‘Necesitamos pan’: temor en Medio Oriente por el impacto de la guerra en Ucrania en las importaciones de trigo
Varios hombres hacen fila para comprar pan en una panadería de El Cairo. La escasez de harina ya está afectando a algunos países de la región. Foto: Mohamed Abd El Ghany/Reuters


En Medio Oriente y el norte de África crece la preocupación de que la guerra en Ucrania provoque el aumento de los precios de los alimentos básicos ya que el suministro de trigo se ve afectado, lo que podría fomentar los disturbios. Rusia y Ucrania suministran una cuarta parte de las exportaciones mundiales de trigo, mientras que Egipto es el mayor importador mundial de trigo.

En Túnez, al igual que muchas personas que se forman para comprar pan en la extensa medina, o ciudad antigua de Túnez, Khmaes Ammani, un jornalero, comentó que el aumento del costo de la vida lo estaba afectando negativamente. “Nunca hay dinero a fin de mes”, dijo. “Incluso tengo que pedir prestado. Todo se está volviendo más caro“.

Casi la mitad de las importaciones de trigo de Túnez proceden de Ucrania, y la invasión rusa ha provocado que los precios alcancen su nivel más alto en 14 años. Aunque el Estado tunecino controla el precio del pan, la gente teme que inevitablemente se vea afectada.

“Si el precio del pan sube, significará recortes en otros lugares”, dijo Ammani. “Necesitamos el pan”.

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Mujeres se forman para comprar pan en Port Said, Egipto. Los precios del pan están fuertemente subvencionados y no han aumentado en décadas. Foto: Mohamed Abd El Ghany/Reuters

Túnez es un país muy vulnerable a este tipo de repercusiones, con una economía frágil, afectada en los últimos años por la inflación y el elevado desempleo, y que carga con una gran deuda pública. Sin embargo, no es en absoluto el único país de Medio Oriente y el norte de África que se enfrentaría a dificultades en caso de una interrupción prolongada de la cadena de suministro y un aumento de los precios.

Yemen, asolado por la guerra desde 2014, importa casi la totalidad de su trigo, y más de un tercio proviene de Rusia y Ucrania. Tiene una gran dependencia del pan, del que se cree que constituye más de la mitad de la ingesta calórica del hogar promedio.

Líbano, un país inmerso en una crisis económica con una inflación que alcanza cifras récord, suele importar más de la mitad de su trigo de Ucrania. El viernes pasado, se informó que el ministro de Economía y Comercio, Amin Salam, dijo que el país tenía suficiente trigo para “un mes, o un mes y medio”. Añadió que el gobierno estaba conversando con otros proveedores, entre ellos Estados Unidos, “que han expresado su voluntad de ayudar si necesitamos importar grandes cantidades de trigo”.

Abeer Etefa, vocera del Programa Mundial de Alimentos radicada en El Cairo, indicó que muchos de los productos básicos ya afectados por la invasión rusa eran “de especial importancia” para Medio Oriente y el norte de África. No obstante, advirtió que no es fácil conseguir cereales de otros exportadores.

“Este año hay un excedente en la producción mundial de trigo, pero si nos fijamos de dónde procederá el trigo, significa un plazo de entrega más largo y costos de transportación más altos [que desde Ucrania]”, señaló.

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Una mujer compra pan en el mercado central de la capital de Túnez. Foto: Mohamed Messara/EPA

En Egipto, país en el que el pan sin levadura es un alimento básico, gran parte de su trigo proviene de Rusia y Ucrania. Incluso antes de la invasión, dado que los precios aumentaron un 80% entre abril de 2020 y diciembre de 2021, el gobierno informó que planeaba aumentar el costo del pan fuertemente subvencionado por primera vez en décadas después de que el presidente Abdel-Fattah El-Sisi dijo: “No puedo proporcionar 20 barras de pan al precio de un cigarro”.

El primer ministro egipcio, Mostafa Madbouly, señaló que el Gobierno “garantizaría que las personas más necesitadas no se vean perjudicadas”, pero no proporcionó más detalles. En Líbano, que también subvenciona el pan, Salam advirtió que el banco central no podría mantenerse al día si seguían aumentando los precios.

En una región con una larga historia de disturbios políticos y sociales provocados por el agravamiento de las condiciones económicas, en particular los precios inasequibles de los alimentos, los riesgos son evidentes. Etefa señaló que el panorama global resultaba preocupante.

“La guerra conduce a una mayor inseguridad alimentaria, y la inseguridad alimentaria aumenta la posibilidad de disturbios y violencia”, dijo. “Por lo tanto, un conflicto en Ucrania que conduzca al hambre y que lleve a la gente a la inseguridad alimentaria en otros lugares podría tener [el] potencial de provocar disturbios y violencia en otras áreas. Y en realidad, el mundo no se puede permitir otro conflicto”.

Rama Hansraj, directora de Save the Children en Yemen, advirtió sobre un “efecto dominó” global que podría desencadenar “horrores adicionales” en otros países vulnerables.

“En Yemen, ya existen 8 millones de niños al borde de la hambruna. Las familias están agotadas. Se han enfrentado a un horror tras otro durante siete años de guerra. Tememos que no serán capaces de soportar otro impacto, especialmente en el principal ingrediente que mantiene a sus hijos con vida”, dijo.

El gobierno de Túnez permanece hermético respecto a la escasez de harina, a pesar de que la evidencia ya es evidente. En todo el país, las panaderías cierran antes de tiempo o racionan los suministros, mientras crece el enojo de los propietarios.

“Desde hace meses se ha ido acumulando un problema”, dijo Hazem Bouanani, un panadero. “Normalmente, compramos harina en los molinos y el gobierno nos reembolsa. Desde hace 10 meses, no hemos recibido ningún pago“.

Habib Awaida, de la panadería Sabbat, de 80 años de antigüedad, se mostró estoico, declarando que “aunque no encontremos pan, comeremos otra cosa”. Añadió, sin embargo, que depende del gobierno reducir la dependencia de Túnez de las importaciones. “Realmente deberíamos pensar en invertir en nuestro propio trigo“, comentó.

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