Las mujeres ucranianas son más vulnerables a la violencia sexual tras la invasión rusa: Comité Internacional de Rescate
Mujeres hablan mientras se refugian en el interior del sótano de un edificio residencial durante un ataque ruso en Lyman, Ucrania. Foto: Léo Corrêa/AP

Las mujeres ucranianas son cada vez más vulnerables a la violencia sexual 12 meses después de que Rusia invadiera el país, con un incremento de las denuncias de abusos, según indica una de las principales organizaciones humanitarias presentes en el país.

Las mujeres ucranianas que huyen de las casas bombardeadas y de sus ciudades de origen denuncian agresiones que ocurren en sus hogares y en refugios comunitarios, indicó Marysia Zapasnik, directora para Ucrania del Comité Internacional de Rescate (IRC).

“Estamos observando niveles más altos de violencia de género, que está relacionada con el desplazamiento”, señaló. “Entonces, las redes de apoyo no existen y los niveles de estrés entre todos los miembros de la comunidad, por desgracia, a veces se manifiestan en violencia de género. Por lo tanto, en los refugios colectivos estamos observando niveles más altos de este tipo de violencia, además de que tenemos casos que nos remiten”.

El IRC centra sus esfuerzos de ayuda en el este y sureste de Ucrania, donde se registran intensos bombardeos y combates. La organización calcula que 17.6 millones de personas en el país necesitan ayuda humanitaria urgente, mientras que 6 millones se han visto desplazadas internamente.

Zapasnik dio un ejemplo reciente de una mujer que fue atacada en un refugio colectivo y que huyó, llevándose únicamente su bolsa y un suéter. Tras ser encontrada por la policía deambulando por las calles en pantuflas, fue remitida al IRC, que le proporcionó apoyo psicológico, dinero para comprar ropa y organizó su acceso a una casa segura.

Zapasnik señaló que la violencia sexual y la violencia doméstica contra las mujeres ucranianas estaban aumentando. “Los altos niveles de estrés suelen aumentar también los niveles de violencia doméstica“, explicó. “Es un tema muy delicado y es algo que no se discutía en Ucrania antes de la guerra, por lo que es difícil hablar abiertamente de ello. Tenemos que asegurarnos de que hacemos todo lo posible para proteger a las mujeres, incluidas aquellas con las que estamos trabajando”.

Advirtió que las mujeres ucranianas que permanecían en el país también soportaban cada vez más la mayor parte de la carga del cuidado de niños que no podían asistir a la escuela y de familiares mayores que normalmente recibirían ayuda del Estado. Indicó que se habían registrado y verificado 750 ataques rusos contra instalaciones de salud, mientras que 3 mil escuelas habían resultado gravemente dañadas o destruidas. El impacto psicológico a largo plazo sobre las mujeres que “aguantan” para mantener a sus familias podría ser devastador, añadió.

“En los refugios antiaéreos, cuando suenan las sirenas, las madres juegan con sus hijos intentando que sea una experiencia divertida, llevándoles sus juguetes favoritos. Las mujeres, las madres de Ucrania, son increíblemente valientes y resilientes, pero están pasando muchas dificultades“, explicó.

La mayor parte de la educación se impartía ahora en línea, pero era más difícil debido a los bombardeos rusos contra las infraestructuras energéticas, señaló. Muchas mujeres que aún tenían trabajo con frecuencia no podían trabajar porque tenían que cuidar a los niños en casa. En muchas partes del país no había servicios necesarios para la supervivencia diaria, como calefacción, agua potable, alcantarillado y electricidad, dijo.

Todas estas cuestiones están agravando el estrés y el trauma que sufren las mujeres“, señaló. “Ya pasó un año, y se han normalizado muchas cosas, que definitivamente no deberían ser normales… la necesidad de apoyo mental y psicológico para las personas en Ucrania permanecerá durante muchos años”.

Zapasnik recordó haber hablado con una mujer de la ciudad portuaria de Mykolaiv, en el sur del país, sometida a incesantes ataques rusos desde marzo, que lloraba mientras describía el intenso miedo que le producía no poder proteger a sus hijos. “Se dio cuenta de que una de sus hijas la miraba, e inmediatamente se secó las lágrimas, desesperada por no dejar que sus hijas vieran que estaba alterada“, relató Zapasnik, conteniendo ella misma las lágrimas. “Me pareció muy conmovedor”.

Tras un año de guerra, las personas que permanecen en Ucrania con frecuencia agotan sus ahorros y reducen su gasto en alimentos no esenciales y atención médica, añadió. El IRC está llevando a cabo un programa de invierno que proporciona mantas, bolsas de dormir, estufas, combustible y materiales básicos de reparación para los hogares bombardeados, así como clases de inglés y ucraniano e incluso yoga, muchas veces impartidas en sótanos.

Olga, de 57 años, que recibió ayuda del IRC en Mykolaiv, comentó que cada día se agravaba el trauma de la guerra. “Te acuestas y tienes miedo, te despiertas y rezas. Te levantas y esperas a ver qué pasa después. No vamos a trabajar. Nos levantamos y nos quedamos en casa… Estoy esperando a ver si cae desde arriba o no, y cómo termina. Rezo para que todos nuestros chicos sobrevivan”, explicó.

Antes de la guerra, comentó Olga, salían y hablaban con las personas, pero eso se había acabado. “Dejamos de vivir, nos acostamos y esperamos a ver si despertamos o no“, dijo. “¿Qué ha cambiado? Todo ha cambiado”.

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