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La prórroga del programa de retratos gratuitos del rey Carlos III disgusta a sindicatos y mezquitas
Recorte del retrato de Hugo Burnand del rey Carlos III, cuyas copias se están distribuyendo a los edificios públicos. Foto: Hugo Burnand/Casa Real/Oficina del Gabinete/PA

Su objetivo es recordar a los británicos el “ejemplo dado por nuestro mejor servidor público”, pero el plan del gobierno de 4.4 millones de libras (92 millones 851 mil pesos) para enviar retratos gratuitos de Carlos III para su exhibición en edificios públicos no está saliendo del todo bien.

Después de limitar en un primer momento la disponibilidad de los retratos del rey Carlos III vistiendo su uniforme de almirante a tribunales, escuelas y servicios de policía y bomberos, el viceprimer ministro, Oliver Dowden, dijo esta semana que cualquier centro de empleo, universidad, templo de la iglesia anglicana u hospital también podría tener uno.

Con ello, el gobierno consiguió irritar a los trabajadores de servicios públicos, que se encuentran al límite de su capacidad, profesores universitarios que lo calificaron como un “disparate de guerra cultural”, y mezquitas, que lo acusaron de excluir a otras religiones.

No está claro si la decisión de ampliar el plan es una señal de que la aceptación ha sido menor de lo previsto, aunque la Oficina del Gabinete dijo que la ampliación no costaría más del presupuesto original. Esto podría sugerir que no se ha agotado la cantidad original acordada.

La Oficina se negó a decir cuántos retratos se habían solicitado en total, optando por publicar sólo las cifras de aceptación seleccionadas para los edificios de los tribunales (100%), las principales autoridades locales (93%) y los edificios del Ministerio del Interior (80%). La Oficina se mostró “satisfecha” con las primeras fases del programa.

El 31% de los adultos británicos preferiría un jefe de estado elegido, según un sondeo de YouGov de enero, por lo que la iniciativa ha dividido a la opinión pública y está poniendo a prueba hasta qué punto ha cambiado la postura desde que las imágenes de la difunta Isabel II estaban tan extendidas.

El Servicio de Guardacostas de Su Majestad declaró que su personal estaría “orgulloso” de exhibir el retrato de Carlos en los centros de operaciones y en las bases de helicópteros de búsqueda y salvamento. La Asociación Nacional de Funcionarios Cívicos dijo que la imagen ya está colgada en muchos salones de alcaldes y ayuntamientos. Pero los sindicatos que representan a enfermeras, trabajadores sociales y profesores han acogido la oferta con desdén, y el público ha dado respuestas variadas.

Jo Grady, secretaria general del sindicato University and College Union, que representa a los académicos, dijo que la oferta era una “caída en la parodia”. “La enseñanza superior británica necesita una financiación pública sostenible y el fin de los ataques gubernamentales a la libertad académica, no un culto subsidiado al rey”, afirmó.

El sindicato GMB, que representa a los guardias de seguridad de los centros de empleo, inmersos en un conflicto salarial, pidió que el dinero se destinara a aumentar los salarios. “Avergonzaría al rey Carlos III saber que su retrato está despreciando a hombres y mujeres trabajadores que sólo ganan el salario mínimo”, declaró Eamon O’Hearn, responsable nacional.

Jon Richards, secretario general adjunto de Unison, dijo: “Está claro que la familia real es una fuente de consuelo y de identidad nacional para mucha gente, pero no todo el mundo lo considerará un buen uso del dinero público. Las universidades, los hospitales y otros servicios esenciales encontrarían gustosamente mejores formas de gastar ese dinero”.

Por su parte, el Consejo Consultivo Nacional de Mezquitas e Imanes (Minab) afirmó que la decisión de Dowden de señalar los edificios de la iglesia anglicana como los únicos lugares religiosos que pueden optar a un retrato gratuito “excluye a otras religiones y comunidades”.

La Oficina del Gabinete subrayó que la iglesia anglicana tiene una relación única con el estado. Pero Carlos, cuando era príncipe de Gales, apoyó abiertamente los derechos de todas las religiones, diciendo a la BBC en 2015 que “al mismo tiempo que se es defensor de la fe, también se puede ser protector de las religiones”.

Qari Asim, presidente del Minab, dijo: “El rey Carlos III goza de una gran estima entre las personas de todas las creencias por su profundo interés en la fe y por el trabajo que ha realizado para tender puentes entre las comunidades. Desde que asumió el cargo de rey, se ha comprometido con los líderes religiosos. A varias religiones les habría gustado demostrar que el respeto es recíproco colgando su foto”.

La imagen del rey Carlos III en un salón dorado del castillo de Windsor fue tomada en noviembre por el fotógrafo Hugo Burnand. Es menos dramática que el primer retrato oficial pintado de Carlos como rey, obra de Jonathan Yeo, que se dio a conocer esta semana. Yeo lo representa mirando al espectador desde un mar de escarlata y magenta, y más de un espectador ha dicho que hace pensar que el rey está en una especie de infierno.

En un principio, el proyecto iba a costar 8.2 millones de libras (173 millones 40 mil pesos). En octubre, el gobierno contrató a una empresa privada para imprimir, enmarcar y entregar los retratos de tamaño A3 (29.7cm x 42cm) por 4.4 millones de libras (92 millones 851 mil pesos). En enero y febrero, ofreció los retratos gratuitamente a ayuntamientos, tribunales, escuelas, fuerzas policiales, servicios de bomberos y rescate y fuerzas de cadetes.

Hace seis semanas, Alex Burghart, ministro de la Oficina del Gabinete, declaró que el gobierno no tenía previsto ampliar la oferta a los lugares de culto, pero dijo que podían comprar un retrato.

Esta semana, Dowden cambió de postura y ofreció los retratos a hospitales, edificios de operaciones de guardacostas, centros de empleo, universidades y templos de la iglesia anglicana. La Oficina del Gabinete dijo que no había ningún almacén de retratos sin usar porque se estaban produciendo en pequeños lotes bajo demanda. El Palacio de Buckingham declinó hacer comentarios.

Uno de los lectores de The Guardian que se puso en contacto con nosotros acerca de los retratos dijo que acogía con satisfacción el “unificador sentimiento de orgullo que crea”. Otra de Buckinghamshire dijo que a ella y sus amigas les divertía calentar para sus sesiones de kickboxing en la sala del consejo parroquial frente al rey Carlos III.

Una profesora de Wiltshire dijo: “No tenemos dinero para cosas que realmente necesitamos, como un tejado que no gotee, pero sí para un cuadro del rey Carlos III”.

Otro profesor de Yorkshire dijo: “Lo pedí cuando me enteré de que se estaba malgastando dinero público en un proyecto de vanidad tan escandaloso. Lo guardamos en un despacho alejado de los alumnos y cada semana le ponemos una cara distinta. Esta semana es William Shatner”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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