Conmoción en Colombia por el asesinato de un activista indígena de 14 años
Breiner David Cucuñame. Foto: Twitter/ParquesColombia

Un activista indígena de 14 años fue asesinado en Colombia, provocando el horror y la conmoción por el último de una serie de asesinatos de ecologistas y líderes sociales cometidos en el país sudamericano.

El viernes, Breiner David Cucuñame fue asesinado con arma de fuego mientras patrullaba con la Guardia Indígena, un grupo desarmado que busca proteger las tierras indígenas de las incursiones de los numerosos grupos armados del país.

Cucuñame, miembro del pueblo nasa, estaba acompañando a su padre cuando él y otros dos miembros de la Guardia fueron asesinados en una emboscada, según informó la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), una organización indígena local.

Las autoridades indígenas culparon del asesinato a los miembros disidentes del grupo rebelde ahora desmovilizado, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“La guardia indígena es la protectora de la tierra y el medio ambiente, y Breiner lo representaba”, dijo Eduin Mauricio Capaz, coordinador de derechos humanos de la agrupación ACIN. “El asesinato de Breiner es el resultado de un fenómeno que llevaba años formándose. En Colombia, los grupos armados vuelven a dominar”.

Las nuevas cifras publicadas esta semana mostraron que el año pasado, un líder social -ya fuera un defensor de los derechos humanos, un activista comunitario o un ecologista- fue asesinado cada 60 horas en Colombia.

El total de 145 víctimas registrado en 2021 fue inferior al del año anterior, que ascendió a 182, sin embargo, el país sigue siendo uno de los más peligrosos del mundo para los activistas.

“Cada caso nos entristece profundamente, debido al impacto que tienen en las comunidades”, comentó el lunes Carlos Camargo, defensor de los derechos humanos.

Muchas personas en Colombia esperaban que este tipo de violencia quedara en el pasado cuando el gobierno firmó un acuerdo de paz en 2016 con las FARC, que en ese momento era el mayor ejército guerrillero de Latinoamérica.

Dicho acuerdo de paz, al menos en teoría, puso fin a una guerra civil de baja intensidad que duró décadas y que cobró la vida de más de 260,000 personas y obligó a 7 millones de personas a huir de sus hogares. El ejército colombiano, los grupos paramilitares aliados del Estado, los narcotraficantes y otras guerrillas de izquierda contribuyeron al derramamiento de sangre.

No obstante, desde entonces, el conflicto sigue asolando a las comunidades de todo el país, ya que los disidentes de las FARC y otras facciones armadas actúan en su lugar. Los líderes sociales son las personas más afectadas por el derramamiento de sangre, ya que en muchos casos son considerados como los ejecutores del acuerdo de paz.

“¿Por qué los líderes sociales son un objetivo?”, preguntó Elizabeth Dickinson, analista principal para Colombia del International Crisis Group. “Porque suelen ser las pocas voces dentro de una comunidad aterrorizada y traumatizada que están dispuestas a hablar en contra de las afectaciones causadas por la violencia, ya sea contra sus comunidades o el medio ambiente”.

“Las amenazas contra los activistas no son ningún secreto para nadie; se le ha advertido al gobierno en repetidas ocasiones -por parte de la comunidad, de los militares, del defensor del pueblo estatal- sobre los riesgos”, señaló Dickinson.

“Con demasiada frecuencia, la respuesta es reactiva, cuando ya es demasiado tarde, en lugar de llevar a cabo el arduo trabajo de la prevención para cambiar el contexto en el que trabajan estas personas”.

La edad no constituye un escudo en Colombia, país en el que el año pasado Francisco Vera, un activista de 12 años, recibió una serie de amenazas de muerte por sus discursos públicos contra la destrucción del medio ambiente.

Durante las décadas de conflicto que ha vivido el país, los niños suelen ser los más perjudicados, comentó Dickinson.

“En la zona en la que asesinaron a Cucuñame, se informó que casi 100 menores fueron reclutados de manera forzada por los grupos armados en 2021, en muchos casos con falsas promesas o amenazas”, señaló la analista. “Los niños han perdido a sus padres a causa de la violencia, se han visto obligados a desplazarse y, como en este caso, han sido víctimas de la violencia de forma directa”.

Síguenos en

Google News
Flipboard