Las feministas estamos siendo atacadas: la amenaza de la ultraderecha en la Argentina de Milei obliga a exiliarse
La derecha del nuevo presidente tiene en la mira a periodistas y activistas, pero la lucha feminista continúa.
La derecha del nuevo presidente tiene en la mira a periodistas y activistas, pero la lucha feminista continúa.
Los partidarios de derecha del nuevo presidente tienen en el punto de mira a periodistas y activistas de los derechos de la mujer, pero la lucha de las feministas continúa.
Las periodistas que escriben sobre cuestiones de género afirman que están teniendo que hacer frente a una ola tóxica de amenazas contra ellas en Argentina. Algunas se defienden, otras pasan desapercibidas y una se ha autoexiliado por su seguridad.
“Nos enfrentamos a una cacería de brujas por parte de la ultraderecha”, afirmó la escritora, periodista y activista Luciana Peker, que recientemente abandonó Argentina para trasladarse a un lugar desconocido debido al peso de las amenazas recibidas.
Argentina se convirtió en la mayor nación latinoamericana en legalizar el aborto en 2020, pero su recién elegido presidente libertario de extrema derecha, Javier Milei, hizo campaña para anular la ley afirmando que convocaría un referéndum sobre ella si fuera necesario.
Las marchas del movimiento #NiUnaMenos que comenzaron en 2015 situaron a Argentina a la vanguardia de la lucha por los derechos de las mujeres y de género en América Latina.
Pero el movimiento libertario que ayudó a impulsar a Milei al poder el mes pasado pareció apuntar deliberadamente a las feministas cuando comenzó a construir su base de seguidores en 2018.
“El feminismo en Argentina ha sido una fuerza impulsora en la lucha por los derechos de las mujeres en toda América Latina, por eso es tan importante para la ultraderecha libertaria global tratar de someter a las mujeres argentinas”, dijo Peker.
“Estaban en una cruzada similar a la que hay en varios países occidentales contra todo lo que tenga que ver con movimientos progresistas, con el feminismo a la cabeza”, añadió la periodista Giselle Leclercq.
Leclercq, que cubría el incipiente movimiento libertario argentino para el medio independiente Perfil, sufrió cientos de ataques cuando reveló cómo las periodistas feministas estaban en el punto de mira.
“Pusieron la dirección de mi domicilio en Internet… Un libertario me envió un mensaje directo diciendo que vendría a la redacción y se comería mi hígado”, declaró Leclercq a The Guardian.
Otras periodistas describen abusos similares.
“Todas las feministas estamos siendo atacadas”, afirma una de las autoras de mayor éxito de Argentina, Claudia Piñeiro, quien asegura que recibe cientos de amenazas y mensajes ofensivos cada vez que consulta sus cuentas en las redes sociales.
“Me dicen que saben mi número de teléfono, que conocen mi café favorito, me envían cientos de fotos de penes erectos, me llaman vieja de porquería”, relató.
Piñeiro, que fue preseleccionada para el premio internacional Booker en 2022, dijo que las amenazas contra las feministas son una campaña dirigida. “He tenido que consultar a médicos por el efecto en mi salud física y mental”.
Leclercq dijo que Milei aprovechó una parte de la población que está “muy enfadada con el avance de los derechos de género, enfadada con el feminismo, y estudiantes amargados porque sus compañeras de clase de repente tenían poder y se les plantaron enfrente”.
La base electoral de Milei estaba formada en gran parte por esos jóvenes subempleados en un país donde un tercio del electorado tiene entre 16 y 29 años.
“Los hombres jóvenes responden a Milei porque los representa: roto, desequilibrado, con derecho a infundir miedo”, dijo Peker. “El miedo hace lo que siempre hace a las mujeres: callarnos. La libertad de las mujeres retrocede con el avance del machismo: hombres que huyen de las mujeres, los hombres que Milei representa, la machoesfera”.
Antes de las elecciones generales del año pasado, Periodistas Argentinas, un grupo feminista de libertad de prensa formado por 220 mujeres periodistas, emitió una declaración en la que alertaba de la “propagación de discursos de odio” contra ellas y de la “exclusión de nuestras voces” por parte de las empresas de medios de comunicación, que tienden a expulsar a codazos de sus plantillas a las periodistas amenazadas.
“La cuestión es cómo seguir informando mientras temblamos de miedo”, dijo la fundadora del grupo, Claudia Acuña. “Nadie va a cuidar de nosotras, así que tenemos que caminar juntas de la mano, pensar juntas, emprender una autodefensa colectiva”.
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