El asesino serial de París de los años 80 y 90 era un expolicía, revela muestra de ADN
François Vérove trabajó como policía y gendarme en París. Foto: Eric Gaillard/Reuters

Un policía jubilado fue identificado como el asesino serial responsable de una serie de asesinatos y violaciones en París y sus alrededores en las décadas de 1980 y 1990, en los que utilizó su credencial de policía, esposas y técnicas profesionales de inmovilización para detener a mujeres jóvenes y niñas, pero evitó ser capturado durante décadas hasta que se quitó la vida la semana pasada.

En una de las mayores investigaciones de casos sin resolver en la historia de la policía de París, los investigadores buscaban pruebas de ADN para identificar al famoso asesino serial y violador conocido como el “hombre con marcas de viruela“, que evitó ser capturado durante 35 años.

Los investigadores de casos sin resolver redujeron recientemente su búsqueda a exgendarmes y oficiales de la policía militar, citaron a cientos de ellos para interrogarlos. Pero uno de ellos, François Vérove, de 59 años, se suicidó la semana pasada en un departamento rentado en el sur de Francia después de ser citado para un interrogatorio. El fiscal confirmó después de su muerte que el ADN de Vérove, quien trabajó como policía y gendarme, coincidía con el de varias escenas del crimen. Los medios de comunicación franceses informaron que había dejado una nota en la que decía que no se encontraba en buen estado en el momento en que cometió sus crímenes, pero no dio detalles.

Cuando los investigadores reabrieron casos antiguos y conectaron diferentes crímenes, varios factores señalaron que el asesino y violador era un miembro activo de la policía o de la gendarmería. Cometió asesinatos, violaciones e intentos de asesinato desde 1986 hasta, al menos, 1994, y nunca fue capturado.

En un caso de secuestro y violación, mostró su credencial de policía para obligar a una chica sola a subir a su coche sin placas. En al menos tres violaciones, se informó que se identificó ante mujeres y niñas como policía. Se decía que conocía la terminología policial y que utilizaba esposas. Utilizó complejas técnicas de inmovilización policiales o militares. Su último delito conocido ocurrió cerca de un centro de formación de la gendarmería.

Entre sus víctimas se encuentra una niña de 11 años a la que se cree que detuvo en el ascensor de su edificio cuando salía para dirigirse a la escuela en 1986. Fue violada y asesinada y encontrada en el sótano. Otra víctima fue una niñera alemana de 26 años, quien fue violada y asesinada en un departamento de París. Su jefe, de sexo masculino, fue encontrado asesinado cerca de ella y sometido con técnicas policiales o militares.

Posteriormente se extrajeron pruebas de ADN de una colilla de un cigarro y de una protección higiénica de una víctima encontradas en la escena del crimen, pero nunca se logró vincularlas con un perpetrador.

En un comunicado, el fiscal del Estado informó que existían “elementos” que llevaron a los investigadores de casos sin resolver a centrarse en una persona “que había estado trabajando como gendarme” cuando se cometieron los crímenes. En los últimos meses, el juez instructor citó a 750 gendarmes que trabajaron en la región de París en el periodo de los ataques. Uno de ellos, “un hombre de 59 años que vivía en el sur de Francia”, que había servido como gendarme y después como policía y que desde entonces estaba jubilado, fue contactado el 24 de septiembre y citado para ser interrogado cinco días después. Sin embargo, desapareció de su domicilio familiar, rentó un departamento y lo encontraron muerto en ese lugar.

Didier Seban, abogado de las familias de las víctimas, comentó a France Info: “Estábamos convencidos de que se trataba de un policía o un gendarme, tanto por la violencia que empleó contra sus víctimas como por sus técnicas: su forma de presentar su credencial tricolor (de policía), cierto número de cosas que las víctimas denunciaron que decía… Conocía todas las técnicas policiales”.

Añadió: “Solicitaremos al sistema de justicia que siga investigando, para conocer si tuvo cómplices y determinar el número de víctimas. Las familias deben recibir respuestas.

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