El calentamiento global aumentó la probabilidad de inundaciones en Grecia y Libia, según un estudio
Un edificio destruido en la ciudad libia de Derna después de las mortales inundaciones repentinas. El volumen de lluvia que cayó fue “muy superior al de los eventos registrados anteriormente”. El calentamiento global aumentó la probabilidad de inundaciones en Grecia y Libia. Foto: Karim Sahib/AFP/Getty

La contaminación por carbono provocó lluvias más fuertes e inundaciones más intensas en Grecia y Libia este mes, pero otros factores humanos fueron responsables de “convertir el clima extremo en un desastre humanitario”, dijeron los científicos.

El calentamiento global hizo que los niveles de lluvia que devastaron el Mediterráneo a principios de septiembre fueran hasta 50 veces más probables en Libia y hasta 10 veces más probables en Grecia, según un estudio de World Weather Attribution que utilizó métodos establecidos pero que aún no había sido revisado por sus pares.

La red de científicos, que se esfuerza por comprender los fenómenos meteorológicos extremos tan pronto como ocurren, descubrió que las personas se volvieron más vulnerables a la lluvia debido a factores como la construcción de casas en llanuras aluviales, la tala de árboles y la falta de mantenimiento de las presas.

“El Mediterráneo es un foco de peligros impulsados por el cambio climático”, afirmó Friederike Otto, científica climática del Imperial College de Londres y coautora del informe.

Si bien a los investigadores les resultó más difícil cuantificar el papel del cambio climático en este estudio que en el caso de los recientes incendios forestales y olas de calor, añadió, “no hay absolutamente ninguna duda de que reducir la vulnerabilidad y aumentar la resiliencia a todo tipo de clima extremo es primordial para salvar vidas en el futuro”.

La tormenta Daniel azotó varios países mediterráneos en las dos primeras semanas de septiembre y provocó lluvias torrenciales. Las inundaciones mataron a decenas de personas en Europa y Turquía. En Libia, donde dos viejas presas colapsaron cerca de la ciudad de Derna y arrasaron barrios enteros, el número de muertos confirmados asciende a miles.

La cantidad de lluvia que cayó en Libia estuvo “muy por encima de la registrada anteriormente”, según el informe de la WWA. El informe encontró que llovió hasta un 50% más de lo que habría caído en un mundo donde la gente no hubiera cambiado el clima, aunque los investigadores advirtieron que el nivel de incertidumbre era alto.

El informe encontró que el conflicto en curso y la inestabilidad política en Libia agravaron los efectos de las inundaciones. Las presas construidas en la década de 1970 habían recibido un mantenimiento deficiente. También es posible que hayan sido diseñados basándose en registros de precipitaciones cortas que subestimaron la fuerza que podría tener una tormenta extrema.

El informe encontró que las personas corrían un mayor riesgo porque las presas almacenaban mucha agua y fallaban por la noche, dejando poco tiempo para escapar.

“Necesitamos urgentemente reducir la exposición a los riesgos de inundaciones”, afirmó Maja Vahlberg, del centro climático de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, coautora del informe.

En Grecia, Bulgaria y Turquía, las lluvias fueron hasta un 40% más intensas debido al calentamiento global, según descubrieron los científicos. En toda la región, ahora se podrían esperar lluvias tan extremas una vez por década. En Grecia central, donde se produjeron la mayor parte de los daños, ahora se puede esperar que ocurra un evento de este tipo cada 80 a 100 años.

Vassiliki Kotroni, director de investigación del Observatorio Nacional de Atenas y coautor del informe, describió las inundaciones como un “punto de ruptura”. Pidió sistemas de alerta temprana y “el diseño de infraestructuras resilientes en la era del cambio climático”.

Los cambios en el paisaje hicieron que las inundaciones griegas fueran más devastadoras, según el informe. Como resultado de la urbanización y la deforestación, más personas y casas se vieron afectadas por las inundaciones y hubo menos naturaleza para absorber las aguas pluviales.

Enrique Doblas, ecologista y miembro de Expertos Mediterráneos en Cambio Climático y Medio Ambiente, que no participó en el estudio, dijo: “Esto refuerza nuestra comprensión de que, si bien el cambio climático puede verse como la causa subyacente de las recientes catástrofes, sus impactos se ven exacerbados por una gestión del paisaje que carece de medidas preventivas adecuadas”.

Los investigadores de la WWA advirtieron que “no pueden descartar completamente la posibilidad de que el cambio climático no haya afectado la probabilidad e intensidad de eventos como estos”. Dos limitaciones principales en su análisis estadístico fueron la falta de datos a largo plazo de las estaciones meteorológicas locales y la capacidad de los modelos climáticos para representar extremos raros en áreas pequeñas.

A pesar de esto, dijeron, confiaban en su conclusión de que el calentamiento global había influido.

La gente ha calentado el planeta 1.2°C desde la Revolución Industrial quemando combustibles fósiles y destruyendo la naturaleza, y Europa se ha calentado casi el doble de rápido. Debido a que el aire más caliente puede contener más vapor de agua, un aguacero puede liberar más lluvia. Los investigadores dijeron que no encontraron evidencia de factores que puedan estar haciendo que las lluvias fuertes sean menos probables.

Julie Arrighi, directora del centro climático de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, dijo: “Este devastador desastre muestra cómo los fenómenos meteorológicos extremos impulsados por el cambio climático se están combinando con factores humanos que crean impactos aún mayores, a medida que más personas, bienes e infraestructura están expuestos y son vulnerables a los riesgos de inundaciones.

“Sin embargo, existen soluciones prácticas que pueden ayudarnos a evitar que estos desastres se conviertan en rutinarios, como reforzar la gestión de emergencias, mejores pronósticos y sistemas de alerta basados en el impacto, e infraestructura diseñada para el clima futuro.

Traducción: Ligia M. Oliver

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