Veterano que perdió las dos piernas en Afganistán planea escalar el Everest
Además de poner a prueba su propio cuerpo, Budha Magar quiere cambiar la percepción que se tiene de la discapacidad. Foto: Joel Goodman/The Guardian

Un exgurkha que perdió ambas piernas sirviendo en el ejército británico en Afganistán espera convertirse en la primera persona doble amputada por encima de la rodilla (DAK) en escalar el Everest este verano.

Hari Budha Magar, que tenía “tendencias suicidas” tras recibir el alta médica del Regimiento Real Gurkha en 2010, está trabajando con un equipo íntegramente nepalí para intentar conquistar la montaña más alta del mundo en mayo.

Aunque estará equipado con unas piernas de escalar especiales provistas con calentadores que funcionan con baterías para evitar la congelación, el hombre de 43 años básicamente subirá al Everest arrastrándose con las manos.

Budha Magar calcula que tardará tres veces más que los alpinistas físicamente aptos en llegar a la cima de 8 mil 848 metros, aunque confía en que será más rápido que el promedio en los tramos de la escalera gracias a su mayor fuerza en la parte superior del cuerpo.

Dos alpinistas con amputaciones por debajo de las rodillas llegaron anteriormente a la cima del Everest. Sin embargo, el ascenso sin rodillas es mucho más difícil.

Budha Magar, un hombre contagiosamente optimista y alegre, describe su forma de andar como “la de un pingüino”, impulsada por sus caderas. En una entrevista con The Guardian, bromeó sobre las ventajas de vivir sin piernas, como “no tener calcetines malolientes” y “poder tumbarme en sillones muy pequeños”.

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Budha Magar prueba su traje para grandes altitudes, hecho a la medida para él en Peter Hutchinson Designs Ltd. Foto Joel Goodman/The Guardian

Además de poner a prueba su propio cuerpo, Budha Magar quiere cambiar la percepción que se tiene de la discapacidad. “Incluso ahora, especialmente en lugares remotos, las personas discapacitadas son consideradas ‘la carga de la tierra’, y las discapacidades son consideradas como los pecados de una vida anterior”, señaló.

En 2017, Budha Magar se convirtió en el primer amputado DAK en superar los 6 mil metros de altitud en el Mera Peak, el pico de senderismo más alto de Nepal (6 mil 476 metros). También escaló el Mont Blanc (4 mil 810 metros) y el Kilimanjaro (5 mil 895 metros). El año pasado renunció a intentar escalar otro pico del Himalaya, el Himlung (7 mil 126 metros), después de que uno de los miembros de su equipo se enfermara y todo el equipo quedara casi sepultado por la nieve.

Nacido en un establo de una remota zona de Nepal, Budha Magar se casó a los 11 años y se convirtió en padre a los 17 años. Abandonó Nepal a los 19 años, siendo uno de los 230 nepalíes elegidos para alistarse al ejército británico de entre 10 mil aspirantes, atraído por un sueldo superior al del primer ministro de Nepal.

Sirvió durante 15 años, sin embargo, en abril de 2010, mientras patrullaba en Afganistán, pisó un artefacto explosivo improvisado (IED).

Tras la amputación, pasó al menos 18 meses deprimido, “con tendencias medio suicidas” y “bebiendo demasiado” antes de que una organización benéfica de veteranos, Battle Back, le ofreciera la oportunidad de hacer paracaidismo. “Ese fue un gran punto de inflexión para mí, especialmente para mi confianza”, comentó.

“Dije que sí pensando: ‘La mitad de mi cuerpo ha desaparecido; si la otra mitad también lo hace, ¿qué importa?’ En los gurkhas tenemos este lema: ‘Es mejor morir que ser un cobarde’, por lo que no puedo ser un cobarde. Y cuando aterrizamos en tierra me di cuenta de que incluso sin piernas eres capaz de hacer muchas cosas”.

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El alpinista de 43 años básicamente se arrastrará por el Everest con las manos. Foto: Joel Goodman/The Guardian

Se dio cuenta de que era su mente tanto como su cuerpo lo que lo frenaba: “No sabía cuán poderosa es la mente. Pensaba que todo era cuestión de fuerza física. Si nos mentalizamos, nuestro cuerpo nos seguirá”.

Comenzó a practicar deportes –kayak, golf, escalar, tiro con arco, tenis de mesa– antes de fijarse en el alpinismo. Al poco tiempo, resurgió su sueño de la infancia de escalar el Everest, y empezó a entrenar en serio para hacerlo en 2018.

Entonces, a finales de 2017, el Ministerio de Turismo de Nepal prohibió la escalada del Everest a alpinistas en solitario, invidentes y personas con doble amputación, en un intento de reducir el número de muertes registradas en la montaña.

Budha Magar lideró una campaña destinada a anular la prohibición, viajó a Ginebra para hablar ante las Naciones Unidas y citó la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. “No se puede privar a nadie de sus derechos por el simple hecho de ser diferente”, comentó a The Guardian.

Pero, ¿tienen todos derecho a escalar el Everest, que se está llenando peligrosamente de personas y basura durante la corta temporada de alpinismo? “Sí, sí. Todos deberían tenerlo”, señaló esta semana. La clave, añadió, es la preparación y asegurarse de que su intento no pone en peligro a nadie más. “Tengo que asegurarme de que no estoy retrasando a nadie más”.

Budha Magar, que ahora vive en Canterbury, Kent, con su esposa y sus dos hijos, así como con la hija de 26 años de su primer matrimonio, recaudó más de 200 mil libras (unos 4 millones de pesos) para intentar escalar el Everest. Si logra reunir otras 100 mil libras (unos 2 millones de pesos) de patrocinio, viajará a Nepal en primavera con Krishna Thapa, exgurkha y alpinista del Servicio Aéreo Especial, su jefe de expedición.

Los acompañarán ocho sherpas para transportar oxígeno y otros equipos, en lugar de uno o dos como es habitual, y tienen previstos levantar cinco o seis campamentos entre el campamento base y la cima, en lugar de los cuatro habituales. Budha Magar insistió en que no era tan excesivo, mencionando a los primeros hombres que escalaron el Everest: “Sir Edmund Hillary y (su sherpa) Tenzing Norgay levantaron 10 campamentos y llevaron 500 cargadores”.

Jamás se puede garantizar el éxito en la montaña más alta del mundo, no obstante, el credo de su expedición refleja la mentalidad intrépida de Budha Magar: sin piernas, sin límites.

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