La policía canadiense interviene para arrestar a los manifestantes de la caravana de camioneros de Ottawa
La policía entró en el campamento de protesta que se encuentra en Ottawa en la mañana del viernes. Foto: Carlos Osorio/Reuters

La policía de Ottawa comenzó a detener a los manifestantes de la llamada “caravana de la libertad”, que ha paralizado la capital canadiense durante semanas y llevó al primer ministro Justin Trudeau a invocar los poderes de emergencia.

Decenas de policías se dirigieron al campamento de protesta situado cerca de la Colina del Parlamento en la mañana del viernes, deteniendo a los manifestantes e intentando desalojar a la gente de los vehículos que han bloqueado la ciudad desde finales de enero.

Un dron de la policía sobrevoló el campamento mientras la policía, que en algunos casos llevaba armas automáticas y vestía cascos y uniformes grises, entró en el campamento. Se vio al menos un vehículo blindado.

Algunos manifestantes se rindieron y fueron puestos bajo custodia; en otros casos se vio cómo los llevaron esposados.

La policía de Ottawa dejó en claro el jueves que se estaba preparando para poner fin al asedio y retirar más de 300 camiones, furgonetas y otros vehículos.

El jefe de policía interino de la ciudad advirtió que “la acción es inminente” y en la noche del jueves fueron detenidos dos destacados líderes de la protesta. Chris Barber y Tamara Lich se enfrentarán a cargos de daños y de dar asesoría para cometer daños.

La Cámara de los Comunes de Canadá canceló sus labores el viernes, y el presidente Anthony Rota advirtió a los legisladores que “se mantuvieran alejados del centro de la ciudad hasta nuevo aviso” debido a una prevista operación policial.

Con temperaturas cuya sensación térmica rondaba los 23 grados bajo cero, los manifestantes comenzaron su día desenterrando sus vehículos de la fuerte nevada que cayó durante la noche. Un viento helado soplaba a través de los campamentos de protesta, mientras decenas de manifestantes se acurrucaban alrededor de las fogatas y observaban con cautela el aumento del número de policías.

“Haga lo que haga la policía, ya perdió toda legitimidad de cualquier manera”, dijo un miembro de la caravana.

Algunos manifestantes prometieron resistirse a la represión que se avecinaba, y animaron a otros a encerrarse en sus vehículos. “Necesitarán las quijadas de la vida si quieren sacarme”, dijo uno.

La policía de Ottawa pidió a los manifestantes que “permanezcan pacíficos y respetuosos con la ley”, advirtiendo en Twitter: “De acuerdo con la legislación provincial y federal, se enfrentarán a severas sanciones si no suspenden su actividad ilegal y retiran su vehículo y/o propiedad de forma inmediata de todos los lugares de protesta ilegal”.

El lunes, Trudeau se convirtió en el primer primer ministro en invocar la Ley de Emergencia, la cual le otorga a su gobierno amplios poderes para prohibir las reuniones en determinados lugares, remolcar vehículos, suspender licencias de conducir y congelar cuentas bancarias.

El campamento situado en la capital representaba la última fortaleza del movimiento después de tres semanas de manifestaciones y bloqueos que cerraron varios cruces de frontera con Estados Unidos y desencadenaron una crisis política.

En un principio, las manifestaciones se centraron en el requisito de vacunación para los camioneros que entran a Canadá, no obstante, las demandas de algunos manifestantes se intensificaron hasta llegar a exigir la derogación de todas las medidas de salud de Covid-19, e incluso el derrocamiento del gobierno de Trudeau.

Los elementos marginales, entre los que figuran activistas de extrema derecha, grupos nacionalistas y teóricos conspirativos, han desempeñado un papel central en las protestas desde el principio, y las autoridades expresaron su preocupación por el potencial riesgo de violencia.

La policía dudó sobre si debía actuar contra los manifestantes, en parte por el temor a que algunos estuvieran armados. Sin embargo, la ocupación avivaba las tensiones con los residentes locales, que se quejaron de acoso e intimidación, y obtuvieron una orden judicial para detener el incesante ruido de los cláxones de los camioneros.

Los manifestantes representan una pequeña minoría en Canadá. El país tiene uno de los mayores índices de vacunación completa del mundo, con más del 80% de la población vacunada.

Las protestas también inspiraron caravanas similares en Francia, Nueva Zelanda y Holanda.

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