Los turistas pasean por la playa en medio de una batalla entre grupos criminales
Miembros de la Guardia Nacional patrullan Playa Pescadores en Tulum. Foto: Artur Widak/NurPhoto/Rex/Shutterstock

Una cinta policial de color amarillo brillante ondeaba con la brisa en el exterior de un restaurante situado justo al lado de la zona turística mexicana de Tulum, mientras las luces de una camioneta policial cercana parpadeaban en color azul y rojo.

Las tropas, vestidas con trajes de camuflaje, vigilaban afuera del desértico restaurante nocturno La Malquerida, el lugar donde se produjo un tiroteo entre pandillas que mató a dos turistas e hirió a otros tres vacacionistas.

Anjali Ryot, una bloguera de viajes de la India que vivía en California y estaba de vacaciones celebrando su cumpleaños, y la turista alemana Jennifer Henzold, murieron en el ataque del 20 de octubre, que se cree fue lanzado por uno de los varios grupos criminales locales en un intento de reafirmar su control sobre las redes de drogas y extorsión de la zona.

El atentado fue noticia en todo el mundo. Pero en pocos días, la escena en la calle Centaura Sur volvió a la normalidad: en una noche reciente, los restaurantes estaban llenos y el olor aromático del incienso de copal que queman los comerciantes ambulantes llenaba el aire.

La mayoría de los turistas que visitan la Riviera Maya no son conscientes de que están pasando sus vacaciones en un campo de batalla, comentó un trabajador local. “Se relajan, pero están en medio de una guerra”, dijo.

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Personas observan el sitio arqueológico maya precolombino de Tulum desde una lancha. Foto: Daniel Slim/AFP/Getty Images

La violencia no es exclusiva de Tulum. El mes pasado, los huéspedes de un complejo turístico situado a 100 km de la costa, cerca de Cancún, buscaron refugio después de que unos hombres armados con el rostro cubierto, irrumpieron a bordo de un barco en la playa de un hotel y abrieran fuego, matando a dos presuntos rivales.

Los dos ataques son solo los últimos de una serie de incidentes de gran repercusión en la Riviera Maya que han puesto al borde del precipicio a la joya de la corona de la industria turística del país.

Los turistas siguen visitando Tulum, atraídos por sus retiros de yoga, sus playas de arena blanca ideales para Instagram y sus antiguas ruinas mayas. La ciudad, que en 2017 se autoproclamó como la capital mundial del yoga, también es un lugar fijo en el circuito mundial de DJs.

Sin embargo, la violencia ha suscitado el temor de que siga el rumbo de Acapulco, una ciudad turística antes glamurosa y ahora abrumada por la violencia del narcotráfico.

“Tulum se está convirtiendo rápidamente en un lugar muy peligroso y podría transformarse en otro pueblo monstruoso mexicano”, advierte el Dr. Rafael Barajas, presidente del observatorio ciudadano de Tulum. “Todo el mundo está muy afectado por la violencia. Lo vemos, asustados, y nos preguntamos si esto va a terminar”.

Entre enero y septiembre, en Tulum ocurrieron 65 asesinatos, un 80% más en comparación con el mismo periodo del año pasado.

En julio, un bombero estadounidense fue secuestrado en un complejo turístico y asesinado, mientras que dos mexicanos murieron y una mujer estadounidense resultó herida en junio cuando unos hombres armados abrieron fuego desde unas motos acuáticas. También han muerto turistas de España, Belice y Uruguay.

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Investigadores en Tulum recaban información sobre un tiroteo que ocurrió en un restaurante, en el que murieron dos turistas extranjeras. Foto: Reuters.

En una tarde reciente, se escucharon dos disparos en el centro de la ciudad, pero pocas personas se inmutaron, y un grupo de músicos tradicionales comenzó a tocar cerca de ahí casi de inmediato.

Parece que los turistas no se dan cuenta del aumento de los conflictos, ya que no suelen quedarse mucho tiempo, sin embargo, los lugareños describen una atmósfera de miedo y desconfianza.

En abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, describió a la policía local como “podrida” y la sustituyó por agentes estatales tras una serie de abusos que incluían la muerte en custodia de un refugiado salvadoreño.

El gobierno mexicano anunció planes para desplegar un batallón de guardias nacionales en la región y construir una base en Tulum.

No obstante, la estrategia anticrimen de AMLO no ha logrado detener el derramamiento de sangre, y las tasas de homicidio siguen siendo obstinadamente altas. El presidente ha sido criticado por su dependencia al ejército en lugar de reformar la policía, que con frecuencia se ve superada en armamento por las facciones criminales en conflicto.

Las autoridades locales señalan que alrededor de 10 grupos rivales están luchando por el control de las redes de extorsión de Tulum y el lucrativo mercado local de drogas. “Nos enfrentamos a un problema de oferta y demanda de drogas”, dijo el fiscal Oscar Montes de Oca a la radio local.

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Miembros de la guardia nacional vistos en el centro de Tulum. Foto: Artur Widak/NurPhoto/Rex/Shutterstock

Los hoteleros culpan al auge de los festivales y las fiestas de la creciente demanda de estupefacientes, que continuó durante la pandemia.

Un trabajador de un bar comentó que los establecimientos se enfrentan al dilema de pagar el dinero para protección, permitir la venta de drogas en sus locales o cerrar.

El rápido crecimiento de la industria turística de Tulum no solo implica violencia, sino también un desarrollo muy irregular y graves daños medioambientales.

“Si continuamos por este camino cada vez habrá más tiroteos y la gente seguirá vendiendo sus casas y yéndose”, dijo Karla Acevedo, vocera de un grupo de activistas ambientales, Tulum Sustentable. “Tulum tiene que decidir qué tipo de destino quiere ser”.

Han muerto pájaros y mamíferos en las carreteras tras huir de grandes eventos en la selva y de la música alta“, añade. “Además, estamos conectados al mayor sistema subterráneo de agua dulce del mundo y lo estamos contaminando porque no tenemos un sistema de alcantarillado adecuado”.

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Miembros del recién creado batallón de seguridad turística de la guardia nacional patrullan una playa de Cancún, por la costa de Tulum. Foto: Elizabeth Ruiz/AFP/Getty Images.

Se espera que el nuevo aeropuerto impulse una industria turística que representa la mayor parte de los ingresos del estado. Según se informa, un número récord de estadounidenses visitó la región de Quintana Roo en 2020, con aproximadamente 4 millones de turistas de todos los países que llegan a Tulum cada año.

Para satisfacer la creciente demanda, la construcción de nuevos condominios y hoteles de lujo avanza rápidamente, proyectando una sombra cada vez mayor sobre los barrios marginales adyacentes.

“Existe la sensación de que puedes hacer lo que quieras cuando vienes a un lugar como Tulum”, comentó Acevedo, sobre los inversionistas, los turistas y los delincuentes. “Hay tanta corrupción e impunidad; está generando una sensación de caos”.

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