Mujeres ya pueden participar en el festival nudista Hadaka Matsuri en Japón
Miles de hombres vestidos sólo con taparrabos se reúnen para el Hadaka Matsuri anual de Japón, también conocido como el Festival Desnudo. Foto: Buddhika Weerasinghe/Getty Images

Por primera vez en la historia de Japón se les ha permitido a las mujeres participar en la antigua ceremonia conocida como el festival desnudo, Hadaka Matsuri, aunque con modificaciones.

Cada mes de febrero, miles de hombres casi completamente desnudos participan en el Hadaka Matsuri en un santuario sintoísta de Inazawa, ciudad del centro de Japón, para ahuyentar a los malos espíritus durante el año siguiente.

El festival Hadaka Matsuri se ha considerado prohibido para las mujeres desde que se celebró por primera vez en la ciudad hace unos mil 250 años, pero los organizadores permitirán que un grupo de unas 40 mujeres participe el 22 de febrero, según informan los medios de comunicación japoneses.

Las mujeres, que irán completamente vestidas, realizarán ofrendas rituales de bambú, pero no participarán en el clímax momiai del festival Hadaka Matsuri, en el que hombres vestidos únicamente con fundoshi, un tipo de taparrabos tradicional, calcetines tabi y pañuelos hachimaki se enfrentan entre sí en un intento de transferir su mala suerte a un “hombre elegido” tocándole antes de que sea retirado a la seguridad del santuario.

Ayaka Suzuki, que hizo campaña para que se levantara la prohibición a las mujeres, dijo que había querido participar en el festival Hadaka Matsuri desde que era niña. “Podría haber participado si hubiera sido un niño”, declaró a la prensa, según el diario Yomiuri Shimbun.

Suzuki añadió que aprovecharía la oportunidad del festival Hadaka Matsuri para rezar por la seguridad de su familia y por las personas afectadas por el reciente y letal terremoto en la península de Noto.

Los organizadores de los innumerables festivales japoneses se han visto presionados para que los abran a todo el mundo, ante la preocupación de que la reducción de la población rural acabe con los eventos tradicionalmente dominados por hombres.

Este mes, las mujeres participaron en el festival del fuego de Katsube, en la prefectura de Shiga, por primera vez en sus 800 años de historia.

Pero los organizadores del Somin-sai, en el que también se utiliza muy poca ropa, en la ciudad nororiental de Oshu anunciaron el mes pasado que el evento se celebraría por última vez este año.

Daigo Fujinami, sacerdote jefe del templo que acoge este festival de mil años de antigüedad, declaró al Mainichi Shimbun que la decisión se debía a la avanzada edad de muchos hombres de la localidad y a la falta de personal para supervisar el evento.

Fujinami rechazó las sugerencias de que el festival se abriera a personas que vivieran fuera de la ciudad, alegando que no estaría en consonancia con los “rituales fundamentales” transmitidos por generaciones de lugareños.

Aunque algunos han acogido con satisfacción el renovado festival desnudo como un modesto paso adelante hacia la igualdad de género, otras áreas de la vida tradicional de Japón siguen estando vedadas a las mujeres, incluido el pabellón dohyo utilizado en el deporte del sumo.

Aunque las mujeres compiten en el sumo amateur, no pueden luchar profesionalmente y tienen prohibido incluso pisar el dohyo, un círculo cubierto de tierra y delimitado con sacos de paja de arroz semienterrados, que se utiliza en los seis torneos principales que se celebran cada año.

En ocasiones, esta norma ha puesto en aprietos a los organizadores de este deporte centenario.

Las autoridades de sumo lucharon contra acusaciones de sexismo en 2018 después de que varias mujeres, incluida una enfermera, subieran corriendo a un pabellón de sumo para administrar primeros auxilios a un alcalde local que se había desmayado tras sufrir un derrame cerebral. A través del sonido local, el árbitro les ordenó en repetidas ocasiones que abandonaran el lugar, pero las mujeres se negaron.

Traducción: Ligia M. Oliver

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