El Tribunal Supremo de Pakistán declara que la detención de Imran Khan fue ilegal

El Tribunal Supremo de Pakistán declaró ilegal la detención del exprimer ministro Imran Khan y ordenó que fuera puesto en libertad inmediatamente.

El presidente del Tribunal Supremo de Pakistán, Umar Ata Bandial, declaró que la Oficina Nacional de Rendición de Cuentas (NAB) actuó infringiendo la ley al arrestar a Khan en las instalaciones del Tribunal Supremo de Islamabad sin autorización y que tales acciones tendrían un “efecto desalentador”.

Las tropas paramilitares detuvieron a Khan el martes cuando entró al Tribunal Supremo para enfrentarse a un caso de corrupción. Bandial indicó que Khan ya se había entregado al tribunal cuando casi 100 guardias irrumpieron y lo detuvieron, y declaró que la detención de Khan era ilegal y constituía un acto de desacato al tribunal.

“¿Qué dignidad le queda al tribunal si 90 personas entraron a sus instalaciones? ¿Cómo se puede detener a una persona en las instalaciones del tribunal?”, señaló Bandial.

En medio de fuertes medidas de seguridad, Khan fue conducido al tribunal y compareció ante el panel de tres jueces, que ordenó su inmediata liberación. “Se han registrado incidentes violentos tras su detención”, indicó Bandial. “Queremos paz en el país”.

Khan le dijo al juez que no tenía conocimiento de lo que estaba ocurriendo en el país. “Me detuvieron como si fuera un terrorista. ¿Qué responsabilidad tengo yo respecto a las protestas?”, preguntó al juez, y añadió: “Solo queremos que haya elecciones en el país”.

Los jueces ordenaron a Khan que compareciera el viernes ante el Tribunal Supremo de Islamabad, el cual ya había declarado que la detención de Khan era legal. También se le ordenó que pasara la noche en una pensión del Tribunal Supremo, custodiado por la policía de Islamabad, para garantizar su protección.

La liberación de Khan fue un triunfo significativo para el partido PTI, que había alegado que la detención de Khan constituyó un “secuestro ilegal”, orquestado por el gobierno y la poderosa clase dirigente militar del país.

Khan gozó de una estrecha relación con el ejército mientras estuvo en el poder, sin embargo, tras su destitución el año pasado, se volvió sumamente crítico con los altos mandos militares y los acusó de confabular con potencias extranjeras para orquestar su derrocamiento y de intentar asesinarlo. El ejército ha negado todas sus acusaciones.

La popularidad de Khan aumentó vertiginosamente desde que fue expulsado del poder, y periódicamente moviliza protestas en todo el país para exigir unas elecciones generales anticipadas y la expulsión del ejército de la política.

El jueves fueron detenidos cinco dirigentes del partido de Khan, el Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI). El vocero del PTI, Fawad Chaudhry, fue detenido a última hora de la noche del miércoles, a pesar de haber obtenido una fianza cautelar de los tribunales. El jueves, la policía detuvo a Shah Mahmood Qureshi, que fue ministro de Relaciones Exteriores en el gabinete de Khan, así como a los altos dirigentes del PTI Ali Muhammad Khan y Ejaz Chaudhry. El exministro de Finanzas del PTI, Asad Umar, también fue detenido el miércoles.

La policía de Islamabad informó que los dirigentes del PTI fueron detenidos “por incitar a provocar incendios y protestas violentas en el marco de un plan bien elaborado para poner en peligro la paz”. También se archivaron siete casos contra altos dirigentes del PTI, entre ellos Khan, por un ataque perpetrado por seguidores del PTI contra el domicilio de un alto cargo militar.

El ejército fue desplegado en toda la ciudad de Islamabad y en los estados de Punjab y Jaiber Pastunjuá, donde se han producido algunos de los peores episodios de violencia. La policía informó que detuvo a mil 300 personas y que 290 resultaron heridas a causa de la violencia.

En la ciudad de Peshawar, siete personas murieron y decenas resultaron heridas después de que se produjeran enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Una persona murió por inhalación de humo tras el incendio de un edificio en la ciudad de Lahore, y otra recibió un disparo cerca de un puesto de control militar en la ciudad de Quetta.

Entre los edificios atacados por los manifestantes se encontraba la residencia en Lahore del primer ministro, Shehbaz Sharif , donde se arrojaron bombas molotov contra el exterior de la misma, y contra más de una docena de oficinas gubernamentales. En Peshawar, los manifestantes saquearon las oficinas de la comisión electoral e incendiaron automóviles y motocicletas.

En un enérgico discurso a la nación pronunciado a última hora del miércoles, Sharif lanzó una advertencia a los revoltosos. “Se advierte a estos elementos terroristas y antiestatales que desistan de hacer justicia por mano propia, de lo contrario serán tratados con mano dura. Salvaguardar la patria y su ideología es más valioso que sus vidas”, indicó.

En un comunicado relativo a los disturbios en Pakistán, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió a “todas las partes que se abstengan de recurrir a la violencia”.