Biden anuncia arancel del 100% para los vehículos eléctricos fabricados en China
China produce 30 millones de vehículos eléctricos al año, pero sólo puede vender entre 22 y 23 millones. Foto: VCG/Getty Images

El gravamen del arancel para los vehículos eléctricos que impone la Casa Blanca para proteger a los fabricantes estadounidenses de las importaciones baratas podría, sin duda, avivar las tensiones comerciales.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció la imposición de un arancel del 100% a los vehículos eléctricos fabricados en China como parte de un paquete de medidas destinadas a proteger a los fabricantes estadounidenses de las importaciones baratas.

En una medida que probablemente avivará las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo, la Casa Blanca anunció la imposición de restricciones más estrictas a productos chinos por valor de 18 mil millones de dólares (303 mil 516 millones 540 mil pesos).

Según fuentes consultadas, se trata de una medida preventiva adoptada tras una revisión de cuatro años, con el fin de impedir que productos chinos baratos y subsidiados inunden el mercado estadounidense y ahoguen el crecimiento del sector estadounidense de las tecnologías verdes.

Además de un aumento de los aranceles del 25% al 100% sobre los vehículos eléctricos, los gravámenes aumentarán del 7.5% al 25% sobre las baterías de litio, de cero al 25% sobre los minerales críticos, del 25% al 50% sobre las células solares y del 25% al 50% sobre los semiconductores.

Los aranceles sobre acero, aluminio y equipos de protección individual, que van de cero al 7.5%, subirán al 25%.

A pesar del riesgo de represalias por parte de Pekín, Biden afirmó que el aumento de los gravámenes era una respuesta proporcionada al exceso de capacidad de China en el sector de los vehículos eléctricos. Según algunas fuentes, China produce 30 millones de vehículos eléctricos al año, pero sólo puede vender entre 22 y 23 millones en su territorio.

Los aranceles de Biden son en gran medida simbólicos porque los vehículos eléctricos chinos quedaron prácticamente bloqueados en Estados Unidos por los aranceles impuestos por Donald Trump durante su presidencia. Sin embargo, los grupos de presión han sugerido que existe una amenaza futura, ya que Pekín pretende utilizar las exportaciones para compensar la debilidad de su economía nacional.

La Alliance for American Manufacturing ha dicho que la introducción de coches chinos en el mercado estadounidense sería un “acontecimiento a niveles de extinción” para sus fabricantes de automóviles.

Desde que llegó al cargo, el presidente anunció una serie de medidas, como la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips, para impulsar la industria estadounidense en sectores de alta tecnología y en los estados disputados, donde probablemente se decidan las elecciones de 2024 con Trump.

Biden ha adoptado una línea dura en materia de comercio desde que llegó a la Casa Blanca en 2021 y cree que su plan ofrece un enfoque más específico, y menos arriesgado, a la amenaza que supone China que el de su rival.

En marzo, Trump dijo que, si era elegido presidente a finales de este año, pondría un arancel del 100% a “cada coche que cruzara la línea” desde las plantas de fabricación de propiedad china en China. “No van a vender esos coches”, dijo. Trump ha prometido aumentar los impuestos sobre todas las importaciones chinas en un 60%, un enfoque que, según los críticos, elevaría los precios para los consumidores estadounidenses que ya están lidiando con una alta inflación.

En abril, Biden dijo que “no estaba buscando una pelea con China”, pero que Estados Unidos necesitaba hacer frente a las “prácticas económicas injustas y el exceso de capacidad industrial” de China. “Busco competencia, pero una competencia justa”, afirmó.

Los nuevos aranceles entrarán en vigor en un plazo de 90 días a partir del martes, un periodo que será vigilado de cerca para detectar posibles represalias por parte de China. Fuentes de la Casa Blanca señalaron que el objetivo no era aumentar las tensiones comerciales, sino ayudar a partes de la economía estadounidense en las que se había producido un ciclo de desinversión.

Traducción: Ligia M. Oliver

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