Grupos ecologistas piden medidas urgentes contra los residuos peligrosos de los cigarros electrónicos
El número de australianos que usan cigarros electrónicos se duplicó entre 2016 y 2019, con la eliminación de los vapeadores ahora como un problema ambiental. Foto: Robin Utrecht/Rex/Shutterstock

Los grupos ecologistas pidieron claridad y regulación urgentes para hacer frente al aumento de los residuos peligrosos de los cigarros electrónicos a medida que el vapeo se vuelve más popular.

El número de personas que usan cigarros electrónicos se duplicó entre 2016 y 2019, según datos del gobierno federal, con una encuesta que muestra que más del 30% de los jóvenes de 14 a 17 años han practicado el vapeo.

El director de Clean Up Australia, Pip Kiernan, señaló que el marcado aumento presentaba “un nuevo y grave problema medioambiental”, ya que los voluntarios descubrían cigarros electrónicos desechados “en volúmenes cada vez mayores”.

Shannon Mead, fundador del grupo de defensa No More Butts (No más colillas), señaló que tenía conocimiento de escuelas “que ahora tienen contenedores de dispositivos de vapeo confiscados y no están seguros de qué hacer con ellos”.

Algunos ayuntamientos, entre ellos el de la ciudad de Sídney, aceptan los cigarros electrónicos en sus puntos de recolección de residuos electrónicos, sin embargo, muchos no lo hacen debido a la preocupación que existe por la posible filtración de ácido de batería, litio y nicotina. Los dispositivos también han sido vinculados a explosiones e incendios.

Muchos programas de gestión de productos no aceptan los cigarros electrónicos o solo pueden procesar la batería. Los cigarros electrónicos desechables suelen tener una batería encapsulada que no se puede extraer.

Según la Autoridad de Protección del Medio Ambiente de Nueva Gales del Sur, numerosas tiendas de cigarros electrónicos ofrecen información básica sobre cómo desechar los productos, no obstante, su utilidad es limitada, ya que las normativas varían considerablemente de un estado a otro.

Kiernan señaló que existía una necesidad “urgente y pendiente” de estandarizar los procesos de eliminación de los dispositivos de cigarros electrónicos a fin de reducir la contaminación.

“Tenemos que establecer normas claras sobre la eliminación ambientalmente responsable de los residuos de cigarros electrónicos y exigir responsabilidades a la industria para que se atenga a ellas”, indicó Kiernan.

“No deberían ser desechados en el bote de basura general, ni en el de reciclaje, y definitivamente no deberían ser desechados en el medio ambiente, donde pueden liberar metales tóxicos, ácido de batería y nicotina y otros productos químicos en el suelo”.

Mead sugirió que el gobierno federal debe desempeñar un papel más importante en la regulación y garantizar que se puedan desechar todos los productos de forma segura.

“Si la asequibilidad es una de las razones por las que tantas personas están empezando a vapear, un aumento del precio de venta para cubrir la aplicación de un plan de reembolso también podría servir como elemento disuasorio”, señaló Mead.

La ministra federal de Medio Ambiente, Tanya Plibersek, apoya la reforma, aunque cualquier medida requeriría la cooperación de los gobiernos estatales, territoriales y locales.

“Cada cigarro electrónico que llega a los basureros vierte en el medio ambiente plástico, venenos, sales de nicotina, metales pesados, plomo, mercurio y baterías de iones de litio inflamables que pueden tardar cientos de años en degradarse”, señaló Plibersek.

Las pilas pueden provocar incendios en los basureros y son casi imposibles de reciclar debido a que el plástico contiene veneno”.

La empresa de gestión de residuos peligrosos PegEx, con sede en Estados Unidos, indicó que la eliminación correcta de un cigarro electrónico requiere retirar el material de relleno, enjuagarlo con agua corriente hasta eliminar todos los residuos de nicotina y envolverlo en un trozo de material biodegradable.

En 2021, un trabajador de una mina sufrió quemaduras graves en una pierna cuando un cigarro electrónico se incendió espontáneamente en su bolsillo. El gobierno estatal advirtió posteriormente que una explosión similar en una mina subterránea o cerca de materiales explosivos podría ser catastrófica.

La encuesta sobre el tabaquismo y la salud del estado de Victoria, realizada por el Cancer Council, reveló que el número de adultos que vapeaban casi se había duplicado, pasando de 154 mil 895 en 2018-2019 a 30 mil 827 en 2022.

El 1 de enero, Plibersek animó a los australianos a dejar el cigarro electrónico como propósito de año nuevo, alegando que las empresas tabacaleras estaban comercializando de forma intencional sabores y envases que atraerían a un mercado más joven.

“Obviamente es malo para la salud, pero también es terrible para el medio ambiente”, señaló Plibersek.

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