¿Por qué está EU tan enojado con Arabia Saudita por los cortes de suministro de petróleo?
El pacto de Arabia Saudita, bajo su gobernante de facto, el príncipe Mohammed bin Salman (izquierda), y sus aliados de la OPEP+ para reducir la producción de petróleo ha enojado al presidente estadounidense, Joe Biden (derecha). Foto: Saul Loeb/AFP/Getty Images

Cuando el presidente estadounidense, Joe Biden, chocó su puño con el gobernante de facto de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, en Yeda en julio, fue considerado como un momento de insoportable realpolitik: Biden, quien había prometido convertir a Arabia Saudita en un Estado paria por el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, se codeaba en cambio con el hombre que se cree fue quien ordenó el atentado. Hoy, esa táctica parece haber fracasado, y la relación se encuentra en ruinas.

Biden visitó Arabia Saudita con la esperanza de convencer al mayor productor de petróleo del mundo de que aumentara la producción y compensara el aumento de los precios de la gasolina como consecuencia de la invasión de Rusia contra Ucrania. En cambio, la semana pasada, Arabia Saudita y sus países aliados productores de petróleo miembros del grupo OPEP+ –incluida Rusia– acordaron una sorpresiva reducción de la oferta que hará subir los precios. El beneficiario indudable es Vladimir Putin.

En una entrevista concedida el lunes, Biden amenazó con “consecuencias” no especificadas en relación con la decisión de la OPEP+, y en la noche del miércoles, los demócratas estadounidenses comunicaron a Arabia Saudita que, si el reino no cambiaba de rumbo, impondrían una congelación de un año de todas las ventas de armas.

¿Por qué el príncipe Mohammed arriesgaría una de las alianzas más cruciales de Riad para ayudar al asediado régimen ruso, y qué significarán estas noticias para los precios del petróleo y la capacidad de Rusia para continuar la guerra?

¿Cómo funcionan la OPEP y la OPEP+?

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fue fundada en 1960, como un medio para forzar el aumento de los precios del petróleo en respuesta a los límites de importación impuestos por Estados Unidos y a la enorme influencia de las multinacionales del petróleo y el gas. Actualmente cuenta con 13 Estados miembros, siendo Arabia Saudita el más influyente.

Rusia forma parte de un grupo ampliado de exportadores de petróleo, OPEP+, que fue fundado en 2016 como una manera de contrarrestar los nuevos y grandes desafíos que enfrenta la capacidad de la OPEP para controlar el mercado, desde la aparición de Estados Unidos como un importante exportador hasta el crecimiento de las energías renovables.

Los economistas suelen considerar a la OPEP y a la OPEP+ como ejemplos clásicos de un cártel: los países miembros acuerdan coordinar su producción de petróleo para influir en los precios. Los países de la OPEP+ controlan alrededor del 50% del petróleo crudo y el 90% de las reservas conocidas; cuando reducen la producción, como lo hicieron la semana pasada, eso sube el precio.

¿Por qué esta decisión ha causado tanto revuelo?

La OPEP ha sido un elemento aceptado en el mercado del petróleo desde hace varias décadas, sin embargo, el contexto de esta decisión es muy diferente. Además de hacer subir los precios de la gasolina –y por ende la inflación– en un momento de turbulencia económica, la decisión beneficia enormemente a Rusia.

Después de que los países europeos comenzaran a reducir sus importaciones, los ingresos de Moscú procedentes del petróleo disminuyeron de forma significativa. Crucialmente, aunque la OPEP y la OPEP+ reduzcan en teoría la producción en 2 millones de barriles al día, Rusia ya estaba produciendo a un nivel muy inferior a su cuota, lo que significa que esta decisión le permitirá producir más petróleo a un precio más alto.

La noticia ha sido particularmente mal recibida en Estados Unidos, donde la probable consecuencia del aumento de los precios de la gasolina resulta dolorosa para Biden antes de las decisivas elecciones de medio mandato. También puede considerarse como una humillación, dada la decisión de Biden este verano de dar marcha atrás en su promesa de campaña de marginar al príncipe Mohamed a causa de la muerte de Khashoggi.

“Hubo una gran oposición al respecto entre los demócratas, y también toda la dimensión moral, de la guerra en Yemen y la muerte de Khashoggi”, señala el editor de temas mundiales de The Guardian, Julian Borger. “Gastó mucho capital político para realizar ese viaje. Los senadores demócratas sienten que se han contenido de forma considerable para darle a Biden cierto margen de acción en este asunto”.

Incluso dentro de la OPEP+, se producirá cierta inquietud, comenta el Dr. Neil Quilliam, del centro de estudios Chatham House. “No cabe duda que habrá inquietud entre los Estados miembros respecto a la contundencia de la respuesta estadounidense, aunque los miembros estén de acuerdo con las predicciones del mercado que llevaron a Arabia Saudita a defender esta postura. Kuwait, por ejemplo, que sigue concediendo un gran valor a su relación con Estados Unidos, sin duda se sentirá nervioso por la situación actual”.

¿Cómo es la relación de Arabia Saudita con Rusia?

Aquellos que consideraron que el viaje de Biden a Yeda estaba condenado desde el principio podrían haber mencionado la inversión de 500 millones de dólares de una empresa saudita en los gigantes petroleros rusos Gazprom, Rosneft y Lukoil al comienzo del conflicto de Ucrania, o la decisión de Riad en el verano de duplicar las compras de petróleo ruso para sus plantas de energía con el fin de liberar más crudo propio para exportar.

Mientras tanto, el presidente de Emiratos Árabes Unidos, estrecho aliado de la OPEP, el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, visitó Moscú el martes para dialogar personalmente con Putin. Todo esto indica que Arabia Saudita y sus socios se han decantado decididamente por Rusia este año.

En parte, se trata de un frío cálculo económico basado en un interés común por los altos precios del petróleo. “Pero también constituye una alianza antiliberal”, señala Borger. “Consideran que la presión de Estados Unidos y sus aliados para que se lleven a cabo reformas democráticas es un insulto, y en el pasado se han unido respecto al conservadurismo social. Se consideran a sí mismos como una protección contra el pensamiento estadounidense en todo el mundo”.

¿Cómo responderán Estados Unidos y sus aliados?

En su entrevista del lunes, el presidente de Estados Unidos Joe Biden amenazó con “consecuencias” por la reducción de la producción de petróleo, sin especificar cuáles podrían ser. Los altos cargos demócratas del Congreso exigen que se tomen medidas radicales que tengan un impacto material en la economía de Arabia Saudita y en su fuerza militar.

El senador Bob Menéndez, presidente del comité de relaciones exteriores, señaló que votaría a favor de bloquear las futuras ventas de armas, mientras que el periódico New York Times informó que el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, estaba “considerando seriamente” una legislación que permitiría presentar demandas por fijación de precios contra los sauditas. Y, en este artículo, el senador Richard Blumenthal y el representante Ro Khanna piden una legislación que obligue a detener inmediatamente todas las ventas de armas de Estados Unidos, argumentando que Riad tardaría décadas en realizar la transición a proveedores alternativos y que el príncipe Mohamed no tendría más remedio que negociar.

Borger cree que “se trata de una cuestión bipartidista, al menos por el momento, los republicanos apoyarían este tipo de medidas”. Sin embargo, señala otro posible factor que influyó en la decisión de la OPEP+: El cálculo del príncipe Mohammed de que una presidencia de Trump, y el control republicano del Congreso, sería beneficioso. A través del probable impacto en los precios de la gasolina en Estados Unidos, “están apostando por los resultados de las elecciones estadounidenses”, dice Borger. “Más que una apuesta por Rusia, es una apuesta por los republicanos, y especialmente por Trump”.

¿Qué pasará después?

Este no supone un momento de “no retorno”, comenta Quilliam: “Las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita se recuperarán”, en parte debido a que la relación entre los dos países está mucho más arraigada en las instituciones de ambos. Pero se trata de una “pequeña fractura”, añade. “El daño con la administración Biden no se puede reparar, y las sucesivas administraciones demócratas probablemente recordarán este momento”.

El martes, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita insistió en que la relación con Estados Unidos “ha sido institucional desde que se estableció” y afirmó que la decisión de la OPEP+ era “puramente económica”. En la noche del miércoles, Arabia Saudita se unió a una abrumadora votación de la ONU para condenar la anexión de partes de Ucrania por parte de Rusia, lo cual fue “una forma de mostrar que todavía están dispuestos a hacer negocios”, señala Borger.

Para evaluar el probable curso a seguir de Arabia Saudita, añade, es importante recordar que “a través de cada cambio desfavorable de la relación desde la muerte de Khashoggi, el príncipe Mohammed se ha mostrado desafiante. Parece que existe una sensación muy personal de que no se le respeta”. En este análisis, el corresponsal de The Guardian en Medio Oriente, Martin Chulov, argumenta que su ambición es que Arabia Saudita “deje de ser una teocracia como la de los Picapiedra que evitaba el progreso y se escondía detrás del paraguas de seguridad de Estados Unidos… y se convierta en una potencia media rica por derecho propio que elige a sus amigos, en sus propios términos”.

A corto plazo, eso parece ser una buena noticia para Rusia, y una mala para Estados Unidos y sus aliados. A largo plazo, una relación fracturada podría resultar desastrosa para Arabia Saudita. “(El príncipe Mohammed) no es un pensador estratégico”, comenta Borger. “Él es quien metió a los sauditas en la increíblemente costosa guerra de Yemen; el asesinato de Khashoggi lo muestra arremetiendo contra los enemigos que percibe. Si está haciendo una apuesta económica por Rusia, por el momento parece que está apoyando al caballo equivocado”.

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