Zhang Yongzhen, el primer científico que publicó la secuencia del Covid-19, protesta por desalojo de su laboratorio
El virólogo Zhang Yongzhen está llevando a cabo una protesta sentada después de que presuntamente las autoridades chinas lo echaran de su laboratorio. Foto: Helen Davidson in Taipei and Associated Press in Shanghai

El científico chino Zhang Yongzhen hace una protesta sentada, mientras el gobierno intenta evitar la indagación sobre la gestión del brote de Covid-19.

El primer científico chino que publicó la secuencia genómica del virus Covid-19, Zhang Yongzhen, desafiando las órdenes del gobierno protagoniza una protesta sentada tras denunciar que lo han echado de su laboratorio.

Zhang Yongzhen, virólogo, afirmó el lunes en un post en internet que él y su equipo habían recibido repentinamente un aviso de desalojo de su laboratorio, y que los guardias le habían prohibido la entrada durante el fin de semana. El post, publicado en Weibo, fue borrado posteriormente, informó la Associated Press (AP).

Zhang lleva sentado fuera del laboratorio desde el domingo. Las fotos publicadas en internet muestran a un hombre que supuestamente es Zhang durmiendo en el suelo.

Zhang publicó sus hallazgos científicos sobre el Covid-19 sin la aprobación del gobierno en enero de 2020. Desde entonces, él y su equipo han sido objeto de una serie de reveses, degradaciones y destituciones, de las cuales el desalojo parece ser la última.

El Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái informó en un comunicado el cierre del laboratorio de Zhang por “motivos de seguridad” y reformas. Asimismo, indicó que se había ofrecido al equipo de Zhang un laboratorio alternativo.

Sin embargo, Zhang dijo que la oferta no se hizo hasta después de que su equipo fuera desalojado, y que el nuevo laboratorio no cumplía las normas de seguridad exigidas por el equipo.

“¡No me iré, no renunciaré, persigo la ciencia y la verdad!”, afirmó en el post de Weibo, que ya ha sido borrado. “El Centro de Salud Pública se niega a que mis alumnos y yo entremos a la oficina del laboratorio para refugiarnos”.

El profesor Li, que dirige una cuenta de intercambio de información y seguimiento del activismo en X, dijo que los estudiantes habían protestado contra el cierre y se habían enfrentado a los guardias de seguridad.

Zhang, al ser contactado por teléfono el martes, dijo que era “inconveniente” para él hablar, pero un colega confirmó a AP el lunes que la protesta se estaba llevando a cabo.

La medida muestra cómo el gobierno chino sigue presionando y controlando a los científicos, tratando de evitar el escrutinio de su gestión del brote de coronavirus.

Tras secuenciar el virus el 5 de enero de 2020, Zhang y su equipo enviaron inicialmente un aviso a las autoridades chinas advirtiendo de su capacidad de propagación. Al día siguiente, su laboratorio fue clausurado temporalmente por el máximo responsable sanitario chino.

Científicos extranjeros pidieron que se permitiera a Zhang y a otros científicos chinos publicar la secuenciación. A la semana siguiente, Zhang publicó su secuencia, sin autorización, lo que permitió a las autoridades de salud mundiales iniciar las pruebas de detección del Covid-19 y descubrir que se estaba propagando fuera de China. También impulsó el desarrollo de pruebas, vacunas y otras medidas contra la pandemia.

Zhang fue alabado internacionalmente y recibió premios en reconocimiento a su trabajo, pero en su país sufrió presiones. Se le prohibió colaborar con algunos antiguos socios de investigación y se le destituyó de su cargo en el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Durante la pandemia, el gobierno también detuvo a ciudadanos periodistas que trataban de informar sobre el impacto del brote en las personas y los hospitales.

En 2021, Zhang declaró al New York Times que no se arrepentía de sus actos. “Confiaba en mí mismo. Tengo tanta experiencia, mi equipo ha hecho tantos descubrimientos a lo largo de los años, que fuimos capaces de hacer juicios precisos”, dijo.

El equipo de Zhang pareció recibir mucho apoyo público en Weibo, donde los hashtags relacionados fueron vistos por decenas de millones de chinos. “¿Cómo puede desarrollarse el país si tratamos así a los investigadores que trabajan en la ciencia?” cuestionaba uno de ellos.

Algunos enlaces a los artículos parecían haber sido eliminados desde que se publicaron, pero el martes por la tarde seguía en línea un amplio debate sobre la disputa de Zhang con las autoridades sanitarias de Shanghái.

Traducción: Ligia M. Oliver

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