La condena a muerte del rapero Salehi desata protestas y debilita las críticas a EU

El esfuerzo del régimen para aprovechar la represión en las universidades estadounidenses es dañado por el trato dado al rapero iraní Toomaj Salehi.

La decisión de un tribunal iraní de condenar a muerte a Toomaj Salehi, popular rapero iraní y opositor al régimen, ha provocado protestas internacionales y perjudicado los incipientes esfuerzos de Irán por explotar la represión de los disturbios en los campus universitarios estadounidenses a favor de Gaza como un abuso de los derechos humanos.

Multitudes se congregaron el domingo en Estados Unidos, Europa y Canadá para apoyar a Salehi, mientras que decenas de presos políticos de la cárcel iraní de Ghezel Hesar emitieron una declaración en la que condenaban la pena de muerte, calificándola como la “culminación de las graves violaciones de derechos humanos en Irán”. Salehi también se ha ganado el apoyo de importantes raperos estadounidenses, así como de grupos de defensa de los derechos humanos.

La prensa iraní ha seguido de cerca los disturbios universitarios en Estados Unidos y Francia, e incluso ha informado de la detención de 900 estudiantes estadounidenses en abril. La cuenta en las redes sociales del líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, decía: “Vean lo que está ocurriendo en el mundo. En los países occidentales, en Inglaterra y Francia, y en estados del propio Estados Unidos, la gente sale en grandes cantidades a corear consignas contra Israel y Estados Unidos. La reputación de Estados Unidos e Israel está arruinada. Realmente no tienen remedio”.

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Pero incluso algunos periódicos reformistas iraníes afirmaron que la propaganda del régimen en el ámbito internacional había sufrido daños a su reputación como consecuencia de la sorpresiva decisión de dictar sentencia de muerte contra un cantante asociado con el desacato, pero no con la violencia contra el régimen.

Desde que saltó a la fama, Salehi se ha distinguido por su valentía personal y su determinación para ayudar a unir al movimiento iraní Mujeres, Vida, Libertad.

Salehi fue detenido en octubre de 2022 en la provincia de Chaharmahal y Bakhtiari tras hacer declaraciones públicas en apoyo de las protestas nacionales provocadas por la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini, una mujer kurda iraní de 22 años detenida por llevar supuestamente un hiyab “inapropiado”.

Tras los informes de expertos de la ONU que indicaban que había recibido golpizas en la cárcel, en julio de 2023 se le impuso una condena de seis años y tres meses de cárcel.

En noviembre del año pasado, tras más de un año en prisión, incluidos más de 200 días de aislamiento, el Tribunal Supremo lo dejó en libertad bajo fianza por un fallo técnico en la sentencia, sólo para que dos semanas después volviera a ser detenido por agentes vestidos de civil. Había grabado una canción a las puertas de la cárcel en la que estaba recluido, en la que afirmaba que había sido torturado en prisión, incluso con inyecciones de adrenalina.

La semana pasada, por sorpresa, el Tribunal Revolucionario de Isfahán elevó su condena a la pena de muerte, una decisión sin precedentes. En lo que puede ser un signo de lucha de poder entre los dos tribunales, fue condenado por “corrupción en la Tierra”. Tiene 20 días para apelar.

La actriz Nazanin Boniadi declaró en un mitin el fin de semana: “Cuando sale a la calle, cuando pone la pluma sobre el papel, cuando usa su voz, el régimen tiembla. ¿Por qué? Porque habla en nombre del pueblo. Dice cosas que la gente no se atreve a decir”.

Kaveh Shahrooz, activista canadiense en Toronto, dijo que estaba personalmente impresionado por el coraje de Salehi. “En esta ciudad hay gente fuera de Irán que tiene miedo de hablar y Toomaj hablaba por ellos desde dentro. Su talento y su empatía y conciencia social son difíciles de negar y su coraje es difícil de creer y su coraje es contagioso”.

Irán está inmerso en una nueva ofensiva contra las mujeres a las que se considera que incumplen el código islámico de vestimenta y también están aumentando las ejecuciones, cuyo número, según la organización Iran Human Rights, con sede en Noruega, ha alcanzado ya las 147 este año.

Salehi ha declarado anteriormente que los iraníes “viven en un lugar horrible. Están tratando con una mafia que está dispuesta a matar a toda una nación con tal de conservar su poder, su dinero y sus armas”.

Su tío en Alemania, Iqbal Iqbali, afirmó que Irán se encuentra “en una fase en la que es inminente la explosión de la ira del pueblo iraní contra la tiranía sin límites”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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