Perro lanudo autóctono se extinguió en Canadá. ¿Podrían ‘recuperarlo’?
Una reconstrucción del perro salish de la costa con bocetos de perros árticos y razas spitz al fondo para comparar. Foto Karen Carr

Los pueblos salish de la costa criaban un perro de pelo lanudo grueso para fabricar hilo, pero se extinguió a manos de los colonizadores. Ahora, la posibilidad de que subsistan sus restos genéticos abre esperanzas para su regreso.

Los pueblos de la costa salish necesitaron miles de años de cuidadosa cría para producir un perro con un pelaje tan grueso que pudiera hilarse. Y los colonos que se asentaron en el oeste de Canadá tardaron sólo unas décadas en extinguirlo.

Hasta hace poco, se creía que los únicos vestigios de este querido can eran un puñado de mantas tejidas, una piel escondida en un museo a 5 mil km de distancia y generaciones de historias orales de los salish.

Hasta que una familia de la Columbia Británica se dio cuenta de que Maggie, su mascota fallecida, tenía un extraño parecido con las pinturas de los perros.

Nuevas investigaciones han arrojado luz sobre la desaparición de la especie, culpando a las políticas del gobierno colonial que pretendían destruir la cultura indígena, incluido el uso de los perros lanudos. Pero la posibilidad de que los restos genéticos de los perros salish hayan persistido en perros como Maggie ha reavivado las esperanzas de que la especie perdida pueda aún protagonizar un improbable regreso.

El pueblo salish de la costa, cuyo territorio abarcaba desde lo que hoy es el sur de la Columbia Británica hasta el norte del estado de Oregón, prosperó a lo largo de la costa gracias en parte a un conocimiento íntimo de las bondades que ofrecían las tierras y aguas de la región. El cedro, el abulón y las pieles de nutria se utilizaban en los atuendos ceremoniales. Pero fue un perro, criado durante milenios, el que produjo uno de los materiales más inusuales para sus tejidos.

Para garantizar la pureza de la raza, los perros se criaban en islotes, atendidos por mujeres salish que los visitaban en canoa, trayendo alimentos como salmón del Pacífico, arenque y otros mamíferos marinos. Los perros se esquilaban con cuchillos de concha de mejillón.

“Todos estaban esquilados tan cerca de la piel como las ovejas en Inglaterra, y sus vellones eran tan compactos que se podían levantar grandes porciones por una esquina sin que se separaran”, escribió el capitán George Vancouver en 1792, añadiendo que el pelo se podía “hilar”.

Estos hilos se mezclaban con fibras vegetales y pelos de cabra montés para obtener un material duradero, fácil de teñir y de tejer. La producción de las mantas, que se utilizaban para ceremonias y como muestra de riqueza, requería un inmenso esfuerzo.

A finales del siglo XIX, sin embargo, las mantas, y los perros, habían desaparecido. Durante muchos años se culpó a las tendencias del mercado; las mantas de lana producidas en masa y vendidas por la Hudson’s Bay Company eran más baratas y fáciles de fabricar, y los historiadores concluyeron que habían suplantado a las mantas de lana de los salish.

Pero a Eliot White-Hill, un artista cuyo nombre es Kwulasultun, esa explicación no le parecía correcta. “En nuestra cultura, no se trata de recortar gastos, aunque sea más fácil y cómodo”. Señala el estricto protocolo de recolección de las ramas de cedro, que deben recogerse antes del amanecer para garantizar que los aspectos sagrados del árbol permanezcan intactos.

“Claro que sería mucho más cómodo si pudieras recolectarlo cuando quisieras. Pero hacerlo como es debido forma parte de nuestra cultura”, afirma. “Y por eso no tiene ningún sentido para mí que nuestros antepasados se deshicieran de los perros lanudos porque fuera más cómodo usar otra cosa”.

Investigadores del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York y de la Universidad de Victoria han confirmado esa sospecha. Sus hallazgos, publicados en la revista Science el mes pasado, sugieren que el perro lanudo de salish fue empujado a la extinción tras la llegada de los colonos al oeste de Canadá.

“La supervivencia de los perros lanudos dependía de la de sus cuidadores. Además de las enfermedades, la expansión del colonialismo, el aumento de la agitación cultural, el desplazamiento de los pueblos indígenas y la disminución de la capacidad para gestionar la raza”, señala el informe.

Los sucesivos gobiernos coloniales diezmaron la cultura salish: los niños fueron enviados a internados para despojarlos de su lengua y del conocimiento de prácticas clave, como el tejido; en 1884, el gobierno prohibió el potlatch, una ceremonia en la que se intercambiaban elaboradas mantas de lana y otros objetos de valor. La prohibición no se levantó hasta 1951.

Y los ancianos salish recuerdan que la Real Policía Montada de Canadá y agentes indios se apoderaron de los perros durante un oscuro periodo que ayudó a definir la relación entre la policía y las comunidades de todo el país.

Aunque los antropólogos creen que la especie estaba prácticamente extinguida en 1859, los informes de perros con un parecido asombroso a los perros lanudos salish persistieron hasta la década de 1940.

Cuando Cecilia Porter adoptó un perro a principios de la década de 2000, sólo le dijeron que procedía de una comunidad de las Primeras Naciones del norte de la isla de Vancouver.

Por aquel entonces estudiaba antropología en la Universidad de Victoria y se dio cuenta de que su perra, Maggie, se parecía a los perros de la portada de un libro de texto. Después de terminar su máster en arqueología ártica, volvió a la isla para realizar trabajos arqueológicos y vio repetidamente a la perra en artículos de investigación y fotografías antiguas.

“No dejo de pensar: mi perra viene del lugar adecuado. Y tiene todas las características adecuadas”, afirma.

Porter, ahora doctoranda en arqueología, cree que los elementos genéticos del perro lanudo probablemente persistieron durante generaciones, lo que explica el pelaje, la coloración y la estructura facial distintivos de Maggie.

“Soy una persona analítica. Aunque no tengo una base arqueológica sólida y defendible para afirmar que es un perro lanudo, muchos de sus rasgos coinciden con un tipo de perro que sabemos que existió”, explica. Maggie murió de un cáncer agresivo en 2020, antes de que Porter pudiera analizar su ADN. Pero una coincidencia aún habría sido poco probable: los perros lanudos no se encuentran en las bases de datos de uso común.

“Aunque se pierda el material genético, podríamos hacer cruces selectivos a partir de otros perros (…). Reunirnos como pueblo y decir que esta raza sería el lanudo de salish, eso sería realmente poderoso” Eliot White-Hill

Para White-Hill, la posibilidad de que elementos ancestrales del perro lanudo hayan sobrevivido en las mascotas modernas representa una oportunidad de recuperar al menos un elemento de la cultura del pueblo salish de la costa.

“A pesar de los esfuerzos del proyecto colonial por deshacerse de nuestro pueblo y nuestras prácticas, seguimos aquí. Nuestra cultura sigue aquí. Y aún conservamos las enseñanzas de nuestros antepasados”, afirmó.

En los últimos años se ha hablado de recuperar tanto la especie como las técnicas de tejido que utilizaban el pelo de perro, dijo White-Hill, que está trabajando en un libro infantil sobre los peludos caninos.

“No es como Parque Jurásico”, advirtió.

“Como pueblo de la costa salish, tenemos derecho a decir que una raza canina es el perro lanudo salish. Aunque se pierda el material genético, podríamos hacer cría selectiva a partir de otros perros, porque hay razas similares que aún existen”, dijo. “Reunirnos como pueblo y decir que esta raza es el lanudo de los salish es algo muy poderoso. Restaurar algo que había desaparecido de nuestra cultura sería un orgullo para nuestros antepasados”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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