Merlina: Netflix arrasa con esta readaptación de Los locos Addams
El tipo de cosas que necesitamos ver más en la televisión ... Dedos y Jenna Ortega como Merlina Addams en Merlina. Foto: Netflix

Si se hace bien, Los locos Addams tiene el potencial de ser una de las franquicias más divertidas que tiene Hollywood. Es un antídoto dichosamente macabro contra el sueño americano de la vida suburbana de la clase media, con una buena tradición gótica de la vieja escuela y todas las mejores características del Halloween moderno –miembros cortados como broma, grandes arañas, estar muy excitado de una manera un poco extraña–.

En los años 90, las películas Los locos Addams y Los locos Addams 2 tomaron el material de origen de Charles Addams y lo interpretaron siguiendo unas pautas perfectamente espeluznantes, con Anjelica Huston y Christopher Lloyd haciendo el máximo esfuerzo y Christina Ricci interpretando a una pequeña Merlina maravillosamente psicótica. La pregunta es si confías en Netflix –la gente que hizo Tall Girl y Tall Girl 2, te recuerdo– para continuar con esa buena tradición.

Bueno, lo hicieron perfectamente. La primera elección perfecta es el formato: Merlina (a partir del miércoles 23 de noviembre, Netflix) convierte a Jenna Ortega, una Aubrey Plaza reconvertida que está preparada para el estrellato, en la niña Addams protagonista, enviándola a un espeluznante internado, la Nevermore Academy, tras un incidente que involucra pirañas, una alberca llena de atletas y un testículo perdido. Hay sirenas, licántropos y vampiros, pero no en el sentido de Crepúsculo, y Merlina es considerada el bicho raro más raro de una escuela en la que muchos de los alumnos se dan un auténtico festín de sangre. Lo que hizo que Los locos Addams 2 fuera tan divertida hace casi 30 años (¡qué!) fue el contraste de la idiosincrásica familia gótica vodevilesca (con un chófer no muerto y una mano cortada como mascota) con los Estados Unidos de los callejones sin salida y la reina del baile. En este caso, modificaron la fórmula de manera satisfactoria: Enid, la brillante y colorida compañera de cuarto de Merlina, podría haber sido escrita fácilmente como una alegre cabeza hueca que no “entiende” a su nueva compañera. En lugar de eso, está más que preparada para lidiar con su postura gótica mientras tiene una historia propia.

En segundo lugar está el reparto, que creo que es imposible acertar más con el mismo. En el papel de Morticia, Catherine Zeta-Jones actúa menos de forma exagerada que deslumbrando en cada mirada, y Luis Guzmán interpreta a Homero menos como un don juan frenético y más como un hombre que ha estado tan agonizantemente caliente durante tanto tiempo que lo ha vuelto tonto. Por su parte, Gwendoline Christie es estupenda, como siempre, y resulta difícil exagerar cuán perfecta es Ortega como Merlina: sin pestañear, sin sonreír, malhumorada y extraña. Hay un montón de adolescentes que andan detrás de ella y que están enamorados de ella, y de alguna manera en este mundo todo tiene sentido. Hay una escena intensa y completamente innecesaria en la que ella toca un chelo negro. Este es el tipo de cosas que necesitamos ver más en la televisión.

También está el misterio, del que parece haber varias situaciones: Merlina sigue teniendo visiones angustiosas de la muerte de personas cada vez que las toca, lo cual no es lo ideal, las gárgolas siguen cayendo y los incendios siguen ardiendo sin control. Hay una historia tácita que involucra a Homero y Morticia, que se conocieron en la escuela, un monstruo suelto y un dibujo con crayolas que posiblemente predice el futuro. En cierto modo, Merlina retoma la idea central de Harry Potter –¿qué pasaría si existiera una escuela mágica que fuera acechada por un monstruo cada año?– y cambió el drama épico de Hogwarts por sonrisas burlonas. Es verdaderamente muy divertido.

También tiene el nivel justo de oscuridad y horror: Tim Burton, el jefe de lo gótico de Hollywood, dirigió la serie, y se nota: cada miembro amputado que no está bien enfocado, cada grito fuera de cámara, cada ataque de piraña está pensado para que sea lo suficientemente lúgubre como para ser enfermizamente agradable, pero lo suficientemente kitsch como para no ser abrumador.

Cada extra tiene un aspecto deliberadamente extraño y hay un montón de escenas espeluznantes en las que la gente es amenazada.
Creo que si Merlina cumple con lo que suele ocurrirle a una serie de Netflix cuando empieza bien y le gusta a la gente –es decir, que se prolonga dos temporadas más de lo necesario y se hace evidente que los productores están leyendo los hilos de los fanáticos en Reddit– entonces regresaré y escribiré una reevaluación crítica, pero por ahora: Merlina es fantástica. No puedo esperar a ver qué extraña dirección gótica toman las demás plataformas de streaming como consecuencia de ella.

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