Mi pareja no puede mantener una erección y le he sugerido que tome Viagra, pero me desanima. ¿Debería simplemente aceptarlo?

Mi pareja es cariñosa, amable y maravillosa. Pero evita tener intimidad conmigo porque no puede mantener una erección. Me estoy esforzando mucho para no tomármelo como algo personal. Quiero apoyarlo, pero él no quiere hablar de ello. Se siente presionado para hacerlo, pero no necesita hacerlo por mí, solo me gustaría que hubiera cierto nivel de intimidad. He planteado el tema del Viagra con delicadeza, pero él pospone la conversación. Le he sugerido que vayamos juntos a la farmacia o que vaya él solo, y aunque ha aceptado, nunca lo hace. Le digo que es muy normal, sobre todo después de los 40 años. Tal vez simplemente debería aceptar las cosas como son, ya que definitivamente no quiero presionarlo.

Muchos hombres evitan las relaciones sexuales porque temen ser incapaces de lograr una erección. Es más fácil decirle a la pareja “No tengo ganas” que enfrentarse a lo que ellos considerarían un fracaso en el desempeño. No importa cuántas veces insistas en que no tiene importancia, tu esposo no te creerá. Un enfoque que tiene más probabilidades de resultar exitoso es que menciones con sinceridad que te has enterado de que los problemas de erección no están necesariamente relacionados con la edad y que es necesario investigarlos. Hazle saber que, de hecho, pueden ser síntomas de una enfermedad subyacente (diabetes, por ejemplo) y remítelo a tu médico general. Un médico podría calmar sus miedos y educarlo y valorarlo, y quizás recetarle algo para contrarrestar la disfunción eréctil. Por el momento, imagino que se siente asustado y amenazado por cualquier conversación que puedas iniciar, así que busca el tipo de ayuda que, con suerte, será más aceptable para él.

Pamela Stephenson Connolly es una psicoterapeuta ubicada en Estados Unidos que se especializa en el tratamiento de desórdenes sexuales.