Crueldad con los seres humanos: la escalada de la crisis en la frontera finlandesa
Raja-Jooseppi: centro de una enconada disputa entre Finlandia y Rusia. Foto: LEHTIKUVA/Reuters

El coronel Matti Pitkäniitty lleva un cuarto de siglo trabajando para la guardia de la frontera finlandesa, pero nunca había vivido nada parecido a la rápida escalada de los acontecimientos de los últimos quince días.

Hay similitudes, sin duda, con la crisis migratoria de 2015 y 2016, cuando unas mil 700 personas atravesaron los remotos pasos fronterizos del norte de Finlandia. Pero, para el jefe de la unidad de asuntos internacionales de la guardia fronteriza, las tensiones que han aumentado en las últimas semanas entre Helsinki y Moscú han dado lugar a una situación única.

Ante la acusación de Moscú de librar una “guerra híbrida” contra su vecino y de empujar a refugiados y emigrantes a la zona fronteriza, el gobierno finlandés anunció abruptamente el martes que cerraría durante dos semanas la totalidad de los 830 kilómetros de frontera finlandesa terrestre entre ambos países.

Pitkäniitty afirmó que Rusia se había convertido en un “país de tránsito” para la migración y acusó a Moscú de utilizar a los solicitantes de asilo para sus propios fines políticos. “Utilizar como herramientas a personas que proceden de entornos como éste es una forma cruel de tratar a los seres humanos”, declaró a The Guardian.

“Y tengo que decir que, si nos fijamos en las condiciones meteorológicas que hay en estos momentos en Laponia, la semana pasada hacía -25°C. Y entonces pones a la gente a andar en bicicletas allí”.

En las últimas dos semanas, solicitantes de asilo de países como Somalia, Siria, Yemen e Irak han desafiado la nieve, las temperaturas árticas y jornadas de dos horas para llegar a Finlandia; muchos llegan en bicicleta y con ropa no adecuada para soportar el frío extremo.

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El gobierno finlandés anunció que cerraría durante dos semanas la totalidad de los 830 kilómetros de frontera finlandesa terrestre entre ambos países.
Gráfico: The Guardian

Sin embargo, a partir de la medianoche del miércoles, quienes sigan sus pasos ya no podrán solicitar asilo en la Laponia finlandesa ni en ningún lugar de la frontera terrestre. En medio de una disputa cada vez más enconada, se cerrará el último paso abierto, el más septentrional.

La guardia finlandesa empezó a notar un cambio en la actitud de las autoridades rusas en la frontera a principios de agosto, cuando empezaron a llegar pequeñas cantidades de personas sin los documentos necesarios para entrar en la zona Schengen sin visado. En las dos últimas semanas las cifras han aumentado considerablemente, y en lo que va del mes más de 900 personas han cruzado a Finlandia desde Rusia.

“Si siguiéramos al ritmo de la semana pasada, acabaríamos con entre 10 mil y 15 mil en un año”, declaró Pitkäniitty.

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La estación fronteriza entre Finlandia y Rusia. Foto: Tomi Hanninen/EPA

Muchas de las personas que han llegado lo han hecho en bicicleta, una forma de evitar ser detectados en la frontera por los traficantes de personas que han facilitado el viaje de los solicitantes de asilo a través de Rusia.

Se cree que los contrabandistas venden bicicletas a los solicitantes de asilo a precios inflados como parte de su pasaje desde San Petersburgo. Por carretera, el trayecto total desde la ciudad rusa hasta el paso fronterizo más septentrional de Raja-Jooseppi es de más de mil 400 km.

“Las autoridades rusas dicen que no pueden impedir a nadie salir de Rusia si tiene documentos válidos para viajar a Rusia. Sin embargo, desde la perspectiva finlandesa, Rusia se ha convertido en un país de tránsito para la inmigración ilegal”, afirmó Pitkäniitty.

Esto ha hecho que las relaciones entre los dos vecinos, que han aumentado tensiones desde que Finlandia se convirtió en miembro de la OTAN en abril, sean “extremadamente difíciles”, afirmó.

Antes de que se anunciara el cierre de Raja-Jooseppi, la guardia fronteriza se había estado preparando para un aumento del número de personas en el último paso que quedaba, a pesar de su ubicación remota y sus instalaciones limitadas.

“Si vemos el mapa y te fijas dónde está Raja-Jooseppi y qué tipo de entorno es, desde mi punto de vista no es un lugar lógico para una situación migratoria a escala europea”, dijo Pitkäniitty.

Además, añadió, lo que está ocurriendo en la frontera tiene múltiples matices, lo que hace que la situación sea tan difícil. “Rusia está diciendo algo con el envío de inmigrantes y Finlandia está diciendo algo con el cierre de la frontera. Y luego tenemos otra capa en la que hablamos de migración y derechos de las personas que buscarían asilo internacional”.

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Un guardia fronterizo finlandés en la frontera con Rusia. Foto: Emmi Korhonen/AP

Todos los solicitantes de asilo, insistió, verán sus solicitudes examinadas “cuidadosamente, de forma independiente y por separado”.

Sin embargo, la ONU y los grupos de defensa de los refugiados temen que pueda impedir que la gente solicite asilo y advierten que el cierre total de la frontera podría contravenir el derecho internacional. Durante el cierre, los solicitantes de asilo se dirigirán a aeropuertos y puertos.

Annu Lehtinen, directora ejecutiva del Consejo Finlandés para los Refugiados, está preocupada por la seguridad de quienes emprenden el viaje al norte de Finlandia en condiciones invernales tan difíciles. “En estos momentos hace mucho, mucho frío, así que nos enfrentamos a unas condiciones meteorológicas muy duras y a la llegada de personas que no están suficientemente equipadas para este tipo de clima”, afirmó.

Cuando está abierta, la principal vía de entrada de los solicitantes de asilo en Finlandia es la frontera terrestre, explicó, ya que este año solo se permitió la entrada de 500 personas en el marco del programa de reasentamiento del ACNUR. Desde sus países de origen, los solicitantes de asilo reciben ayuda de bandas de traficantes que, según ella, utilizan las redes sociales en árabe para animarlos a dirigirse a Finlandia. “La información sobre la situación en la frontera finlandesa circula muy deprisa”, afirmó.

La Defensora del Pueblo finlandesa contra la discriminación ha criticado el cierre de pasos fronterizos por parte del gobierno, afirmando que podría poner en grave peligro el derecho fundamental a solicitar asilo.

Annika Sandlund, representante del ACNUR en los países nórdicos y bálticos, declaró que la agencia seguía la situación “muy de cerca” y estaba en contacto directo con las autoridades finlandesas.

“El cierre completo de la frontera, donde se impediría a los solicitantes pedir asilo, sería contrario al derecho internacional”, afirmó.

Traducción: Ligia Oliver

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