¿Debería preocuparme de que mis articulaciones crujan y dejar de tronar mis nudillos?
Dos manos de Vincent van Gogh (1884) ... Una mano tiene 27 articulaciones, incluidos los nudillos. Foto: Alamy

Nuestras rodillas, hombros, cuellos y manos hacen todo tipo de crujidos y tronidos. A veces incluso los propiciamos. Pero ¿es este el sonido de un tipo de daño?

Cuando Donald Unger era niño, su madre y varias tías, y más tarde su suegra, le decían que tronarse los nudillos le provocaría artritis. En lugar de dejar de hacerlo (o, al menos, hacerlo de forma menos evidente), Unger se embarcó en su propio programa experimental: durante 50 años, se tronaba los nudillos de la mano izquierda al menos dos veces al día, dejando que los de la derecha tronaran espontáneamente, o no tronaran en absoluto. Después de unos 36 mil 500 tronidos, los resultados fueron claros, al menos para Unger, que se hizo médico y publicó sus hallazgos en la revista Arthritis and Rheumatism. “No había artritis en ninguna de las dos manos, ni diferencias aparentes entre ellas”, concluyó. Si no se puede aplaudir a Unger por su medio siglo de dedicación, al menos hay que respetarle por no calificar el resultado de “quebrantador”.

Sin embargo, una cosa es tronarse voluntariamente los nudillos, y otra todos los demás chasquidos, crujidos y rechinidos que parecen aumentar de ritmo a medida que envejecemos. En general, son buenas noticias. “Mucha gente tiene articulaciones que truenan de vez en cuando, y eso es completamente normal”, dice Claire Speer, fisioterapeuta y “campeona musculoesquelética” de la organización benéfica Versus Arthritis. “Yo misma noto a menudo una sensación de alivio cuando me truena la espalda o el hombro después de un estiramiento o un masaje y parece que todo se mueve un poco más fácil”.

¿Cuál es la causa de todo ese ruido? Un estudio de 2015 basado en resonancias magnéticas sugiere que el satisfactorio/desagradable chasquido de tronarse los nudillos parece provenir de pequeñas burbujas que aparecen en el líquido sinovial que rodea y lubrica la articulación entre dos huesos. Cuando la articulación se estira, la presión en la cápsula de tejido conjuntivo que la rodea disminuye, lo que significa que estas burbujas aparecen brevemente. Se cree que su aparición es lo que provoca el “crack”, ya que vuelven a hundirse inofensivamente en el líquido durante los 20 minutos siguientes más o menos, lo que explica el periodo de enfriamiento que tienen que respetar incluso los tronadores más experimentados. Se cree que algunos nudillos están demasiado sueltos o demasiado apretados para tronar, por lo que los que se encuentran en la confortable zona del crujido molestan a todos los demás.

La principal preocupación sobre el tronar de los nudillos, al menos para los autores de un artículo de 1990 citado con frecuencia, es que conduce a “la rápida liberación de energía en forma de vibraciones repentinas, muy parecida a las fuerzas responsables de la destrucción de las palas hidráulicas y las hélices de los barcos”. Y aunque los investigadores de 1990 llegaron a la conclusión de que no había mayores indicios de artritis entre los que practicaban tronarse los nudillos, sí eran “más propensos a tener hinchazón en las manos y menor fuerza de agarre”, por lo que la práctica “provoca un deterioro funcional de la mano”. Sin embargo, este hallazgo ha sido desmentido por un estudio de 2016 que no encontró correlación entre el crujido y el debilitamiento del agarre, y el estudio anterior podría haber indicado una correlación más que una causalidad, ya que el crujido también se asoció con el tabaquismo y el consumo de alcohol.

Entonces, ¿cuándo es el momento de preocuparse? “Si sientes dolor, hinchazón o deformidad en una articulación que truena, deberías ir a que te la examinaran, ya que puede ser un signo de lesión o artritis en la articulación”, dice Speer. “Del mismo modo, si hace clic, chasquea o cruje con cada movimiento, merece la pena que la revise un profesional de la salud, como un fisioterapeuta, para asegurarse de que la articulación y el tejido blando que la rodea funcionan correctamente”.

También merece la pena examinarla si se produce un cambio inmediato en la forma de la articulación, sobre todo en la rótula o el hombro. “Esto puede indicar que una articulación se está dislocando parcialmente antes de volver a su posición correcta”, dice Speer. “De nuevo, un fisioterapeuta sería una buena persona para evaluarlo”.

Una última advertencia: siempre se puede exagerar. En 1999, la revista American Journal of Orthopedics publicó un artículo de Peter Chan, cirujano de la mano: Consequences of Knuckle Cracking: A Report of Two Acute Injuries. En él describe a dos pacientes tan ansiosos por oír el chasquido que se torcieron los dedos al hacerlo. Puede que la madre de Donald Unger tuviera razón.

Traducción: Ligia M. Oliver

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