El discurso de Colin Powell en la ONU: un momento decisivo para socavar la credibilidad de EU
Colin Powell sostiene un frasco durante su presentación ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York el 5 de febrero de 2003. Foto: Ray Stubblebine/Reuters

Colin Powell será recordado sobre todo por el acto del que más se arrepintió, su presentación en 2003 ante el Consejo de Seguridad de la ONU en la que expuso las pruebas de Estados Unidos sobre las armas de destrucción masiva iraquíes, que resultaron no existir.

No condujo directamente a la invasión de Irak porque George W. Bush la iba a invadir de todos modos, y la presentación no tuvo éxito en su objetivo de persuadir al consejo para que aprobara una segunda resolución que respaldara la acción militar contra Irak.

Sin embargo, el discurso de Powell marcó un momento decisivo para socavar la credibilidad de Estados Unidos en el escenario mundial, sobre todo por la reiterada insistencia del entonces secretario de Estado de que sus afirmaciones se basaban en información sólida.

“Mis colegas, todas las declaraciones que realizo hoy están respaldadas por fuentes, fuentes sólidas“, dijo en la ahora infame sesión informativa del 5 de febrero de 2003. “No son afirmaciones. Lo que les estamos ofreciendo son hechos y conclusiones basados en inteligencia sólida“.

Para hacer hincapié en este punto, Powell reprodujo una grabación de una conversación interceptada entre oficiales del ejército iraquí sobre una inspección de armas de la ONU y mostró ilustraciones de los supuestos equipos de ADM para insistir sobre la urgencia de la amenaza. Pero la descripción de la conversación grabada fue retocada para que pareciera más incriminatoria, y las ilustraciones surgieron de la imaginación de desertores iraquíes que dijeron a la administración de Bush lo que querían escuchar.

Dos años después, fuera del gobierno, Powell describió el discurso como “una mancha” en su carrera.
“Fui yo quien lo presentó en nombre de Estados Unidos ante el mundo, y (ello) siempre formará parte de mi historial”, comentó Powell a ABC News. “Fue doloroso. Ahora es doloroso“.

Posteriormente, los aliados y rivales de Estados Unidos se alarmarían por las posturas desmedidas de Donald Trump en la ONU, por ejemplo por sus funestas amenazas contra Corea del Norte en 2017. Pero fue una retórica que sirvió como preludio al asiduo cortejo de Trump a Kim Jong-un. La presentación de Powell se planteó como una sobria letanía de hechos, y fue el preludio de la guerra.

“El discurso de Powell sobre Irak marcó un punto de inflexión en las relaciones de Estados Unidos con la ONU. No creo que la credibilidad de Washington en la ONU se haya recuperado del todo tras la guerra de Irak y las falsas afirmaciones sobre las armas de destrucción masiva”, comentó Richard Gowan, director de la ONU en el International Crisis Group.

“Obviamente, Obama reconstruyó la credibilidad de Estados Unidos en la ONU en un grado significativo, y Trump la destrozó. Ahora Biden se encuentra en modo de reconstrucción nuevamente, pero los diplomáticos no occidentales siguen mencionando a Irak como prueba de que no se puede confiar del todo en Estados Unidos en la ONU. Se ha convertido en el pecado original de las relaciones entre Estados Unidos y la ONU, y para ser justos, Powell lo reconoció después del suceso”.

La Casa Blanca de Bush se aprovechó de la credibilidad de Powell entre los diplomáticos del mundo y de su reputación de prudencia, y lo engañó ampliamente. Se le dijo, por ejemplo, que su discurso fue elaborado por el Consejo de Seguridad Nacional, bajo la dirección de Condoleezza Rice, pero en realidad fue escrito por la oficina del vicepresidente Dick Cheney, que había liderado la tarea de intimidar a los analistas de la CIA para que presentaran pruebas y, cuando eso fracasó, pasar por encima de la CIA.

Powell solo tuvo cuatro días para preparar el discurso, pero al entrar en la sala del Consejo de Seguridad dijo que se sentía confiado. Las principales afirmaciones sobre las camionetas de guerra biológica y las armas químicas figuraron en el discurso del presidente sobre el Estado de la Unión, e hizo que la CIA revisara el texto desechando “muchas cosas que no tenían doble o triple fuente”. Hizo que el director de la inteligencia central, George Tenet, se sentara detrás de él, en la línea de visión de las cámaras, cuando se sentó ante el consejo.

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Colin Powell habla con George Tenet tras su presentación ante el Consejo de Seguridad de la ONU en 2003. Foto: Mike Segar/Reuters

No fue hasta unas semanas después que la CIA admitió que los principales pilares de su caso se estaban “desmoronando”.

“Había algunas personas en la comunidad de inteligencia que sabían en ese momento que algunas de estas fuentes no eran adecuadas, y que no se debía confiar en ellas, y no lo dijeron. Eso me devastó“, comentó Powell en su entrevista con la ABC en 2005.

Sin embargo, Powell había tomado la decisión de creer en la CIA por encima de la propia oficina de inteligencia e investigación (INR) del Departamento de Estado, que presentó dos informes de inteligencia antes del discurso en los que se cuestionaba la solidez de las pruebas.

Cuando se le preguntó por la decisión de Powell de ignorar los hallazgos del INR, uno de sus analistas principales, Greg Thielmann, comentó al programa 60 Minutes de CBS News: “Solo puedo suponer que lo hizo para apoyar lealmente al presidente de Estados Unidos y construir el caso más fuerte posible para argumentar que no existía ninguna alternativa al uso de la fuerza militar“.

“Para Colin Powell, la situación puso en conflicto su reputación y su deber“, dijo Christopher Meyer, que era embajador británico en Washington en aquel momento. “Creo que el sentido del deber provenía de ser un soldado combatiente… Cuando el comandante en jefe de Estados Unidos de América dice ‘Ve a Nueva York y haz una presentación’, un hombre como Powell no dice que no”.

“Probablemente debió decir que no y creo que más tarde pensó para sí mismo: ‘Debería haber renunciado‘”, comentó Meyer. “Creo que eso lo destrozó. Durante el resto de su vida se sintió mortificado. Me sentí desesperadamente apenado por él”.

El discurso no provocó la guerra contra Irak, la cual ya se había planificado cuando Powell entró en la sala, pero aparte del impacto en la credibilidad de Estados Unidos, hizo su particular contribución en la trayectoria decadente de Medio Oriente.

En una sección del discurso, Powell se refirió a un yihadista de origen jordano, Abu Musab al-Zarqawi, 21 veces, en un esfuerzo por demostrar un vínculo entre Al Qaeda y Saddam Hussein. De acuerdo con una investigación del programa Frontline de la PBS, esto contribuyó a mejorar el perfil de Zarqawi y ayudó a otorgar a este militante, hasta entonces poco conocido, un seguimiento masivo, preparando el camino para la organización que se convertiría en el Isis.

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