Cómo comer, beber y… pasar una Navidad más sostenible
Un festín navideño: planear con antelación toda la fiesta y saber aprovechar y guardar lo que no se come ese día es clave para una Navidad sostenible. Foto: Getty Images

Es una época de descanso y caprichos para muchos, pero que a menudo genera desperdicios innecesarios. La Soil Association, el mayor grupo de presión en favor de los productos ecológicos en el Reino Unido, calcula que cada año se tiran a la basura 5 millones de pudines, 2 millones de pavos y 74 millones de pasteles de picadillo. ¿Cómo podemos disfrutar, en general, de una Navidad más sostenible? Siendo conscientes de lo que compramos, dice Conor Spacey, autor de Wasted, un libro de cocina basado en el uso de todas las partes de un ingrediente.

“La Navidad es tradicionalmente una fiesta, pero ser más sostenibles no significa que tengamos que comer menos; se trata más bien de ser conscientes de lo que comemos”, afirma.

Comprar y presupuestar una Navidad sostenible

Planear con antelación significa que evitarás gastos innecesarios y el despilfarro de la cena de Navidad, así como de cualquier otro alimento que puedas verte tentado a comprar, gracias al atractivo de las ofertas al final del pasillo de los supermercados.

Así que haz una lista y ajústate a ella. Esto significa saber qué cantidad de comida es probable que consuma la gente.

Para una cena de pavo, por supuesto que esto puede variar según el apetito, pero según Dominique Woolf, chef y autora, como guía necesitarás unos 400 g de pavo por persona si compras una pechuga entera y 500 g si se trata del pavo entero.

Jassy Davis, de la tienda online Abel & Cole, dice: “Probablemente necesites un pavo más pequeño de lo que crees. Entre 150g y 200g de pavo cocido suele ser suficiente para la mayoría de la gente. Eso significa que una pierna servirá para dos; una pechuga de 2.5 kg servirá de cuatro a seis platos y un pavo pequeño de 4.5 kg es suficiente para ocho”.

Comprar la carne con hueso significa que podrás utilizarla después para hacer caldo, dice David Lagonell, chef director de la cadena de restaurantes Temper. Los carniceros locales deberían ser la primera opción, dice. “Por desgracia, los supermercados no siempre tienen en cuenta la sostenibilidad en lo que venden, sobre todo en esta época del año, cuando el volumen de ventas no lo permite”.

“Pero el poder de decisión sigue estando en nuestras manos. Prefiero comprar carne de ave de muy buena calidad que carne de res de mediana calidad por el mismo precio”.

Las verduras que se suelen utilizar para la cena de Navidad (zanahorias, hortalizas, cebollas, apio y coles) son todas de temporada y conviene comprarlas para apoyar a los productores locales, dice Spacey.

“Comprar verduras a granel permite reducir el plástico y comprar sólo lo necesario. A menudo, la compra de verduras ya empacadas en plástico genera más residuos y contiene más cantidad de la que necesitas, lo que nos obliga a buscar otras formas de utilizarlas.”

Davis dice que unos 250g de papas por persona son suficientes, y 80g de cada una de otras verduras, como ejotes, zanahorias, coles y hortalizas.

Elige el almacenamiento adecuado

Almacenar los alimentos antes y después de cocinarlos determina su duración y evita que se desperdicien. Spacey dice que los tubérculos y los tomates se guardan mejor fuera del refrigerador a temperatura ambiente, al igual que las frutas exóticas como melones, piñas y plátanos.

La mayoría de los platos de la cena pueden congelarse después, incluido el pavo, la salsa de arándanos y las verduras cocidas, así como pasteles y pays (si quedan), dice Woolf.

Algunos quesos también pueden meterse al congelador, como los duros y semiduros, pero no los blandos. Emma Young, autora de The Cheese Wheel, afirma que la mejor forma de envolver los quesos en el refrigerador es utilizar papel encerado o vegetal. Si utilizas recipientes de plástico, guarda los quesos similares juntos. Si pones un queso azul con un Cheddar, los hongos saltarán de uno a otro. Si ves moho, simplemente córtalo.

Navidad sostenible: provecha las sobras

El pavo al curry del día después de Navidad es casi tan navideño como el propio pavo, pero no tiene por qué serlo. Los grupos y cocineros que promueven la sostenibilidad tienen numerosas sugerencias sobre qué hacer con las sobras.

La Soil Association tiene una serie de recetas de cero residuos, como chucrut de coles de Bruselas, pastel de pavo y arándanos y sopa de maíz dulce y pavo.

Spacey dice que los recortes de las verduras pueden freírse y hacer frituras. Y añade: “Las hojas exteriores de las coles de Bruselas hacen un pesto terroso maravilloso. Basta con ponerlas en agua hirviendo durante 30 segundos y refrescarlas con agua fría. Se exprimen, se secan y se licuan en partes iguales con albahaca”.

“Añade unas nueces tostadas y parmesano, sigue licuando al tiempo que añades poco a poco aceite de oliva, sal y pimienta hasta que se convierta en una pasta”.

Davis afirma que es importante planificar las comidas en torno al día de Navidad, como lo que se comerá el 27 de diciembre, para aprovechar lo que sobre en lugar de “esperar a encontrar un momento para comerlo”.

El vino… un tema de peso

Las botellas de vidrio en las que se almacena el vino han sido señaladas como la principal causa de la huella de carbono del sector, desde su fabricación hasta las exigencias de transporte que conlleva su envío por todo el mundo.

La Mesa Redonda del Vino Sostenible, en la que colaboran grupos del sector vitivinícola, recomendó a sus miembros minoristas que reduzcan el peso medio de las botellas de 550g a 420g para finales de 2026.

Naked Wines, firmante del “acuerdo sobre el peso de las botellas”, afirma: “Durante años ha existido el mito de que una botella de vino pesada significa que debe ser de alta calidad. Esto no es cierto”.

“Muchos de los vinos más apreciados del mundo no las tienen. Pero como el mito continúa, las marcas siguen utilizándolas para atraer a consumidores que quizá no sean conscientes de que se trata de un mito, o del impacto resultante sobre el medio ambiente. Las botellas pesadas suelen verse en momentos de celebración”.

Para los consumidores que quieren comprar botellas más ligeras, la única prueba existente por el momento es simplemente tomar una botella y compararla con otra. El vidrio más pesado puede llevar algún relieve y, en ocasiones, los fabricantes más progresistas ponen el peso en el envase.

Traducción: Ligia M. Oliver

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