El basquetbol nunca ha visto algo como la dominante permanencia de LeBron James
LeBron James se convirtió en el máximo anotador histórico de la NBA. Foto compuesta: Guardian Picture Desk

Existen numerosos factores que dificultan la apreciación de aquello que es especial en tiempo real. Para empezar, valorar la naturaleza finita de cualquier cosa hace que nos fijemos aún más en la fugacidad de nuestra propia existencia y, por razones obvias, eso es algo en lo que generalmente preferimos no profundizar. Además, la vida transcurre a un ritmo frenético y la mayoría de los días los pasamos simplemente intentando superar la tormenta.

Por ese motivo, la mayoría de las personas o acontecimientos especiales, trascendentes o importantes se aprecian mejor en retrospectiva: el cristal de color rosa del espejo retrovisor resalta todo aquello que en su momento fue confuso por el caos de la vida.

Sin embargo, es un buen ejercicio de concientización hacer un inventario de lo que está aquí y ahora. Una oportunidad como esta surge esta semana después de que LeBron James rompiera un récord que durante mucho tiempo se creyó inquebrantable: superar a Kareem Abdul-Jabbar para convertirse en el máximo anotador de la liga de todos los tiempos.

James se refirió al recientemente “retirado para siempre” Tom Brady como inspiración para lo que podría ser su carrera de más de varias décadas cuando todo esté dicho y hecho. Brady es un ejemplo del tipo de atleta que se enfrentó al Padre Tiempo y, en su mayor parte, se rió en su cara, sin dejar de batir récords hasta los 40 años. James todavía no está tocando a la puerta de la jubilación –ha dicho que quiere seguir jugando el tiempo suficiente como para compartir la cancha con su hijo mayor Bronny, que no será elegible para el draft hasta 2024–, lo cual hace que la celebración de este logro parezca única. No es frecuente que los atletas sigan activos, y mucho menos que sigan dominando, mientras reciben sus flores.

“¡Tiene 38 años!” es un dicho que se ha convertido casi en un cliché para los espectadores de la NBA en esta vigésima temporada de dominio de James. Lo dicen prácticamente cada vez que sale a la cancha, pero por una buena razón: este deporte nunca ha visto nada parecido a la trayectoria de James. Ha sido uno de los mejores (y durante muchas temporadas, el mejor) jugadores de la liga en todos los años de su legendaria carrera, excepcional tanto en producción como en durabilidad.

Fue reclutado para la NBA en 2003, recién salido de la preparatoria, con una expectación sin precedentes, adornando la portada de Sports Illustrated con el título ‘El Elegido’ a la madura edad de 17 años. Pero de alguna manera, incluso con toda la exageración, James se las arregló para superar las expectativas. Nadie ha entrado en la liga con tanta euforia, pero el nativo de Ohio superó incluso las mayores esperanzas de lo que llegaría a ser. Es, sencillamente, extraordinario.

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LeBron James, de los Lakers, rompe el récord de tiros de campo durante el partido del martes contra los Thunder. Foto: Harry How

La mayoría pensaba que el récord de anotación de Abdul-Jabbar (establecido en 1984, el mismo año en que nació James) nunca sería superado. Incluso el propio James parece sorprendido por la hazaña, como comentó este año a Dave McMenamin, de la cadena ESPN: “El récord de anotación nunca, jamás, se me pasó por la cabeza porque siempre he sido un tipo que da prioridad al pase”. Y es cierto. El juego de James, en muchos aspectos, se asemeja más al de un creador como Magic Johnson que al de un anotador como su más grande rival por el título de GOAT, Michael Jordan. James actualmente ocupa el cuarto lugar en la lista de asistencias de todos los tiempos por esa misma razón.

Cuando se le preguntó sobre el impacto que James ha tenido en el deporte, su compañero de equipo Anthony Davis destacó lo que significa realmente un lapso de tiempo como 20 años en la NBA.

“Viéndolo desde que yo era más joven, ha sido como un modelo a seguir, un tipo de ídolo, para mí”, comentó Davis en los días previos al partido del martes. “Tuvimos una buena conversación cuando llegué por primera vez aquí, sobre cómo solía ir a su campamento, y lo admiraba, como ‘¡Quiero una foto!’ Y ahora, somos compañeros de equipo y terminamos ganando un campeonato ese (primer) año. Todo cierra el círculo”.

Y en un momento cómico, cuando los Houston Rockets llegaron a la ciudad el mes pasado, el novato Jabari Smith Jr. le recordó en broma a James que el padre del propio Smith jugó en el primer partido de James en la NBA, y le dijo: “Te sientes viejo, ¿verdad?”

La realidad es, no obstante, que romper el récord de anotación está permanentemente ligado al paso del tiempo. Por muy impresionante (y sorprendente, en ocasiones) que haya sido James en su vigésima temporada, y por mucho que nos haga creer que el envejecimiento no importa (tanto por su forma de jugar como en esos generalizados anuncios con Jason Momoa), a todos nos llega tarde o temprano. Por este motivo, la alegría de superar a Abdul-Jabbar llega como un paquete con la melancolía con la que la hazaña está inextricablemente ligada: este “viaje por la montaña rusa”, como lo llamó James después de romper el récord, terminará en algún momento. Y ese día está cada vez más cerca.

La energía en el Crypto.com Arena en la noche del martes era cinética incluso antes de que comenzaran los calentamientos, todos los presentes en el estadio bullían con la emoción que solo la anticipación de la proximidad de algo especial puede proporcionar. James entró al recinto con un traje negro inmaculadamente hecho a la medida y lentes de sol negros, vestido como si hablara en serio. Me recordó a Johnny Cash cuando alguien le dijo que iba vestido para un funeral. Cash respondió: “Tal vez así sea”.

El funeral esta vez sería para cualquier duda sobre su grandeza. Como accesorio llevaba un pin dorado en la solapa que decía simplemente: “Mantente presente”. Un consejo, presumiblemente, para sí mismo, para concentrarse en la tarea que tenía ante sí, punto por punto. Pero también era un consejo para el público, que presenciaba la historia.

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LeBron James superó el antiguo récord de anotación de Kareem Abdul-Jabbar en la NBA la noche del martes en Los Ángeles. Foto: Harry How

Recuerdo un momento en particular en el que pude estar completamente presente y deleitarme con la grandeza de James. Era el partido entre los Lakers y los Celtics en Los Ángeles, y los Lakers acababan de conseguir una electrizante remontada de dos dígitos para forzar el tiempo extra. Un robo dio lugar a un ataque rápido de James, y todo el estadio contuvo la respiración esperando la estruendosa anotación que se ha convertido en una certeza, incluso después de 20 años, cuando James se queda solo en transición. Sentí que el mundo se detenía y que la anotación ocurría en lo que parecía cámara lenta mientras el estadio estallaba.

En ese momento, pude asimilarlo todo. Su carácter finito se iluminó con una claridad cegadora. Se lo contaría a mis hijos.

James, al parecer, tuvo un momento así al romper el récord con un tiro de fadeaway (uno de sus tiros característicos) el martes.
“Escribo ‘el hombre en el estadio’ en mi calzado todas las noches… Esta noche me sentí como si estuviera sentado en lo alto del estadio”, comentó a la cadena ESPN después del partido. “Cuando entró ese tiro, el rugido del público… No estoy seguro de si podré volver a experimentar esa sensación”.

“Es como ganar un partido de la final (de la NBA). Cuando detuvimos el juego, todo se detuvo. Me dio una oportunidad para mirar a mi alrededor, simplemente disfrutarlo. Ver a mi familia, ver a los aficionados, ver a mis amigos. Probablemente puedo contar con mis manos el número de veces que he llorado en 20 años, ya sea de felicidad o de derrota, y ese momento fue uno de ellos. Fueron lágrimas de ‘no puedo creer lo que está pasando'”

El eterno LeBron James se convierte en el máximo anotador histórico de la NBA

Por difícil que sea valorar lo que presenciamos mientras sucede, se trata de una labor que vale la pena. Inevitablemente, antes de que nos demos cuenta, el tiempo ha transcurrido, tanto si hemos hecho un inventario de lo que nos rodea como si no. En honor al mundo de la NBA, da la impresión de que todos los implicados en el partido del martes, tanto participantes como espectadores, se permitieron un momento para empaparse de su naturaleza histórica.

Kyrie Irving, compañero de equipo de James en el pasado (y casi en la actualidad), expresó una opinión breve al respecto la semana pasada: “No creo que deberíamos estar sorprendidos. Creo que deberíamos felicitarlo y celebrarlo tanto como sea posible. Seguir disfrutando del espectáculo que él ofrece, porque no va a ser por mucho tiempo. Cuando él decida jugar (mientras), yo disfrutaré del espectáculo”.

Por el momento, al menos, el espectáculo continúa. A nosotros nos toca asimilarlo y disfrutar de nuestros asientos en primera fila.

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