Las parejas del G7 sobreviven a las charlas ligeras
The Sun observó hilarantemente que Carrie Johnson "azul" a los otros líderes mundiales. Foto: WPA / Getty Images

Podría decirse que cualquiera que asiste voluntariamente a la fiesta de oficina de su pareja es masoquista o tiene problemas de confianza, sino ¿por qué las parejas de los líderes mundiales se sienten obligadas a presentarse en las cumbres?

Normalmente, parece que su único deber es hacer la plática con sus iguales mientras sus otras mitades hablan de los grandes temas del día. En la reunión del G7 este fin de semana, los esposos y esposas también tuvieron que admirar al último hijo de Boris Johnson cuando lo llevaron a la comida de la playa.

Algunas de las primeras damas, Jill Biden, Brigitte Macron, Kim Hyun-sook, esposa el mandatario de Corea del Sur, y Amélie Derbaudrenghien, la pareja de Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, hicieron un trabajo decente al demostrar que disfrutaban la diplomacia de bebés. Heiko von der Leyen, el esposo de la presidenta de la Comisión de la Unión Europea no se conmovió con el último de la progenie de Johnson, tal vez ya está cansado de criar siete hijos con Ursula.

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Joachim Sauer, mejor conocido como Herr Merkel, no estaba en ninguna parte durante la presentación estelar de Wilfred, aunque un fotógrafo de AFP le aplicó un paparazzo cuando salió a darse un chapuzón con un pequeño traje de baño en Carlois Bay.

Obviamente sus compañeras habrían disfrutado un chapuzón pero no se arriesgarían a que los tabloides inspeccionaran sus traseros durante toda la eternidad. Ya pasaron 13 años desde que Angela Merkel usó un vestido escotado para ir a la ópera y causó tanto furor que nunca más se atrevió a salir ni con el menor escote ante el público para no arriesgar una repetición de  “las armas de distracción masiva” en los encabezados de 2008.

Además de una serie de comentarios sobre la barba del confinamiento de Justin Trudeau, los líderes políticos hombres participaron en la cumbre sin que nadie escribiera historias de sus cuerpos, ropa o cabello. Johnson se quitó la ropa para su nadada matutina pero nadie se molestó en investigar su marca de bermudas o criticar su cuerpo de señor.

Su esposa en cambio, llena los titulares cada vez que se viste. The Sun la llamó una “eco-chica RADIANTE” que entristeció a los líderes mundiales por usar un traje azul.

El Mail Online decidió comparar a las diferentes mujeres y dijo que las señoras Biden y Johnson optaron por un estilo “ligero” y que “Brigitte, la esposa de Emmanuel Macron, optó por un look más glamoroso con un vestido negro, tal vez de Louis Vuitton”.

Al parecer no se les permitió a las parejas hacer nada además de confirmar a sus relaciones públicas dónde habían comprado, o rentado como Johnson, sus vestidos. Su único trabajo consiste en reírse cuando sus maridos dicen que están jugando por encima de su nivel y hacer arrumacos al bebé del anfitrión, un pequeño peón con el pelo rebelde que todos saben que su papá usa para retractarse de las cosas terribles que dijo en el pasado de los otros países.

Bien por María Serenella Cappello, la esposa del primer ministro de Italia, Mario Draghi, y por Sophie Grégoire Trudeau, la esposa del primer ministro de Canadá. Ambas se saltaron la reunión.
Según el Telegraph, Sophie decidió quedarse en casa a cuidar a sus hijos y  para evitar la cuarentena obligada que va a tener que hacer su esposo cuando regrese. María no sintió la necesidad de justificar su ausencia.

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