¿Llegó el momento de cambiar los cubrebocas de tela por los FFP2?
Aunque la legislación inglesa ya no exige el uso de cubrebocas, el gobierno sugiere que se sigan usando en espacios cerrados y concurridos. Foto: Adrian Sherratt/The Guardian

Durante los primeros días de la pandemia, la decisión era sencilla: o usabas un cubrebocas de tela reutilizable o un cubrebocas quirúrgico desechable. Conforme pasaron los meses, se multiplicó la oferta de cubrebocas y otras formas de protección, mientras que la aparición de variantes más transmisibles motivó que algunos países impusieran el uso de los cubrebocas de protección (FFP) en los espacios públicos.

Los cubrebocas FFP2 filtran al menos el 94% de las partículas de 0.3 micras –que cubren la mayoría de los aerosoles respiratorios portadores de virus que permanecen en el aire– y, según la investigación del Dr. Richard Sear de la Universidad de Surrey y sus colegas, normalmente son tres veces más eficaces respecto a la filtración de partículas más grandes, características de las gotas que se producen cuando hablamos, en comparación con los mejores cubrebocas de tela de tres capas.

Entonces, ¿llegó el momento de cambiar nuestros cubrebocas de tela por los FFP2 o las alternativas de próxima generación? ¿Y es posible hacerlo sin recurrir a los cubrebocas de un solo uso?

Cubrebocas de tela

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Foto: Adrian Sherratt/The Guardian

El objetivo de los cubrebocas de tela reutilizables no es bloquear las partículas ultrafinas, como los aerosoles que transportan virus, pero sí atrapan las gotas respiratorias más grandes, por lo que son mejores que nada. También tienen la ventaja de ser lavables –idealmente en agua con jabón a más de 60ºC–, lo que permite reducir los residuos.

Aunque los cubrebocas de tela son menos eficaces en cuanto al filtrado, “debido a la gran cantidad de parámetros que intervienen en la transmisión de enfermedades, aún no comprendemos hasta qué punto esto repercute en la propagación de las enfermedades“, comenta el Dr. Joshua Robinson, físico de la Universidad de Bristol que ha estudiado el rendimiento de los cubrebocas. “Si la gente desea mejorar el rendimiento de sus cubrebocas de tela, es probable que resulte útil mejorar su sellado en la cara en zonas problemáticas, como alrededor de la nariz”.

Cubrebocas antibacteriales

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Foto: Adrian Sherratt/The Guardian

Algunos modelos de cubrebocas FFP2, como el cubrebocas multiuso lavable Cradle (en la foto), incorporan un recubrimiento hecho a base de cloruro de plata denominado ViralOff, que, aseguran, destruye el 99% de las partículas virales en dos horas. Esto no esterilizaría el aire entrante, pero podría reducir el riesgo de que el virus caiga en tus manos y se transmita a otros lugares. Como el recubrimiento del cubrebocas también destruye las bacterias y los hongos, también podría reducir el riesgo del “acné por cubrebocas”.

Robinson señala que es probable que la calidad del filtro –incluida la carga electrostática de las fibras, que mejora el rendimiento de los cubrebocas– se deteriore con el tiempo. Cradle señaló que la capacidad de su cubrebocas para filtrar partículas de 0.3 micras disminuyó del 98.7% al 96% después de 100 horas de lavado a mano en detergente suave a 40°C, con secado al aire libre entremedio, lo que significa que seguiría cumpliendo los estándares FFP2.

Cubrebocas transparentes

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Foto: Adrian Sherratt/The Guardian

La empresa Helloface fue fundada para ayudar a las personas sordas o con problemas de audición a comunicarse, algo que los cubrebocas convencionales dificultan porque ocultan los movimientos de la boca y otras señales faciales. Promociona su cubrebocas médico transparente como alternativa a los cubrebocas quirúrgicos e incluye elementos antimicrobianos y antiempañantes. Aunque no está diseñado para ser reutilizado, los componentes de plástico son reciclables.

Cubrebocas UV

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Foto: Adrian Sherratt/The Guardian

Aunque puedes parecer Darth Vader con este cubrebocas, el UVMask es uno de los diversos productos de protección que se están desarrollando y que incorporan luz UV-C –una longitud de onda que inactiva los virus destruyendo su envoltura de proteína– para purificar el aire entrante y saliente. Todavía no ha recibido la aprobación regulatoria, por lo que se desconoce si esta idea funcionará, ya que, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, existen pocos datos publicados sobre la longitud de onda, la dosis y la duración de la radiación UV-C necesaria para inactivar el SARS-CoV-2.

Este cubrebocas también cuenta con dos filtros FFP2, que probablemente serán los que realicen todo el trabajo pesado, comenta Aaron Collins, un ingeniero que prueba y evalúa cubrebocas. En su opinión, “lo que te queda es un dispositivo”.

Reutilizar cubrebocas desechables

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Foto: Adrian Sherratt/The Guardian

Aunque no se indica en el empaque, muchos expertos en cubrebocas sostienen que es seguro reutilizar los cubrebocas desechables FFP2, siempre y cuando se tomen algunas precauciones: únicamente reutilizar tu propio cubrebocas; tirarlo si estuviste en contacto cercano o prolongado con una persona infectada o si muestra algún signo de obstrucción, si es más difícil respirar a través de él o si las cintas o el cubrebocas pierden su forma, es decir, si ya no forma un sello hermético con la cara; y descontaminarlo entre un uso y otro. Para ello, debes colgarlo en un lugar limpio y seco (no sobre un radiador) o guardarlo en una bolsa de papel transpirable durante cinco o siete días, mientras usas otro cubrebocas.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos señalan que los cubrebocas N95 (equivalentes al FFP2) “se pueden utilizar varias veces en estrategias de capacidad de crisis”, aunque recomiendan sustituirlos después de cinco usos. “Mi recomendación respecto a la reutilización para la población en general es de 40 horas de uso total, o si las cintas o el cubrebocas pierden su forma, afectando su ajuste a la cara, lo que ocurra primero”, dice Collins.

Nunca rocíes los cubrebocas con alcohol o desinfectante, ya que pueden dañar las fibras o perjudicar los pulmones, ni metas los cubrebocas desechables en la lavadora, la secadora, el microondas o un horno caliente, que también pueden dañar las fibras. De acuerdo con una investigación de la Universidad FH de Münster, en Alemania, es posible descontaminar con seguridad los cubrebocas plegables FFP2 calentándolos en un horno a 80ºC durante 60 minutos, o sellándolos en una bolsa para congelador e hirviéndolos durante 10 minutos, aunque se pueden dañar las cintas elásticas, por lo que conviene checarlos.

Purificadores de aire

Desde hace mucho tiempo se han utilizado purificadores de aire en los quirófanos de los hospitales para reducir el riesgo de infecciones postoperatorias, sin embargo, cada vez se utilizan más unidades portátiles en escuelas y asilos con la hipótesis de que también reducirán el riesgo de infecciones por coronavirus. Aunque se ha comprobado que reducen la cantidad de virus presentes en el aire –en algunos casos hasta niveles indetectables-, estos estudios fueron de tamaño reducido y aún no han demostrado que los purificadores de aire reduzcan el riesgo de infección, ni en qué medida, ni cuál es la mejor manera de utilizarlos.

“Es posible que funcionen, pero necesitamos (esta información) para tomar decisiones sensatas, racionales y basadas en evidencia”, señala el profesor Alastair Hay, de la Universidad de Bristol, que dirige un estudio sobre purificadores de aire portátiles en asilos. Recalca que la presencia de un purificador de aire no debe constituir una excusa para relajar otras medidas de protección. “Si resulta que los otros comportamientos son los que realmente realizan el trabajo pesado, entonces se podría terminar provocando daños”.

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