‘Ser niña es un delito grave’: las mujeres afganas, en desesperación por la prohibición de la educación universitaria
Afganistán: protestas afuera de las universidades tras la prohibición impuesta a las estudiantes.

Anochecía en Kabul y *Sabra, estudiante de cuarto año de Medicina, vio aparecer un mensaje de WhatsApp en su teléfono. En un grupo de chat universitario formado por 38 compañeras, una amiga había compartido una noticia que sugería que los talibanes habían prohibido el acceso de las mujeres a la educación superior. “Chicas, ¿qué está pasando aquí?”, escribió la amiga. “¿Es verdad?”

El martes, el Ministerio de Educación Superior de Afganistán envió una carta a todas las universidades públicas y privadas, ordenando la prohibición indefinida de la educación universitaria para las mujeres. Los gobernantes islamistas de línea dura del país ya habían prohibido el acceso de la mayoría de las adolescentes afganas a la educación media.

Sabra comentó que la noticia le cayó como un balde de agua fría. “Estudié con todo mi corazón durante cuatro años”, dijo, hablando por teléfono desde Kabul. “Solo me faltaba un año para graduarme de la universidad”.

La decisión fue rápida y globalmente condenada, con el Comité Internacional de Rescate denunciando la prohibición como un “escalofriante retroceso para Afganistán”. El gobierno estadounidense indicó que era inaceptable, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, anunció que estaba “profundamente consternado”.

Rina Amiri, enviada especial de Estados Unidos para las mujeres y niñas afganas, señaló que la prohibición eliminaba cualquier duda de que los talibanes estaban retomando las políticas extremas que promulgaron en la década de 1990, cuando controlaron Afganistán por última vez.

“El mundo debe rechazar, como lo han hecho los afganos, que se trate de cultura o religión. En la historia de Afganistán, solo los talibanes han promulgado políticas que prohíben la educación de las niñas. En ningún país de mayoría musulmana, en ningún lugar del mundo, se niega la educación a las jóvenes”, escribió Amiri en Twitter.

“Nos encontramos en un punto de inflexión. Como comunidad mundial, debemos adoptar una postura firme contra estas políticas extremas. El no hacerlo podría animar a los talibanes, inspirar a los partidarios de la línea dura en otros lugares (y) poner en peligro los derechos de las mujeres, las niñas y las poblaciones en situación de riesgo en otros lugares más allá de Afganistán”.

En la mañana del miércoles, el personal y la seguridad de las universidades de Kabul regresaban a las estudiantes que habían asistido a ellas para estudiar. En la ciudad oriental de Jalalabad, imágenes de video mostraban a grupos de hombres y mujeres protestando afuera de un campus.

Sabra explicó que hace meses escuchó rumores de que los talibanes prohibirían a las mujeres la educación superior, pero dijo que no podía creerlo. “¿No era este mi derecho como joven que vino aquí… con dinero procedente de bordar y tejer alfombras y que quería convertirse en doctora?
“Son las 4:30 de la mañana, hora de Kabul, y esta noche no he podido dormir ni un momento”, comentó. “No puedo contener mis lágrimas”.

Otra estudiante escribió en Facebook que también tenía problemas para dormir. Sakina Sama dijo que tardó tres años después de terminar la escuela secundaria en convencer a su padre de que aceptara dejarla inscribirse a una universidad, solo para que ahora el gobierno lo prohibiera.

“Ser una niña es un delito muy grave y esta noche quiero maldecir a mi creador por crearme para que pueda ser tan miserable y humillada”, escribió. “No hay palabras que puedan expresar mi enojo esta noche. Adiós vida”.
Varios activistas civiles afganos y activistas por los derechos de la mujer en el extranjero emitieron una declaración conjunta en la que piden a los talibanes que revoquen “este crimen medieval” que “impondrá el aislamiento absoluto a las mujeres y niñas afganas y expondrá a las mujeres a la violencia, la pobreza y la explotación”.

El exjefe de los servicios de inteligencia de Afganistán, Rahmatullah Nabil, que actualmente se encuentra en el exilio, escribió en Twitter que el objetivo de los talibanes con la prohibición era “mantener a la sociedad en la oscuridad porque consideran que su supervivencia y crecimiento dependen de la ignorancia de la generación joven”.

Otra estudiante, Zainab Rezaei, de 23 años, se enteró del cierre de las universidades a las jóvenes a través de Facebook. Inscrita en una universidad privada de Kabul, Rezaei comentó que el año pasado consoló a su hermana, de segundo año de preparatoria y no pudo ir a la escuela tras la anterior prohibición impuesta a las jóvenes. Pero ahora ella también está atrapada en casa.

“Estuve en casa de mi tía esta noche”, explicó, y añadió que su madre le llamó para decirle que se mantuviera fuerte. “Estaba muy triste y no sé cuál será nuestro futuro. Me siento llena de odio”.
Rezaei, cuyo padre murió hace tres años, señaló que ella había trabajado duro para continuar su educación, pero que ahora los talibanes le habían arrebatado este derecho.

“Me duele el corazón. Todo mi trabajo duro no vale nada”, dijo. “No importa lo duro que trabajemos las chicas, no vale la pena”.

*Se cambió el nombre para proteger la identidad.

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