El histórico punto de encuentro en la frontera de México y EU está en riesgo
Dos mujeres participan en un servicio semanal binacional dirigido por la Iglesia de la Frontera en el Parque de la Amistad en Tijuana, México, en abril. Foto: Toya Sarno Jordan/Reuters

Dan Watman viajó una hora y media para terminar a solo 60 metros de su propia casa.

Watman había llegado al lado estadounidense del Parque de la Amistad, un parque binacional ubicado en el extremo occidental de la frontera entre Estados Unidos y México, donde desde hace varias décadas las familias se reúnen para relacionarse con sus parientes, para hablar sobre la flora autóctona local en el jardín público que él dirige en ese lugar.

A través de los dos muros que protegen la frontera, podía ver su casa en Playas de Tijuana, México. Sin embargo, cruzar la frontera de Tijuana a San Diego podría tomarle entre 90 minutos y cuatro horas.

“Los sistemas radicales de algunas de las plantas autóctonas de esta zona tienen una profundidad de hasta 9 metros”, señaló Watman, hablando por encima del sonido de la música en vivo procedente del festival gastronómico que se celebraba al otro lado de la frontera, en Tijuana. Señaló un toyon, la planta más grande del Jardín binacional de amistad de plantas autóctonas. “Probablemente tenga raíces en ambos lados”, comentó riéndose entre dientes.

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En San Diego, Daniel Watman revisa las plantas que hay en una camioneta antes de conducir al Parque de la Amistad a principios de 2020. Foto: Elliot Spagat/AP
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En enero de 2020, Watman, segundo desde la izquierda, habla con los voluntarios mientras sostiene la primera planta que será colocada en la tierra después de que la patrulla fronteriza removiera un área en el Parque de la Amistad. Foto: Elliot Spagat/AP

Desde hace tiempo, Watman es miembro de Amigos del Parque de la Amistad, una coalición que agrupa a ecologistas, promotores y activistas de los derechos de los inmigrantes que defienden el acceso público al histórico parque fronterizo. Este mes, el grupo anunció que tuvo conocimiento de que el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, había aprobado los planes para reemplazar los dos muros existentes en el parque por otros nuevos que serán tan altos como la profundidad de las raíces de sus plantas.

Las nuevas estructuras de 9 metros de altura prolongarían los muros que se extienden hacia el este y que fueron construidos durante el gobierno de Trump, indicó el grupo, a pesar de la promesa de campaña de Joe Biden de detener todo tipo de nueva construcción del muro fronterizo. Los nuevos muros, advirtieron los defensores, podrían limitar aún más el acceso de la población al parque, restringiendo las visitas al jardín de Watman o al muro.

Watman se sorprendió por el cambio de postura del gobierno de Biden, comentó, aunque no por la existencia de un nuevo desafío para el Parque de la Amistad. “No es una sorpresa considerando lo que he visto y cómo se han ido clausurando más y más las cosas en los últimos 15 años. Pero realmente es decepcionante”.

Medio siglo de historia

El Parque de la Amistad fue creado hace más de 50 años por la entonces primera dama, Pat Nixon, quien inauguró el parque estatal Border Field y bautizó la esquina del parque diciendo que era el comienzo de la creación de un “parque de la amistad internacional”.

Durante algún tiempo, el único indicador de la frontera en este lugar fue una cuerda, un alambre de púas y después una valla de malla metálica. Las familias que vivían en ambos países se reunían para organizar picnics en el parque. En 1988, una pareja local se casó en este lugar. Era un lugar para que las familias separadas por la frontera presentaran a los hijos estadounidenses a sus abuelos en México.

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Pat Nixon saluda a las personas en la inauguración del Parque de la Amistad en San Diego y Tijuana, México, en 1971. Foto: US National Archives and Records Administration/AP

Watman organizó su primer evento de intercambio cultural entre fronteras a principios de la década de 2000. Invitó a salvavidas voluntarios de Tijuana y a estudiantes de un colegio comunitario de San Diego a reunirse en la playa del Parque de la Amistad. Cada grupo llegó con prejuicios sobre cómo sería el otro grupo, recordó. “Sin embargo, todas esas ideas se desvanecieron cuando se conocieron a través de la valla. Fue casi como si la valla los motivara a querer conocerse más, a trascender de alguna manera esa barrera”, explicó.

Esta sería la primera de muchas experiencias. Después llegaron las clases de yoga, las clases de baile de salsa, los recitales de poesía y, finalmente, el jardín. “Decidí que el intentar que las personas hicieran amigos más allá de las fronteras iba a ser mi contribución a un mundo mejor”, señaló.

Watman ha cuidado el jardín durante años, incluso cuando se reforzó la seguridad junto a la frontera. En 2011, habían construido dos muros, uno con forma de postes, más cerca de México, y una valla blanca con barras más delgadas, más cerca de Estados Unidos. El Parque de la Amistad quedó atrapado entre los dos. Los Amigos del Parque de la Amistad negociaron con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) la inclusión de una puerta peatonal que permitiera el acceso a esta tierra de nadie. A través de ella, los visitantes podrían acercarse a los tres puntos que componen el Parque de la Amistad en la actualidad: el Jardín Binacional, el Monumento erigido como indicador de la frontera tras la guerra entre México y Estados Unidos, y una pequeña playa sin urbanizar.

Robert Vivar, otro líder de Amigos del Parque de la Amistad, visitó por primera vez el parque en 2014, después de que fuera deportado de Estados Unidos a México.

Luchaba contra la depresión y la ansiedad, al vivir en un país en el que no había vivido desde los seis años. “Estaba como perdido. No estaba seguro de qué iba a pasar con mi vida. Así que comencé a buscar algo”, recordó. Su búsqueda lo llevó a ser voluntario en varias organizaciones, entre ellas una para veteranos deportados, y en la Border church, un servicio de comunión binacional que se realiza en el Monumento.

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Una pareja baila en las playas de Tijuana el año pasado con motivo del 50 aniversario del parque. Foto: Joebeth Terríquez/EPA

“Al principio me resultaba muy difícil ir al Parque de la Amistad. No podía asomarme al muro fronterizo hacia San Diego; era demasiado doloroso”. No obstante, siguió yendo, comentó. Todos los domingos llegaba temprano, ayudaba a descargar las sillas, instalaba el sistema de sonido y traducía cuando era necesario.

“Empezó a pasar algo dentro de mí que esta desesperación, esta ansiedad, esta depresión, con la que vivía cada día, estaba disminuyendo. Cuanto más participaba, menor era el dolor”.

Al igual que el jardín binacional, la Border church experimentó muchas iteraciones. Cuando los participantes estadounidenses tenían permitido pasar por la puerta peatonal, se reunían junto al Monumento. Esa parte del muro tiene un revestimiento de malla lo suficientemente grande como para poder pasar un dedo meñique y la gente se tocaba los dedos meñiques durante el Rito del saludo de la paz. Después se les permitía caminar por un sendero delimitado hasta el jardín, donde las personas podían ver a sus seres queridos con mayor claridad a través de la valla con postes. Vivar recuerda una vez que su propio hijo y sus dos nietas se reunieron con él en el muro. Eso “elevó el nivel de esperanza”, señaló.

En 2019, explicó Vivar, la Border church invitó a miembros de la comunidad musulmana local a celebrar lo que denominó Border mosque. La representante estadounidense Rashida Tlaib asistió.

“Desde Palestina hasta México, estos muros deben desaparecer”, recordó Vivar que la representante dijo. Y añadió: “Es cierto, deben desaparecer. Pero no solo las barreras físicas, las barreras en nuestro corazón. Si logramos deshacernos de esas, las físicas lo harán sin problema”.

Ver a las familias reunirse al otro lado del muro durante estos años ha sido una experiencia amarga, comentó Vivar, y empezó a desear reunirse permanentemente con sus propios seres queridos. Esto finalmente ocurrió cuando se le permitió regresar a Estados Unidos en 2021, en el Día del Veterano.
‘No hay razón para los muros’

En 2020, se clausuró el acceso al Parque de la Amistad y se cerró la puerta peatonal. Desde entonces, una camioneta de la patrulla fronteriza estadounidense se encuentra estacionada frente a ella, lista para hacer sonar su sirena en caso de que alguien se acerque demasiado. El acceso en vehículo a esta parte del parque estatal Border Field ahora solo está disponible durante los fines de semana. Durante la semana, los visitantes tienen que caminar 2.4 km desde la entrada del parque.

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La fotógrafa documental María Teresa Fernández coloca una playera en la que se lee ‘Open Friendship Park’ en dos conos en el Parque de la Amistad en Imperial Beach, California, en noviembre de 2021. Foto: Frederic J Brown/AFP/Getty Images

Watman no ha tenido autorización para cuidar el jardín en el lado estadounidense, y este se ha secado y ha crecido en exceso. En el lado mexicano, él y su equipo de voluntarios han cultivado plantas autóctonas florecientes, han creado viveros y han organizado actos educativos. “El pueblo Kumeyaay ha venido aquí desde hace 8 mil años, y esta frontera ha estado aquí desde hace 170 o algo así, como un abrir y cerrar de ojos… Por eso hemos organizado talleres de plantas autóctonas en los que hemos invitado a los ancianos Kumeyaay al jardín”, explicó Watman.

A los activistas les preocupa que los nuevos tramos de valla puedan restringir aún más el acceso. En un comunicado emitido a principios de este mes, señalaron que los funcionarios de la CBP habían indicado que los nuevos muros no incluirían una puerta de acceso para los peatones.

En declaraciones para The Guardian, la CBP indicó que la agencia reconocía el valor de tener un espacio de encuentro seguro en ambos lados de la frontera. “Tras la finalización del proyecto del Círculo de la Amistad de San Diego, incluida el reemplazo de una barrera secundaria con una puerta peatonal en esta área, identificaremos oportunidades para proporcionar que la población tenga acceso una vez que sea operativamente seguro hacerlo. Aunque estas oportunidades deberán seguir estando basadas en otros requisitos operativos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, el proyecto de construcción de reemplazo no constituirá un impedimento para las posibles oportunidades de acceso futuro a este lugar”, señaló la agencia.

El Círculo de la Amistad hace referencia a la zona que rodea el Monumento, pero no al jardín binacional, explicó Watman.

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Policías de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos a caballo vigilan la valla fronteriza entre Estados Unidos y México situada cerca del parque. Foto: Frederic J Brown/AFP/Getty Images

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Personas que asisten a misa en Tijuana, México, se reúnen para escuchar al pastor Seth Clark mientras dirige la misa dominical semanal para la congregación que se encuentra en el lado mexicano del parque. Foto: Frederic J Brown/AFP/Getty Images

Incluso si los nuevos planes incluyen una puerta, añadió, no existe ninguna garantía de que estará abierta, y no hay ninguna forma de que la comunidad negocie su acceso a este terreno público: “Una puerta no es un parque”.

El plan “profana la estética del parque, lo profana en su totalidad”, señaló Vivar. “No existe ninguna razón para dos muros de nueve metros”.

La organización Amigos del Parque de la Amistad pide a la CBP que suspenda las obras hasta que las organizaciones se reúnan el 27 de julio. “Es muy importante que la población, las partes interesadas, aporten su opinión sobre lo que está ocurriendo en el parque”, señaló Vivar. “Con muros fronterizos o sin ellos, somos una comunidad. Y las personas de ambos lados de la frontera, puede que haya una valla que nos divida, pero las vallas de nuestro corazón se derrumban cada día. Y no nos impedirán tener esa relación”.

Watman comentó que tampoco había muchas cosas que le impidieran ir al jardín. “Sería mucho más probable que dejara de ir si derrumbaran los muros que si estos siguieran haciéndose más grandes. Mientras haya muros aquí y la política fronteriza de Estados Unidos solo incluya la aplicación de la ley, debe existir alguien que impulse el otro aspecto que también forma parte de la seguridad, como la amistad a través de la frontera”.

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