Desde que admití mi fetichismo por los pies, mi mujer no me deja acercarme a los suyos
Este fetiche de pies no se irá y no quiero que desaparezca. Composición: Getty/Guardian Design (posado por modelos)

Siempre le he dado masajes de pies a mi esposa, y ella los disfrutaba. Pero desde que le confesé mi fetichismo por los pies, las cosas han cambiado. Antes ella me los ofrecía y yo se los masajeaba. Pareciera que en el momento en que admití que eso me daba placer, ella lo vio como un juego de suma cero y se retiró. Esto no importaría si fuera abierta y honesta, pero es como si hubiera levantado un muro. Masajearle los pies me pareció una forma de conectar. Este fetiche no desaparecerá, no quiero que desaparezca. Lo complaceré por mi cuenta porque estoy aburrido de que el sexo siempre sea en sus términos. Estoy aburrido de que todo se haga según sus condiciones.

Los fetiches arraigados rara vez pueden ignorarse o desterrarse. Sin una pareja comprensiva o que te apoye, seguirás sintiéndote desgraciado y frustrado. Pero a veces la evasión o el retraimiento de la pareja se basan en la falta de información o en el miedo a no ser del todo apreciado. Es posible que tu esposa se sienta incómoda y confundida acerca de su propio papel en el hecho de que te interesas eróticamente por sus pies. Trata de hablar franca y amablemente con ella y busca la forma de ayudarla a entender tus necesidades, al tiempo que la haces sentirse querida y apreciada. Ella tiene sus propias necesidades, así que pregúntale qué puedes hacer para darle placer. La longevidad entre parejas con intereses sexuales diferentes suele basarse en la capacidad de negociar la paridad en el placer para que ninguna se sienta resentida.

Pamela Stephenson Connolly es una psicoterapeuta estadounidense especializada en el tratamiento de trastornos sexuales.

Traducción: Ligia M. Oliver

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