La energía solar podría alimentar los centros médicos de países pobres y salvar vidas, según expertos
Una diadema con linterna podría salvar vidas en caso de un apagón... personal médico lleva a cabo una operación en el hospital Redemption de Monrovia, Liberia. Foto: Lifebox

Todos los centros médicos de los países más pobres podrían electrificarse con energía solar en un plazo de cinco años por menos de 5 mil millones de dólares (86 mil 149 millones de pesos), lo que pondría fin al riesgo de muerte por cortes de electricidad, argumentarán los expertos en la Cop28 este mes.

“Me gustaría que la comunidad internacional se comprometiera a fijar un plazo y una financiación para electrificar todas las instalaciones sanitarias”, declaró Salvatore Vinci, asesor sobre energía sostenible de la Organización Mundial de la Salud y miembro de su delegación en la Cop28. Ahora tenemos soluciones que no existían hace 10 años: no hay razón para que bebés mueran hoy por falta de electricidad para sus incubadoras existiendo la energía solar”.

“Es una fruta al alcance de la mano. No hay nada que nos lo impida”, afirma.

Alrededor de mil millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a un centro médico con una conexión eléctrica estable, incluidos 433 millones en países de bajos ingresos que dependen de instalaciones sin ningún tipo de electricidad, según el informe de la OMS Energising Health: Accelerating Electricity Access in Healthcare Facilities, publicado en enero y coescrito por Vinci.

La electricidad es la savia de un centro médico en funcionamiento, ya que no solo alimenta dispositivos como ventiladores y monitores cardíacos sino que, también, proporciona servicios básicos como la iluminación. Sin estas instalaciones básicas, incluso las condiciones rutinarias pueden ser mortales o dar lugar a complicaciones. Los centros médicos de países vulnerables a los efectos de fenómenos meteorológicos extremos sufren a menudo cortes de suministro a causa de tormentas e inundaciones.

“No sabemos cuántas personas mueren al año por cortes de electricidad. Nadie pone “apagón” como causa de muerte en un certificado de defunción”, afirma Hippolite Amadi, profesor de bioingeniería del Imperial College de Londres. “Mientras hablamos, los pacientes de los países de bajos y medianos ingresos mueren por cortes de electricidad y falta de iluminación. Mueren porque se han desconectado las máquinas que les mantienen con vida, o porque el personal les ha administrado la medicación equivocada al no ver lo que están haciendo, o porque el cirujano que trabaja en la oscuridad ha cometido un error”.

Mientras que la falta de iluminación supone el mayor riesgo inmediato para las pacientes de maternidad y cirugía, una fuente de energía poco fiable hace insostenibles los tratamientos a largo plazo, como la diálisis renal. A medida que aumente la carga de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) en el Sur global, aumentará la presión sobre las instalaciones mal electrificadas.

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Médico examina a una mujer embarazada en una clínica que funciona con energía solar en Nigeria. Foto: Kola Sulaimon/AFP/Getty Images

En la República Centroafricana, el país africano cuyos ciudadanos tienen más probabilidades de morir prematuramente por una ENT, más del 60% de los centros médicos declaran no tener acceso a la electricidad.

“El mejor cirujano del mundo no puede hacer un buen trabajo si no puede ver lo que está haciendo”, afirma Emmanuel Makasa, cirujano ortopédico de Zambia, que a veces ha tenido que trabajar con una linterna o con la luz de su teléfono móvil. “Nunca pedirías a un sastre que trabajara a oscuras, ¿por qué lo esperarías de un médico?”.

En Zambia, el 60% de la población rural no tiene acceso a un centro médico con electricidad, según el gobierno, e incluso en los grandes hospitales conectados a la red nacional el suministro eléctrico es deficiente, dijo Makasa.

“A veces las luces del quirófano se apagan sin previo aviso, y eso significa que los respiradores y las máquinas de mantenimiento vital también se apagan”, explica. Hace poco compró una linterna quirúrgica fabricada por una organización internacional, Lifebox. “No hay nada peor que perder a un paciente o que la operación salga mal por culpa de un apagón.”

“En África siempre estamos buscando innovaciones. Nos preguntamos cómo es posible que vivamos en una tierra de luz solar, una fuente de energía potencial, y sigamos teniendo estos problemas”, afirma Makasa. “Vivimos en una tierra de abundancia, pero nos morimos de hambre”.

Amadi ya trabajó en 2009 para electrificar centros médicos maternos en el estado nigeriano de Níger. En octubre, su ventilador neonatal alimentado con energía solar ganó un prestigioso premio nigeriano y se ganó los elogios del presidente, Bola Ahmed Tinubu, por “mantener con vida a los niños nigerianos”.

“Antes de implantar el sistema de energía solar, la tasa de mortalidad (en uno de nuestros hospitales) era de entre 35 y 45 por cada mil partos (de bebés)”, afirma Mohammed Gana, del Ministerio de Salud del estado de Níger, antiguo colega de Amadi. “Ahora rondamos entre 10 y 15”.

El Ministerio de Salud del estado de Níger pretende electrificar todas sus instalaciones médicas con energía solar en el próximo año. “En los últimos 10 años, el costo de los módulos fotovoltaicos ha disminuido un 90%, y el de las baterías, un 60% en promedio, explica Vinci. “Podemos ir y desplegar un sistema de energía solar rentable y fiable en una instalación en cuestión de pocos días. Ya no hace falta esperar”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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