Bisabuela que va a la primaria: ‘todos los días son de escuela’
Amma, bisabuela de 92 años, con su profesora en el aula de Bulandshahr, Uttar Pradesh. Foto: Jyoti Thakur/The Guardian

Desde que Salima Khan, de 92 años, se matriculó en la escuela primaria de Chawli, en Bulandshahr (norte de la India), el abanico de edades es más amplio que en otras escuelas. A la bisabuela, conocida como Amma, le cuesta caminar, pero desde hace dos años acude a la escuela de Uttar Pradesh siempre que puede, junto a su bisnieta política, Firdaus, de 35 años, y ha aprendido a leer y escribir.

Su entusiasmo por aprender ha motivado a muchas niñas y mujeres casadas de la zona a matricularse en la escuela, incluidas dos de sus nueras. A medida que su historia se ha ido difundiendo por las redes sociales, Amma se ha convertido en una fuente de inspiración para las mujeres de toda la región de Uttar Pradesh, donde alrededor del 30% de las mujeres son analfabetas.

“Voy a la escuela desde hace dos años. He estudiado la mayor parte del tiempo”, dice Amma, sonriendo mientras afirma que al principio se sintió atraída por la escuela por los almuerzos gratuitos que le ofrecían.

Amma, la bisabuela de 92 años que está inspirando a generaciones de mujeres a aprender en su zona de Uttar Pradesh. Foto: Jyoti Thakur/The Guardian

De niña, Amma no tuvo ninguna oportunidad de recibir educación y se casó a los 14 años, dos años antes de que la India se independizara del dominio colonial británico en 1947. Con oportunidades limitadas, trabajó como agricultora para su autoconsumo mientras criaba a cuatro hijos y una hija.

“En aquella época no había muchas escuelas”, explica. Sus hijos recibieron muy poca educación, pero al ver a sus nietos ir a la escuela, Amma se sintió atraída por aprender con ellos.

“La maestra me enseñó todo”, dice Amma. “Ahora dicen que vendrán a evaluarme con los exámenes. Fui a la escuela porque me gusta estudiar y estudié mucho bajo la dirección de la directora. Me ha enseñado muchas cosas. También sé contar y leer”.

Su escritura se ve limitada porque tiene cataratas, dice su nieto, Navinoor Khan.

“Con el tiempo, también se ha enfrentado a problemas de audición y visión, pero eso no le ha impedido seguir estudiando”, dice Khan, un trabajador de la construcción que lleva a su abuela y a su hija de 11 años, Afreen, a la escuela cada mañana.

Khan está orgulloso del impacto de su abuela en la comunidad. “Muchas niñas van a la escuela desde que Amma empezó a asistir. También hay unas 20 mujeres que van a veces a la escuela con ella”.

Amma en el columpio con niños en el patio de la escuela primaria de Chawli. Foto: Jyoti Thakur/The Guardian

Pratibha Sharma, directora de la escuela primaria de Chawli, cree que el ejemplo de Amma puede ayudar a mejorar los índices de alfabetización de adultos en la región. Fue Sharma quien animó a Amma a matricularse después de que empezara a venir a comer a la escuela.

“En la escuela se prepara una comida de mediodía gratuita y, como la situación económica de Amma no es buena, solía venir a la escuela a preguntar qué se preparaba. Eso se convirtió en un catalizador para la educación de Amma”, dice Sharma.

“No sabe decir el alfabeto, pero puede aprender cosas oralmente. Su aprendizaje oral es bueno”, dice Sharma. “Este reconocimiento de las distintas capacidades de aprendizaje pone de relieve la inclusividad y la flexibilidad necesarias en la educación de nuestro país, que a veces echamos en falta”.

Amma se ha presentado al examen nacional de alfabetización y, si lo aprueba, obtendrá un certificado que la situará entre la creciente población alfabetizada de la India.

“Esperamos que apruebe”, dice Sharma. “La gente del pueblo tiene esperanzas de que ella siga inspirándonos a todos para recorrer el camino del aprendizaje, pase lo que pase”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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