‘Interesante noche’: Trump tiene poco que decir mientras los republicanos flaquean
Donald Trump sube al escenario para hablar en Mar-a-Lago el martes. Foto: Andrew Harnik/AP

Se esperaba que fuera un momento de triunfo para Donald Trump, pero no resultó exactamente de esa manera. El expresidente de Estados Unidos se mostró incómodo por los decepcionantes resultados de los republicanos en las elecciones intermedias en una fiesta de observación del proceso electoral que organizó en su lujoso complejo de Mar-a-Lago en la noche del martes, después de que se hiciera evidente que no se produciría la “ola roja” que él tanto imploró a sus partidarios.

La reunión de la noche electoral, organizada en el gran salón de su propiedad en Florida, no fue un evento en el que el frecuentemente hablador Trump pareciera estar particularmente interesado en dirigirse a los invitados o incluso hablar con los periodistas después de pronunciar un breve y solitario discurso.

Trump, del que se espera que anuncie su tercera campaña para la Casa Blanca la próxima semana, había anticipado el fortalecimiento de su posición como favorito para la nominación republicana mediante la entrega de victorias para los candidatos que respaldó, sin embargo, los resultados en las contiendas más competitivas fueron decididamente mixtos.

En Pensilvania, el demócrata John Fetterman venció al republicano Mehmet Oz consiguiendo un escaño en el Senado, mientras que el demócrata Josh Shapiro ganó la elección de gobernador contra el republicano Doug Mastriano. En Arizona, Kari Lake y Blake Masters, que siguieron el manual de jugadas de Trump, quedaron detrás de sus homólogos demócratas, aunque en Ohio, el republicano JD Vance obtuvo una victoria en el Senado.

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Las reñidas contiendas de los candidatos apoyados por Trump parecieron desconcertar al expresidente, cuyas únicas observaciones formales fueron pronunciadas en las primeras horas de la noche, cuando pronunció un acortado discurso de pie delante de una línea de banderas estadounidenses en la cabeza del adornado salón color blanco y dorado.

Trump entró en medio de efusivos aplausos después de que los principales asesores de su equipo político y de los comités de acción política, algunos de los cuales tenían la orden de pasar la noche en Mar-a-Lago- y los donadores llenaran el salón a la espera de lo que la multitud consideraba la atracción principal del evento.

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Donald Trump observa los resultados y habla con los invitados en Mar-a-Lago. Foto: Andrew Harnik/AP

No obstante, como muestra de su inquietud, Trump se limitó a decir que había sido una “noche interesante” antes de elogiar a la candidata republicana al Senado, Katie Britt, cuya victoria en Alabama fue considerada como una conclusión inevitable.

Trump permaneció callado con respecto a la arrolladora reelección del gobernador de Florida –y su potencial rival presidencial en 2024– Ron DeSantis.

Tras sus comentarios, Trump se sentó atrincherado en una gran mesa cerca de la parte frontal del salón mientras observaba los resultados de las elecciones a través de una televisión sintonizada en Fox News.

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Trump, normalmente tan tentado a hablar con los periodistas reunidos, permaneció en su mesa durante varias horas mientras mantenía la atención de algunos de sus asesores de mayor confianza, entre ellos la jefa de Save America Pac, Susie Wiles, su consejero interno Boris Epshteyhn, y su donador y confidente de hace mucho tiempo David Bossie.

La falta de una “ola roja” en la Cámara de Representantes y el Senado estaba fuera del control de Trump hasta cierto punto, aunque parece que al menos algunas derrotas republicanas en contiendas competitivas se debieron a que los votantes rechazaron a candidatos percibidos como excesivamente ultraderechistas, según sugirieron personas cercanas a las encuestas de campaña.

Los republicanos reconocieron ampliamente que sus resultados fueron decepcionantes. “Definitivamente no es una ola republicana, eso es totalmente seguro”, dijo el senador republicano Lindsey Graham a la cadena NBC News.

Sin embargo, a medida que una tormenta caía sobre West Palm Beach, con una lluvia que azotaba Mar-a-Lago desde todas las direcciones, y los resultados se hacían evidentes, el salón se vació una hora después del discurso de Trump, al tiempo que los asesores se retiraban al piso de arriba, al despacho de Trump, o simplemente abandonaban la propiedad.

El expresidente se levantó finalmente de su mesa poco después de la medianoche, pero solo después de que los periodistas fueran retirados estratégicamente.

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