¿Acaso ya no nos gustan los libros de memorias de los famosos?
¿Demasiado contundentes? ... Matthew Perry, autor de Friends, Lovers and the Big Terrible Thing. Foto: David M Benett/Getty Images

Desde actores y músicos hasta deportistas y presentadores, no hay escasez de memorias de famosos en las estanterías de las librerías. Este año se han publicado nuevos libros de una Spice Girl, un par de estrellas de Harry Potter y un querido comediante británico.

Pero en un mundo en el que los famosos pueden, y de hecho comparten, todos sus pensamientos en las redes sociales, ¿sus memorias siguen siendo capaces de atraer a los lectores? Las cifras de ventas sugieren que este tipo de libros podrían estar en una situación difícil, ya que los títulos de nombres como Jeremy Clarkson y Matthew Perry tienen dificultades para venderse, a pesar de la recuperación post-pandémica del género.

Según la revista del sector The Bookseller, las ventas de autobiografías de famosos en tapa dura han disminuido en comparación con el año pasado, cuando los libros de Billy Connolly, Bob Mortimer y Dave Grohl vendieron más de 100 mil ejemplares en el periodo entre agosto y noviembre.

La revista atribuyó el descenso de las ventas a motivos que incluyen el elevado precio de los libros de tapa dura y la naturaleza del contenido de los libros, que suele ser más contundente que el año pasado: el libro de Perry Friends, Lovers and the Big Terrible Thing trata sobre su adicción a las drogas, mientras que el del actor de Harry Potter Tom Felton, Beyond the Wand, aborda su depresión y sus estancias en rehabilitación.

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Tom Felton. Foto: Mike Marsland/Getty Images para Warner Bros Studio Tour London

Suzanne Baboneau, directora general de publicaciones para adultos de la editorial Simon & Schuster UK, comenta que existe “un cansancio constante entre los minoristas, a menos que el nombre (del autor) sea inmediatamente reconocible, tengan una historia y estén dispuestos a promocionarla con autenticidad”.

Entre los títulos del género de este año figuraron los libros póstumos de Alan Rickman y Paul Newman, ambos auténticas estrellas según los criterios de la mayoría de las personas. Sin embargo, la categoría de memorias de famosos siempre ha tenido altibajos, en parte porque el término “Nombre” se ha redefinido con regularidad.

Kiera O’Brien, editora de gráficos y datos de Bookseller, señala que The Sound of Laughter, del comediante Peter Kay, publicado en 2007, y At My Mother’s Knee, del presentador de televisión Paul O’Grady, publicado en 2008, “realmente iniciaron la tendencia de las memorias de comediantes entre los años 2000 y principios de los 2010”.

A medida que el internet propiciaba la aparición de influencers, “los YouTubers fueron la primera ola de celebridades de internet en encabezar las listas de libros”, explica O’Brien. Sin embargo, en lugar de las memorias, “la mayoría de las celebridades de las redes sociales suelen seguir un camino diferente” con libros de autoayuda, como el éxito de ventas de Vex King Good Vibes, Good Life, o libros de cocina y guías, tal vez porque su reciente fama y sus cortas carreras significan que no tienen el nivel de profundidad de las historias necesarias para unas buenas memorias.

Aunque estos YouTubers, Instagramers y ahora TikTokers son famosos, quizás no entren del todo en la categoría de celebridad, que según la Dra. Catherine M Robb, profesora auxiliar de Filosofía en la Universidad de Tilburg, Países Bajos, se da cuando alguien recibe “un alto grado de atención pública que está desconectada del motivo por el que esa persona es famosa, por lo que nos interesa la vida privada de estos individuos”. “Unas buenas memorias de un famoso aportan nueva información sobre su vida privada”. Dra. Catherine M Robb

Otras personas, explica, “pueden ser simplemente famosos (porque no hay relación con sus habilidades, talento, logros o funciones), algunas personas pueden ser simplemente famosas (porque nadie está interesado en su vida privada), y algunas personas pueden ser ambas cosas”.

De acuerdo con esta definición, podríamos calificar los libros del príncipe Harry y de Michelle Obama como “memorias de famosos”. Y desde luego parece que existe un gran interés por sus libros: Obama, que acaba de publicar un segundo libro de memorias, vendió nueve copias de su título de 2018, Mi historia, cada segundo en su primer día a la venta en los Estados Unidos, y ha vendido 17 millones de copias en todo el mundo desde entonces, mientras que Spare del príncipe Harry ha estado constantemente en las listas de Amazon desde que se inició el periodo de pre-venta.

Pero esta cuestión de famoso contra famoso podría ser una de las razones por las que algunas memorias de famosos no logran captar la atención del público, mientras que otras arrasan. Robb señala que un buen libro de memorias de un famoso “será aquel en el que se ofrezca nueva información sobre su vida privada, información que el público no conozca ya, o información que quizás aborde algunos rumores o chismes sobre esa persona”.

Otro factor de éxito es el grado de autenticidad de las memorias, que para Baboneau se resume en una cosa: “Para mí, las memorias de famosos que han tenido más éxito y han perdurado más son aquellas escritas por los propios protagonistas”, comenta, citando los libros de Simon & Schuster de Bruce Springsteen y Grohl.

“Existe una autenticidad inmediata, un compromiso y una dedicación, una propiedad, una responsabilidad respecto a las palabras de la página. En las autobiografías redactadas por escritores fantasmas se percibe cierta distancia entre el sujeto y el escritor, independientemente de cuán bueno, diligente y experimentado sea el escritor fantasma”.

Hay excepciones en esta regla, por supuesto, el libro Mi historia de Obama fue redactado por un escritor fantasma, al igual que las memorias de Alex Ferguson. Publicada en 2013 tras la retirada de Ferguson como entrenador del club de futbol Manchester United, Mi autobiografía, redactada por el escritor fantasma Paul Hayward, se convirtió en el libro de no ficción que más rápido se vendió en el momento de su publicación. Se cree que su éxito se debió en parte a que Ferguson era una persona muy reservada y en parte a que su éxito en el club de futbol hizo que el libro también fuera considerado como una especie de guía de negocios.

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Estatus de tesoro nacional… Miriam Margolyes. Foto: Antonio Olmos/the Guardian

Pero, aunque hay grandes éxitos, el mercado de las memorias de famosos suele ser más una montaña rusa que un viaje tranquilo. Justo antes de la pandemia, explica O’Brien, “parecía que las memorias de famosos habían desaparecido para siempre, y todo giraba en torno al confesionario profesional y la vida de la ‘gente normal'”. Esto incluía libros como This Is Going to Hurt, de Adam Kay, y The Secret Barrister, que ofrecía una mirada privilegiada a los fallos del sistema de justicia penal del Reino Unido.

Los famosos también se decantaban cada vez más por los libros infantiles o de ficción para adultos, en lugar de las autobiografías.
No obstante, desde la pandemia, las memorias de famosos “parecen haber resurgido”, señala O’Brien. Describe los libros de Mortimer, Connolly y Miriam Margolyes, cuyo libro This Much Is True también tuvo buenas ventas el año pasado. Estas celebridades “encarnan ese acogedor estatus de tesoro nacional que hace que sus memorias sean una lectura reconfortante”, de forma similar a los éxitos de Kay y O’Grady.

Sin embargo, tras las cifras más altas del año pasado, este año el libro más vendido en el mismo periodo es Diddly Squat: ‘Til the Cows Come Home, de Clarkson, cuyas ventas ascienden a 60 mil 616 ejemplares, es decir, menos de la mitad que el éxito de ventas del año pasado, mientras que en segundo lugar se sitúa Perry, con 35 mil 931 ejemplares. Otras memorias de famosos que se han publicado en los últimos meses, como Who I Am de Mel C, Ten de Rylan, Rising to the Surface de Lenny Henry y Gloves Off de Tyson Fury, han vendido incluso menos ejemplares. Baboneau lo explica de manera concisa: “Por cada gran victoria, hay cientos de fracasos”.

Aun así, “la cultura de los famosos es generalizada”, señala Robb. “La razón por la que leemos memorias es para vislumbrar una parte de la vida privada de un famoso a la que antes no podíamos acceder”.

“Es posible que las redes sociales nos permitan acceder a la vida de los famosos de una forma que hace que las memorias sean menos atractivas, pues ya conoceremos suficiente información sobre esa persona”, añade. “Esto podría significar que llegará un momento en el que ya no existirá un mercado para las memorias”.

Con la publicación de Spare del príncipe Harry el próximo mes, que con toda seguridad se venderá en grandes cantidades a pesar de la falta de entusiasmo de las librerías independientes, la industria editorial apuesta por que ese mercado siga existiendo durante mucho tiempo más.

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