho que el entrenador es “una persona difícil”. 

“Thomas tiene un lado gracioso”, dice Beck. “Es un hombre de familia y tiene un lado cálido. Es muy inteligente. Pero cuando tienes algo caliente dentro de ti, también hay algo muy frío. Necesitas ambos lados”. 

Tuchel, quien rechazó al Bayern antes de unirse al PSG en 2018, sabe como conectar con las personas. Motivó a Neymar y Kylian Mbappé en París. Con ellos dos de su lado, el PSG llegó a la final de la Champions League del año pasado, pero perdieron contra el Bayern. 

La derrota del PSG fue una ganancia para el Chelsea. Desde que reemplazó a Frank Lampard, Tuchel ha impresionado con su calidez y su arsenal táctico. Convirtió al Chelsea en una unidad cohesiva y los tiene a 90 minutos de la grandeza, aunque la victoria sobre el City depende de si Tuchel puede descifrar los patrones de pases de Guardiola. Necesitará el plan perfecto.

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