Un archivo salva el cine popular despreciado de México
Póster de 'La mujer murciélago', estrenada en 1968. Foto: Cortesía del archivo Permanencia Voluntaria.

Desde demonios, fantasmas y vampiros hasta marcianos, científicos locos y amantes despechados, los héroes y heroínas del cine popular mexicano del siglo XX se enfrentaron a más de uno de sus enemigos.

Pocos enemigos, sin embargo, se han mostrado tan formidables como los adversarios combinados del tiempo, la acidez de la crítica y el olvido, por no hablar de uno que otro terremoto.

De no haber sido rescatados de un polvoriento almacén hace siete años, los negativos originales de cientos de películas mexicanas en las que aparecían personajes como El Santo, un luchador enmascarado que combatía el crimen, una mujer murcielago en bikini o las Mujeres Pantera, adoradoras de Satán, se habrían perdido para siempre.

La salvación llegó a través de Viviana García Besné, cineasta, archivera, autodenominada “activista del cine popular” y descendiente del clan cinematográfico mexicano Calderón. Sus antepasados no solo poseían y gestionaban 36 salas de cine, sino que también construyeron un estudio cinematográfico y dirigieron una productora, Cinematográfica Calderón, que produjo más de 250 películas a lo largo de siete décadas.

Cuando Cinematográfíca Calderón cerró definitivamente en 2014, García Besné se encontró en la enorme casa de su tío abuelo en Ciudad de México, preguntándose qué sería de los miles de rollos de películas y de la masa de documentos y fotografías que constituían su legado medio olvidado.

“Pensé que lo mejor, y más obvio, sería enviarlo todo a las grandes instituciones cinematográficas de México”, cuenta. “Les conté sobre esta maravillosa colección de películas, fotos y papeles, y pensé que todos saltarían de alegría. Pero me dijeron algo así como: ‘Tomaremos eso, y tal vez aquello, pero no eso‘”.

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Una escena de ‘El Santo contra cerebro del Mal’ (1961). Foto: YouTube

Al no estar dispuesta a dividir la colección –”es el trabajo de una empresa que empezó en 1910 y que realizó películas hasta 1990; son 80 años de historia del cine”, dice– García Besné decidió conservarlo todo y embarcarse en una búsqueda de rescate y revalorización del cine popular mexicano.

Su archivo de Permanencia Voluntaria (Double Feature), que se ha extendido más allá de la colección de Calderón y ahora conserva aproximadamente 400 películas, se exhibe este mes en Madrid en un ciclo en el archivo cinematográfico nacional de España, la Filmoteca Española.

A pesar de la creciente reputación internacional del archivo, ha restaurado 10 películas en los últimos cuatro años, y la colección se encuentra entre la ciudad mexicana de Tepoztlán y el archivo cinematográfico de la UCLA y el archivo cinematográfico de la Academia en Los Ángeles, su génesis y supervivencia no han sido nada fáciles.
“Al principio, el mayor reto fue el desprecio por el cine popular“, comenta García Besné.

“He escuchado a gente importante decir que se debieron quemar estas películas. Lo que intenté fue poner estas películas en el contexto adecuado y explicar por qué se hicieron y por qué la gente quería ver este tipo de cine”.

“Se trata de hacer que la gente vea las cosas con otros ojos. México es un país muy clasista, y estamos muy acostumbrados a decir: ‘Bueno, eso no vale mucho’, o ‘Eso es una porquería'”.

García Besné señala que las películas atrajeron a grandes audiencias de mexicanos de clase trabajadora que adoraban el drama, el suspenso, el romance y el escapismo que ofrecían.

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Parte del archivo se encuentra en Tepoztlán, donde también se realizan proyecciones en Batacine. Foto: Cortesía del archivo Permanencia Voluntaria

“Estas películas provenían de la gente y eran amadas para la gente, y eso las convierte en parte de nuestra cultura”, señala. “Además, el cine es un arte y una industria, y siempre ha sido ambas cosas”.

Para García Besné y muchos otros, las películas también actúan como barómetros sociales, culturales y económicos de un México en transformación. Con frecuencia, dice, las historias detrás de las películas son tan fascinantes como las propias películas.

Azteca Films, una empresa fundada formalmente en 1930, tenía como objetivo llevar el cine latino a los latinoamericanos en Estados Unidos.

“Produjo miles de películas y apeló a la nostalgia de los mexicanos que vivían en Estados Unidos”, comenta la archivera.

“Mucha gente no sabe que en muchas de estas películas se filmaron montones de escenas muy mexicanas, de mercados, comida y catedrales, para alimentar esta nostalgia. También había películas basadas en la historia, las leyendas y los héroes mexicanos, y después las películas de rancheras y rumberas y los melodramas y las películas de lucha libre. También hubo una época en la que la gente se sentaba en los pasillos para que pudieran bailar con los números musicales. Todo se hacía por lo que la gente quería y por lo que estaba de moda“.

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Un póster de Santo contra Cerebro del Mal. Foto: Cortesía del archivo Permanencia Voluntaria

La ignorancia y el esnobismo no han sido los únicos obstáculos. El archivo, que necesita recaudar 45 mil dólares al año para mantenerse a flote, no es inmune a la ira de la naturaleza. El potente terremoto que sacudió a México en septiembre de 2017 destruyó cinco películas, dejó otras ocho incompletas y estuvo a punto de acabar con algunos de los tesoros más preciados de Permanencia Voluntaria.

El archivo conserva los negativos originales de varias de las películas de El Santo, incluyendo su debut, Santo contra Cerebro del Mal, y su continuación, Santo contra Hombres Infernales. Ambas se filmaron en Cuba justo antes de que Fidel Castro entrara en La Habana en 1959.

“Estas películas son históricas porque marcan el debut del héroe de la cultura popular más importante de México, pero también fueron las últimas películas filmadas por una compañía extranjera en La Habana antes de que Castro tomara el poder”, comenta García Besné.

Por suerte, el director danés Nicolas Winding Refn había decidido invertir en la restauración de las películas del Santo, y solo tres días antes del terremoto, García Besné las había empaquetado y enviado a Los Ángeles para su digitalización.

La archivera espera que las películas de Permanencia Voluntaria encuentren un público más amplio el próximo año, cuando algunas de ellas sean lanzadas en Blu-ray por el sello Indicator de la empresa británica Powerhouse Films. La serie incluirá las dos primeras películas del Santo, películas de lucha libre femenina, y las dos primeras películas de terror habladas de México, La llorona y El fantasma del convento.

A pesar de su afán y entusiasmo, García Besné comenta que no podrá seguir investigando, rescatando y restaurando el cine popular mexicano para siempre, por lo que agradecería más ayuda y una nueva mirada crítica.

“En la próxima década quiero que la gente empiece a valorar estas películas y a escribir sobre ellas. Quiero que deje de ser el esfuerzo personal de un solo individuo apasionado. Si muero mañana, tiene que haber alguien que tome la batuta y continúe todo esto”.

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