‘La retórica de mi familia se volvió violenta’: los rusos tras un año de guerra
Un trabajador limpia un graffiti con los colores de la bandera ucraniana en el centro de Ekaterimburgo, Rusia, el pasado mes de agosto. Foto: Reuters

Vasili*, de 30 años, que vive en la ciudad de Ekaterimburgo y trabaja en la contratación pública, reflexiona sobre la vida en Rusia desde la invasión de Ucrania hace un año. “Después de este extraño año, los rusos se acostumbraron a esta guerra, en mi opinión. Algunos perdieron a seres queridos en ella, otros se fueron del país, pero en general la vida ha vuelto a un ritmo relativamente tranquilo”, señala.

“No hay escasez en las tiendas, las marcas que se fueron, como Ikea, fueron sustituidas por otras –aunque nos tomará algún tiempo averiguar cuál es la calidad de estas nuevas marcas–. Se celebran eventos, aunque sin artistas europeos, lo cual es una pena. La gente trabaja, estudia”.

“Es cierto que los precios subieron, pero las personas aún tienen dinero suficiente para unas vacaciones en el extranjero, en India, Turquía, Tailandia o los Emiratos Árabes Unidos”.

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Personas esperando el metro en Ekaterimburgo. Foto Vasili/Guardian Community

Y continúa: “En nuestra ciudad cancelaron los fuegos artificiales de Nochevieja a causa de la guerra, así como las fiestas de algunas empresas. Muchos jóvenes y memes populares ahora utilizan la expresión ‘Rusia es para los tristes’. Se trata de una modificación de un viejo eslogan de extrema derecha que decía que ‘Rusia es para los rusos’”.

“Muchas personas apoyan a Putin y sus acciones”.

“Honestamente, (expresar) opiniones es muy arriesgado aquí hoy en día, en vista de los recientes acontecimientos y las recientes leyes. Antes, mis amigos y yo pensábamos que las elecciones rusas eran injustas y que Putin ostentaba el poder de forma fraudulenta. Pero después de que empezara la guerra, se hizo evidente cuánta gente lo apoya a él y a sus acciones. Por esa razón, mucha gente joven y talentosa se fueron del país. Por lo demás, las cosas no están mal“.

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La Universidad Estatal de Economía de los Urales en Ekaterimburgo luce una gran pancarta con la letra ‘Z’, un símbolo utilizado para expresar apoyo a la guerra en Ucrania. Foto: Vasili/Guardian Community

Considera que el temor de la población al reclutamiento ha disminuido en los últimos meses. “Creo que probablemente la gente ya no está tan preocupada, pero es difícil saber si habrá más movilizaciones o no. Cuando empezó la movilización en septiembre, muchos jóvenes entraron en pánico, lo cual es comprensible. Nadie quiere morir. Algunos de mis amigos fueron reclutados. No sé qué les está pasando, todo lo que sé es que están en Crimea”.

“Por supuesto, todo ha cambiado en el último año. Los pobres están dando su vida por los intereses de los ricos e influyentes. Resistirse al sistema es difícil y poco seguro, la gente quiere vivir y disfrutar“.

“Los pobres están dando su vida por los intereses de los ricos e influyentes”.

“En la televisión y en YouTube nos dicen que ahora los rusos son odiados en muchos países. No es necesario juzgar a todos los rusos por las acciones de una persona”.

Vasili comenta que antes tenía planes de mudarse al extranjero en un momento determinado, pero el emigrar ahora significaría “huir de los problemas” y dejar a amigos y familiares en una situación difícil.

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Una pareja pasea por la ciudad de Perm, Rusia. Foto: /Guardian Community

Rusia es mi patria, un país maravilloso con gente increíble. Tenemos que construir puentes, no muros. Espero que esta guerra innecesaria termine pronto. Quiero la paz”.

Julia*, de 31 años, que trabaja en el sector de la educación y vive en el centro de Moscú, comenta que su familia, de clase media, es ferviente partidaria de la política de Putin.

“Mi padre lo mencionó brevemente en una conversación, no hablamos de ello. No he visitado a mis abuelos desde el comienzo de la guerra, porque tengo miedo de lo que pueda escuchar. Su televisión siempre está prendida, a volumen alto. Las personas mayores de 40 años suelen apoyar bastante al régimen”, explica.

“La retórica de mis colegas y familiares se volvió violenta”.

Uno de mis hermanos tiene una ‘Z’ en su foto de perfil de WhatsApp. No he estado en contacto con él desde hace mucho tiempo”.

Julia comenta que el lenguaje utilizado en las conversaciones cambió notablemente en los últimos 12 meses, lo que a su parecer es indicativo de un cambio cultural, que refleja que muchos rusos están a pie de guerra en estos días, o incluso celebran la agresión de Rusia.

La retórica de mis colegas y familiares se volvió violenta. Por ejemplo, citan cosas que dice (el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei) Lavrov, que contienen expresiones de la mafia y argot penitenciario. Esta forma de hablar no es propia de estas personas.

“Con frecuencia utilizan (expresiones y palabras) como ‘como lo haría un hombre de verdad’, ‘masculino’, ‘deber’ y ‘verdad’, y (abiertamente) destrozan las normas internacionales, entre otras cosas. Este (discurso) ahora es ampliamente aceptado en la sociedad. Me parece que las sanciones reforzaron el apoyo a Putin. No es cómodo vivir aquí“.

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Un cartel con la imagen de un soldado ruso, llamado Sergey Ivanchuk, en una parada de autobús en Moscú bajo el texto ‘Gloria a los héroes de Rusia’. Foto: Julia/Guardian Community

Un argumento muchas veces utilizado para justificar la guerra, explica Julia, es referirse a Europa como “Gayrope” (Europa gay), y como llena de “propaganda asquerosa” que la gente dice que no quiere que se enseñe a los niños en Rusia. “Los europeos morirán congelados por la falta de nuestro gas y nuestro petróleo” es otra frase que se pronuncia con frecuencia, comenta.

No obstante, parece que se ha disipado parte del apoyo público a la guerra, señala. “Hay muchas personas que simplemente quieren desvincularse de todo lo que está ocurriendo y simplemente seguir con sus vidas. Prefieren hablar de cualquier cosa menos de política. Supongo que es apatía, no se puede influir en nada ni cambiarlo, así que dejamos de preocuparnos”.

“En comparación con febrero del año pasado, ahora hay muchos menos símbolos ‘Z’ en las calles y en los autos. Actualmente no hay nada (exhibido) en la ciudad que llame mi atención como propaganda, excepto algunos carteles sobre ‘héroes militares’ que empezaron a aparecer recientemente en las paradas de autobuses, pero sin ninguna mención a la guerra en Ucrania. No se sabe con certeza si los soldados que aparecen en esos carteles están muertos o vivos“.

Para Vladimir*, de 45 años, un exsoldado que en el pasado cumplió misiones en Chechenia, estos llamados al deber caen en saco roto.

“Dejé el servicio militar estatal hace unos años, con honores y medallas, pero ahora quieren que vuelva a hacerlo. ¡De ninguna maldita manera!”, comenta.

“Nunca jamás voy a luchar en otra guerra, especialmente contra los ucranianos”.

“Vine a quedarme con mi anciana madre, para ayudarla tras la muerte de mi padre. Mi esposa y mi hija se encuentran lejos, y el documento de movilización fue entregado en mi dirección de allá”.

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Una foto tomada por Vladimir durante un paseo por la zona donde se esconde de las autoridades rusas para evitar ser reclutado. Foto: Vladimir/Guardian Community

Nunca jamás voy a luchar en otra guerra, especialmente contra los ucranianos. No tengo dinero para salir del país, esa es la única razón por la que todavía estoy aquí. Por eso, seguiré moviéndome entre la casa de mi madre y un departamento rentado (cerca de mi esposa y mi hija), y viviré escondiéndome de las autoridades estatales. Que me busquen en el lugar equivocado”.

Vladimir comenta que su principal fuente de ingresos, aparte de una pensión militar, proviene del tráfico de drogas, y que su consumo de drogas recreativas aumentó desde que comenzó la guerra.

“La gente consume drogas ahora más que nunca, ahora es común aquí. Actualmente consumo metadona, mefedrona y heroína varias veces al mes, y marihuana todos los días. Mi (motivación) para dejar estos hábitos desapareció por completo. Como consumidor de drogas, a veces pienso que somos la razón por la que no hay protestas masivas en este país”.

“¿Qué pienso de mi futuro? Las cosas van constantemente de mal en peor, mi única esperanza es que no me veré obligado a participar en esta absurda pesadilla”.

Ksenia, de 34 años, residente en los suburbios de Moscú, cree que está justificada la invasión de Ucrania.

“Mi madre nació en Kramatorsk, Ucrania, pasé ahí todas mis vacaciones de verano con los abuelos, por lo que todo lo que está ocurriendo me resulta bastante doloroso”, explica. “Sin embargo, considero que la operación militar especial es el resultado inevitable de las (acciones) de Estados Unidos durante los últimos 30 años“.

“Deseo que gane mi país”.

Ksenia cree que Europa y Estados Unidos “solo respetan la fuerza”. Muchos rusos tienen una estrecha relación con amigos y familiares que, según dicen ellos, recibieron un trato injusto por parte de los ucranianos en la región del Donbás, señala Ksenia. “Los trataron como estúpidos separatistas, infrahumanos“.

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Un equipo ucraniano espera con su lanzacohetes múltiple BM-21 Grad de 122 mm en la región sur del Donbás, Ucrania, esta semana. Foto: Scott Peterson/Getty Images

Cuando comenzó la movilización de Rusia, dice, nunca pensó en salir del país.

“Sí, tenía miedo y esperaba que mi esposo no fuera reclutado. Pero él estaba tranquilo y dijo que definitivamente iría y cumpliría con su deber si lo (reclutaban), y estoy orgullosa de él. Rusia (luchará) hasta el final, con el fin de hacer que el mundo sea bipolar y (eliminar) la hegemonía de Estados Unidos. Porque si perdemos, Rusia se convertirá en un subordinado de Estados Unidos”, explica.

“Rezo por todos los soldados ucranianos y rusos, pero deseo que gane mi país”.

*Los nombres y algunos detalles fueron modificados.

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