Cómo <i>Encanto</i> toca una fibra sensible en un mundo diverso

“¡A mis hijos les ENCANTA!” “¡Es MASIVA en nuestra casa!” El grupo de WhatsApp del grupo de kínder de mi hija -que suele albergar mensajes sobre suéteres escolares perdidos y consejos para los clubes de mitad de curso- estalla en emojis y letras mayúsculas cuando se menciona Encanto de Disney. Un niño de ocho años, obsesionado, se aprendió la letra de todas las canciones, al igual que la mayoría de sus compañeros. El hijo de A, de cinco años, exige saber cómo se dice la letra en español. La Encanto-manía se está apoderando de la vida de los niños.

Para quienes no estén iniciados, Encanto es la 60ª película de animación de Disney, que incluye canciones ridículamente pegajosas de Lin-Manuel Miranda, el compositor de Hamilton. Cuenta la historia de la mágica familia Madrigal, que vive en una casa encantada escondida en las montañas de Colombia. Cada miembro del clan está bendecido con un don extraordinario, excepto Mirabel, de 15 años (con la voz de Stephanie Beatriz, de Brooklyn Nine), que tiene dificultades para encontrar su lugar en la familia.

Encanto no es precisamente un cuento de hadas, sino una saga familiar con una pizca de realismo mágico. Trata sobre el amor incondicional, la comprensión del valor de uno mismo y el peso de satisfacer las expectativas de la familia. Es posible que los confinamientos por Covid-19 nos hayan puesto de humor para una película sobre dinámicas familiares complejas, con el toque de las movidas canciones de Miranda.

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Sin dones gratis… la luchadora Mirabel en Encanto. Foto: Disney

En Estados Unidos, Encanto se estrenó en los cines durante el fin de semana del Día de Acción de Gracias en noviembre, unas semanas después de que los niños de entre cinco y once años fueran elegibles para ser vacunados contra el coronavirus. Sin embargo, su llegada coincidió con la noticia de la variante ómicron, lo cual disminuyó la venta de entradas. La película recaudó 40.3 millones de dólares en Estados Unidos durante el periodo vacacional, más 29.3 millones de dólares en el resto del mundo. Nada de qué escribir en casa. “Una apertura aceptable para los estándares de la pandemia, y una apertura débil para los estándares de Disney+”, dijo un experto en el periódico New York Times. Se estrenó en Disney+ el día de la víspera de Navidad.

Dos meses después de su estreno en cines, Encanto es un inesperado éxito de Disney, un momento cultural y una moda. Muchas de las familias con las que hablo pasaron la Navidad viéndola una y otra vez, reproduciendo las canciones desde el desayuno hasta la hora de acostarse. El total global acumulado de streams de la banda sonora es de mil 500 millones. “Creo que somos responsables del 50% de las reproducciones en el Reino Unido”, bromea una de las madres del grupo de WhatsApp. La revista del sector Toy Insider informó que la Casa Madrigal Mágica de Encanto, de 80 dólares, fue uno de los juguetes más vendidos en Navidad.

Y tenemos que hablar de Bruno. La semana pasada, la canción de Encanto “No se habla de Bruno” alcanzó el número 1 en la lista de éxitos del Reino Unido, convirtiéndose en la primera canción original de Disney en lograrlo. Se trata de un número conjunto cantado por la familia Madrigal que cuenta la historia de su tío perdido, Bruno, el marginado de la familia (profetizó que todos perderían sus poderes mágicos). La canción es la clásica fusión musical de Miranda: folclore cubano con Broadway y hip-hop. Tiene 137 millones de visitas en YouTube. Un crítico bromeó diciendo que era la segunda canción más adictiva que había salido de Colombia.

Ve el video de No se habla de Bruno

Ni siquiera Jared Bush, uno de los dos directores de la película, esperaba que Bruno fuera la canción estrella. Hablando a través de Zoom desde Los Ángeles, sacude la cabeza con incredulidad, sonriendo: “Lo que está ocurriendo ahora, la canción de Bruno, el hecho de que despegó y todo el mundo quiere cantar esas partes…” Hace una pausa para asimilarlo todo. “Nunca hubiera pensado que esa sería la canción que arrasaría. Me gusta muchísimo, pero es una canción complicada que requiere un contexto”.

Bush comenzó a intuir la Encanto-manía cuando la gente le empezó a decir que checara TikTok. “La gente decía: ‘¿Viste estos TikToks? Tienes que hacerte una cuenta, hombre‘”. El hashtag #Encanto cuenta con más de 13 mil 600 millones de visualizaciones en la aplicación, donde los usuarios comparten videos de ellos mismos haciendo playback y actuando a la par de las escenas.

TikTok incluso creó estrellas de las redes sociales de Encanto. En diciembre, Maribel Martínez, de 23 años, publicó un video en el que hacía playback con “Surface Pressure”, para mí la canción más pegajosa de la película. La canta la hermana mediana, Luisa Madrigal, que tiene una fuerza sobrehumana pero que siente el estrés de siempre tener que ser la persona fuerte.

“Dáselo a tu hermana, no le duele, a ver si puede aguantar todas las cargas familiares”, canta Luisa. Martínez se grabó después de que sus amigos le indicaron su parecido con Luisa. Su video tiene más de 35 millones de visualizaciones.

Martínez añadió un sincero texto al video: “Esto se trata de algo más que de parecerme a ella. Cuenta mi historia”. En una entrevista con NBC News explicó cómo la película reflejaba sus experiencias al crecer: “[Se] conecta con una comunidad hispana en la que la dinámica familiar se desarrolla así y en la que tenemos mucha presión”.

Le pregunto a Yvett Merino, una de las productoras de la película que es latina, sobre la conexión que la audiencia latina tiene con Encanto. El camino de Merino hacia la sala de juntas de Disney no fue el tradicional; después de estudiar sociología, se convirtió en trabajadora social durante un año, después entró a trabajar en Disney como empleada temporal y fue ascendiendo. Me cuenta que el personal latino de Disney formó un grupo llamado Familia, que se convirtió en una especie de consejo asesor para la película: se reunían una vez al mes para hablar sobre sus vidas y experiencias, leer los borradores de los guiones y ver los primeros cortes. Su retroalimentación era franca, dice Merino, riendo: “Bromeaba diciendo que eran una verdadera familia, porque eran honestos. Cuando no les gustaba, nos lo decían”.

Disney trabajó arduamente para captar un sentido auténtico de la cultura y el lugar de Encanto. Los directores de la película trabajaron con documentalistas y guionistas colombianos en viajes de reconocimiento. Contrataron a actores con ascendencia colombiana: El padre de Stephanie Beatriz es colombiano; John Leguizamo, que da voz a Bruno, nació en la capital, Bogotá. La estrella de la televisión colombiana María Cecilia Botero da voz a Alma, la abuela de Mirabel.

También es llamativo que muchos de los directores son latinos. Merino es de origen mexicano mientras que Miranda es de ascendencia puertorriqueña. La compositora latina Germaine Franco, que orquestó y adaptó las canciones de Miranda, creció a 10 minutos de la frontera mexicana en Texas, inmersa en la música latina. Su impresionante partitura incluye instrumentos folclóricos tradicionales autóctonos de Colombia, me cuenta, como el arpa llanera, un arpa (diferente del arpa mexicana y paraguaya, explica); y una flauta que tocan en Colombia llamada gaita, que emite un sonido similar al de un pájaro. “Cuando la gente escucha la música y dice que sí, que suena a música colombiana o que suena a música latina, entonces se puede sentir orgullosa de ello. Se ven a sí mismos, se escuchan a sí mismos”.

Franco es la primera mujer que compone una película de animación de Disney, y fue la primera compositora latina invitada a formar parte de la rama musical de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Comenta que Disney Animation está contratando más voces diversas: “Noto la diferencia en las reuniones. Al tener a Yvett Merino y a Charise [Castro Smith, coguionista de Encanto] presentes, no soy la única persona de color en la sala, algo que ha sido mi experiencia en muchos proyectos. Siento que Disney se está esforzando y está mostrando su apoyo al contratar a gente de color“. Sin embargo, esta semana el estudio recibió críticas por parte del actor Peter Dinklage, que criticó su remake “retrógrada” de Blancanieves y los siete enanos.

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De guionista a codirectora… Charise Castro Smith. Foto: Willy Sanjuan/Invision/AP

La guionista que menciona, Charise Castro Smith, es una dramaturga contratada como coguionista para el guion que terminó codirigiendo la película. (“La mejor decisión de la película”, bromea Bush). Como cubanoamericana de primera generación, una de las primeras escenas en las que trabajó Castro Smith fue el prólogo que explica el “milagro” Madrigal. En un retroceso, vemos a la Abuela Alma, la abuela de Mirabel, como una joven mujer que huye de su casa con su esposo, Pedro. Cuando Pedro se sacrifica para salvar a su familia, el dolor de Alma suscita el milagro que le otorga el don a su familia. Pero a lo largo de los años, Alma ejerce una enorme presión sobre su familia para que esté a la altura de su don.

Merino considera que esta historia de traumas y expectativas intergeneracionales explica en cierto modo la respuesta emocional de las audiencias latinas, como los seguidores de Maribel Martínez en TikTok. Se trata de inmigrantes de primera y segunda generación que crecieron escuchando las historias de los sacrificios de sus padres y abuelos: “Estas historias se quedan contigo”, comenta Merino. “Escuché lo mucho que trabajaron mis padres para darnos una mejor vida. Eso se queda en ti. Creces con esa presión de decir: Tengo que hacer esto debido a lo mucho que se sacrificaron. Creo que eso es en realidad una parte de lo que impacta, lo que conecta con las personas”.

Y no se trata únicamente de la comunidad latina. Hablo con una madre londinense de ascendencia sudasiática que siente una conexión con la dinámica familiar de Encanto. “Toda la película se dirige a una unidad familiar diferente. Las personas de origen no blanco se pueden identificar de verdad con la complejidad de una familia multigeneracional”.

Sus hijos no son espectadores habituales de Disney: “A mi hija mayor no le gustan las princesas y es un poco snob del cine”. Pero ya llevan su quinta repetición de Encanto. “Existe algo en un Disney realmente bueno que impacta”, comenta. “Algo que puedes poner en práctica enseguida. Con Encanto, es el mensaje: Seamos más amables unos con otros. Todos hemos pasado por situaciones difíciles. Se trata de entender que nuestros padres, nuestros abuelos, tuvieron momentos difíciles; las cosas eran diferentes hace 50 años”.

Una última pregunta para Merino, es posible que sea un poco cursi, advierto. Cuando era niña, ¿cómo se habría sentido viendo Encanto? “¡Para nada es cursi! Siempre digo que esta es la película que me hubiera gustado tener cuando era pequeña. Al crecer, no vi historias que se parecieran a mi familia, que se parecieran a mí“.

“Tengo un hijo de 12 años y una hija de siete. Puedo ver Encanto a través de sus ojos. Sé que mis hijos están creciendo viéndose a sí mismos. Ayer mi hija vino a casa diciendo que todo el mundo canta la canción de Bruno en la escuela. Cuando llegaron los muñecos, los abrió y dijo: ¡Tiene ojos cafés como yo! Inmediatamente se vio a sí misma en los muñecos“.

En el grupo de WhatsApp de la escuela, una madre comparte un video de su hija bailando de forma expresiva frente a la tele, mientras se reproduce Encanto. Está en su propio universo, bailando con el tipo de intensidad sobre dramatizada que puedes recordar de los videos virales de niños cantando Let it Go de Frozen hace unos años. Consulto la tienda en línea de Disney:

Los vestidos de Mirabel están agotados.

Encanto se encuentra en cines y en Disney+.

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