Las Maldivas que se están hundiendo planean recuperar tierras del océano
Atolón de Addu. El alcalde indica que, al ser la segunda zona más poblada en las Maldivas, necesita un cambio económico y tierras. Pero los críticos dicen que la tierra recuperada no beneficiará a los lugareños y una evaluación medioambiental indica que podría enterrar 21 hectáreas de corales y 120ha de praderas marinas. Foto: Visit Maldives

En las Maldivas se anunció un controvertido proyecto de recuperación de tierras en un atolón amenazado por el aumento del nivel del mar, con la esperanza de que pueda impulsar el turismo frente al temor de que podría “ahogar el ecosistema”.

Esta nación insular de baja altitud, uno de los países más vulnerables al cambio climático, encargó un importante proyecto de protección de la costa y de recuperación de tierras mediante el uso de arena dragada de una laguna, a pesar de las preocupaciones sobre el impacto en esta reserva de la biosfera de la Unesco.

Van Oord, un contratista marítimo holandés, anunció que creará 194 hectáreas de terreno, incluyendo tres nuevos complejos turísticos insulares, en el atolón meridional de la ciudad de Addu, como parte de un proyecto del gobierno de las Maldivas para estimular la economía local, solucionar la escasez de tierras y proteger el litoral. El proyecto tendrá un costo de 147.1 millones de dólares y será financiado a través de un banco indio.

De acuerdo con Van Oord, se dragarán hasta 5 millones de metros cúbicos de arena de una laguna ubicada en el centro de las seis islas, donde viven al menos 20 mil personas. Según otros cálculos, la cantidad de arena que se extraerá será de 6.9 millones de metros cúbicos.

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Mapa del atolón en el que se muestra dónde estará el terreno recién creado en Addu. Los cálculos de la cantidad de arena necesaria varían entre 5 y 6.7 millones de metros cúbicos.

Ali Nizar, alcalde de la ciudad de Addu, comentó a The Guardian que esto causaría menos daños medioambientales en comparación con la repetición de pequeños proyectos, y que proporcionaría a la región un futuro económico y tierra para la próxima generación. “Addu no tiene suelo para otras actividades económicas y uso industrial en este momento”, indicó, admitiendo: “Es una decisión difícil que hemos tomado”.

Y añadió: “Addu es la segunda zona más poblada en las Maldivas. Necesita un cambio económico, y necesita tener tierra. Ha tenido tres proyectos de recuperación de tierras en los últimos 20 años, esta no es la mejor manera de hacerlo”.

“Con este proyecto, tendremos suficiente tierra para los próximos 50-100 años. Cualquier tipo de proyecto supondría un daño para el medio ambiente, pero lo que tenemos que hacer es tomar medidas para minimizarlo”.

“Nos preocupa mucho que la mayoría de las tierras que se están recuperando no aportarán beneficios para la población local, y que no se resolverán sus problemas de vivienda”. Sara Naseem, Transparency Maldives

Aunque el proyecto cuenta con el apoyo de la opinión pública, la evaluación del impacto ambiental ha suscitado preocupación. El atolón de Addu fue declarado reserva de la Unesco en 2020, gracias a las praderas marinas y los bosques de manglares, que actúan como sumideros de carbono y también proporcionan a la población local un medio de vida procedente del turismo de buceo y la pesca.

El informe indica que la recuperación podría enterrar 21 hectáreas de corales y 120 hectáreas de praderas marinas, y levantará sedimentos que podrían “ahogar los ecosistemas cercanos y afectar su capacidad de recuperación a largo plazo”, repercutiendo en la pesca local y en la vida marina, como los delfines.

Un grupo de organismos medioambientales locales exigió al gobierno de las Maldivas que detenga el proyecto, mientras que un tribunal civil local también busca detener el desarrollo.

Sara Naseem, directora de defensa en Transparency Maldives, señaló que era necesario establecer salvaguardias medioambientales garantizadas, y le preocupa que la población local no se beneficiará lo suficiente. “Las islas adicionales que se están recuperando están destinadas para el desarrollo del turismo, para ser entregadas a los ricos y a la élite para que construyan negocios”, indicó.

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La draga de succión de Van Oord frente a las Maldivas, donde participó en un proyecto anterior de recuperación de tierras. Foto: Van Oord

“Nos preocupa mucho que la mayor parte de las tierras que se están recuperando no vayan a aportar beneficios directos a la comunidad o a la población local, y que no se vayan a resolver sus problemas de vivienda”, señaló Naseem.

Van Oord, que ganó un premio de innovación en materia de dragado por un proyecto anterior de recuperación de tierras en las Maldivas, se comprometió a trabajar con grupos de interés locales, utilizar técnicas sustentables, minimizar la dispersión de cieno en la laguna y crear nuevos corales, además de proporcionar 11 km de nueva protección costera.

Niels de Bruijn, director de dragado, explicó que este tipo de proyectos serían cada vez más comunes en la era de la adaptación al cambio climático, y que también cabría esperarlos en lugares como Bali y las Bahamas. “Esto realmente le ayudará a la población local a tener espacio para construir casas y otras cosas, y a tener actividades turísticas para hacer que sus vidas sean un poco mejores”, dijo.

“Incluso si logramos todos los objetivos (climáticos) de París, seguirá aumentando el nivel del mar. Por eso, la adaptación al cambio climático consiste en estudiar qué podemos hacer para ayudar y proteger a las personas del cambio climático”.

Joyeeta Gupta, profesora de medio ambiente y desarrollo en el sur global de la Universidad de Ámsterdam, señaló: “Muchos pequeños países insulares están invirtiendo en grandes proyectos de extracción de arena para recuperar tierras con el objetivo de aumentar los ingresos procedentes del turismo y, posiblemente, reducir el riesgo de aumento del nivel del mar”.

“Tales estrategias son tanto positivas como negativas; si bien aumentan el potencial de desarrollo y la capacidad de adaptación de las islas, también crean nuevos problemas, como la extracción de arena –que afecta al océano– y un mayor turismo, que afecta la calidad de los corales que desean proteger y preservar”.

“Muchos también importan mano de obra en condiciones que quizás no cumplen los estándares básicos de protección laboral. Por otra parte, estos países intentan afrontar los enormes impactos del cambio climático maximizando las ganancias a corto plazo, ya que su futuro a largo plazo no es tan seguro”.

Este artículo fue modificado el 23 de mayo de 2022 para corregir la ortografía del nombre de Joyeeta Gupta.

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