¿Cuáles son los factores que influyen en la decisión de los votantes en las elecciones intermedias en EU?
Residentes locales esperan formados para emitir su voto durante las elecciones de medio mandato en la iglesia bautista central en Columbus, Georgia, el martes. Foto: Cheney Orr/Reuters

En el pasado, las elecciones intermedias en Estados Unidos eran bastante predecibles. El presidente es ligeramente poco popular, su partido pierde algunos escaños y la mayoría de los votantes desaparecen durante dos años hasta que aparecen en mayor número para el espectáculo principal. Ha sido un patrón bastante constante; desde 1934, el partido del presidente ha perdido en casi todas las elecciones de medio mandato, ganando escaños en la Cámara de Representantes solo en tres ocasiones y en el Senado en solo seis de las 22 votaciones de medio mandato.

Es posible que este año no se produzca ninguna de esas tendencias de largo plazo. El presidente demócrata Joe Biden ha visto cómo su popularidad caía del 53% al 42% durante el pasado año. Las encuestas sugieren que los republicanos ganarán la Cámara de Representantes y que incluso podrían ganar también el Senado (aunque si lo hacen, es probable que sea por un margen mucho más estrecho). Y aunque la participación de los ciudadanos parece ser históricamente alta para los estándares de las elecciones de medio mandato, es poco probable que supere las cifras de 2020. Entonces, todo sigue siendo un asunto electoral como de costumbre, ¿verdad?

No exactamente. Estos son algunos de los factores que podrían influir en los votos que se emitan en los próximos días y, en consecuencia, dar forma al país en los próximos años.

Redistribución de distritos

Durante la presidencia de Donald Trump, se intensificaron el gerrymandering (manipulación de las circunscripciones electorales) y otras medidas antidemocráticas. Han surgido preocupaciones sobre la forma en que ese tipo de redistribución partidista podría afectar las elecciones de este año: donde los distritos electores están en disputa, es probable que esto funcione a favor de los republicanos, incluyendo partes de Texas y Florida.

Sin embargo, como señaló el periódico New York Times en septiembre, es posible que esto no termine siendo una ventaja tan grande para los republicanos. Si bien es cierto que el mapa los favorece, la ventaja no es insuperable para los demócratas (y ciertamente tampoco es irreversible).

Restricciones

En el transcurso de solo seis meses, se aprobaron 22 nuevas leyes en 2021 que restringen el acceso de las personas al voto en 14 estados. La investigación realizada por el centro Brennan indicó que la supresión de votantes se encuentra en su peor nivel en más de una década. Independientemente de que esas leyes dificulten el recuento de los votos por correo o dificulten el voto presencial, su efecto general suele privar del derecho a votar a las personas que de por sí están desprotegidas por otros sistemas del país, ya sean personas con discapacidades o personas de color que tienen más probabilidades de verse afectadas por las leyes de identificación de votantes. También vale la pena señalar que leyes como estas son poco comunes en la mayoría de los países que se llaman a sí mismos democracias.

Los republicanos han liderado estos esfuerzos con la esperanza de que las leyes de acceso de los votantes los favorezcan.

Las personas y los lugares decisivos

Solo unos pocos estados podrían afectar la composición de la Cámara de Representantes y el Senado (como es lógico, no son costeros). La determinación de la demografía resulta un poco más complicada, entre otras cosas debido a que las personas reales no están divididas en las categorías en las que los encuestadores las clasifican.

Sin embargo, en las últimas encuestas, incluida una del Wall Street Journal, parece que las mujeres blancas de los suburbios vuelven a decantarse por el partido republicano, mientras que las mujeres afroamericanas e hispanas siguen siendo un fuerte bloque de votos para los demócratas.

El aborto y la economía

Por supuesto, existen los mismos argumentos ideológicos sobre la inmigración y la economía que aparecen en cualquier elección, pero este año parece ser diferente. Existe una atmósfera general de desconfianza fomentada por los ataques contra los funcionarios electorales y las mentiras sobre los votos “robados” que ha llevado a algunos a considerar que están votando sobre la propia democracia. Y, desde que en junio se anuló la decisión de la Corte Suprema sobre el caso Roe vs. Wade de 1973, para muchos la votación de este año se ha sentido como una votación sobre el acceso al aborto. Incluso la economía ha adquirido una mayor urgencia en comparación con las últimas elecciones de medio mandato, ya que el aumento de los precios al consumidor ha reducido el presupuesto de muchas familias estadounidenses.

Por último, las encuestas siguen siendo sumamente problemáticas, por lo que todas las predicciones sobre la Cámara de Representantes y el Senado deberían ser tratadas con cautela hasta que se cuenten los votos. Una encuesta realizada por el periódico Wall Street Journal, que reveló que las mujeres blancas de los suburbios están cambiando de partido, se basó en únicamente 297 encuestados (lo cual, sorprendentemente, es una tasa de respuesta bastante buena para una parte tan específica del país). Este tipo de investigación no solo es imprecisa, sino que tiene el potencial de ser antidemocrática cuando los titulares le dicen a los votantes cuál es la apariencia del futuro antes de que estos hayan emitido siquiera su voto.

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