El norte de México está desesperado por el agua mientras empresas utilizan millones de litros
Mientras la sequía asola ciudades como Monterrey, la gente forma filas con cubetas para conseguir agua salobre. Sin embargo, Coca-Cola y otras empresas siguen extrayendo agua subterránea.
Mientras la sequía asola ciudades como Monterrey, la gente forma filas con cubetas para conseguir agua salobre. Sin embargo, Coca-Cola y otras empresas siguen extrayendo agua subterránea.
La pipa de agua se estaciona en una cuadra, a 10 minutos caminando cuesta arriba de la casa de Rocío Vega Morales, durante 15 minutos como máximo. No sabe a qué hora llegará la pipa a su barrio, distribuyendo el agua que ella y sus cuatro hijos necesitan para bañarse, lavar los trastes y bajarle al agua del baño. Puede llegar mientras ella está trabajando o a mitad de la noche.
La sequía en el norte de México significa que las llaves de agua están secas en la ciudad de Monterrey, por lo que las pipas, gestionadas principalmente por la autoridad municipal, son la única manera de suministrar agua a los hogares y las empresas. Mientras las personas que no se pueden permitir pagar agua embotellada beben el agua salubre de las pipas, la indignación crece en esta ciudad por el hecho de que las empresas productoras de bebidas con plantas embotelladoras en este lugar, entre ellas Coca Cola y Heineken, están extrayendo miles de millones de litros de agua de las reservas.
Varias cerveceras y empresas de refrescos tienen fábricas en la ciudad, y estas utilizan casi 90 mil millones de litros al año en total, y más de la mitad de esa cantidad –casi 50 mil millones de litros al año (o 50 millones de metros cúbicos)– es agua procedente de las reservas.
Vega Morales vive en una zona de bajos ingresos en Monterrey; una de las ciudades más grandes de México, en el estado de Nuevo León, que tiene una población de más de cinco millones de habitantes. Desde hace más de un mes no hay agua potable en las viviendas.
La mayoría de las pipas no transportan agua potable, en ocasiones es de color café o tiene insectos. Vega Morales tiene dos cubetas de 20 litros para llenar todos los días, y usa la mayor parte del agua en el baño. “No quiero llegar al punto de que no podamos bajarle al agua a los baños. Ahí es donde comenzaría a sentirme realmente asqueada”, comenta. “Los niños no lo entienden, es lo más difícil para ellos”.
Este verano es difícil para la familia: tienen que comprar agua potable en las tiendas, y el precio se ha triplicado en los últimos dos meses. Monterrey se enfrenta a una “crisis sanitaria”, ya que aquellos que no se pueden permitir comprar agua embotellada beben el agua sucia de las pipas.
México se enfrenta a su peor crisis de agua de los últimos 30 años, debido a que las presas que abastecen a alrededor de 23 millones de personas se están secando. La crisis climática ha provocado veranos cada vez más calurosos, y este año los patrones meteorológicos de La Niña crearon las condiciones perfectas para una grave sequía.
Varias ciudades ya llegaron al “día cero”, es decir, al punto crítico de escasez de agua cuando se agotan los suministros.
Más de la mitad de México padece la sequía, y la autoridad nacional del agua, Conagua, declaró el estado de emergencia en cuatro estados del norte del país. Las impactantes fotos comparadas de la presa de Cerro Prieto, en Nuevo León, tomadas desde el espacio por la NASA, muestran un profundo azul verdoso en 2015 y lo que parece un desierto este verano, como si la presa nunca hubiera existido.
No obstante, la sequía no ha frenado el consumo de agua de empresas como Coca-Cola y Heineken, que utilizan pozos privados para seguir extrayendo agua subterránea para sus cadenas de producción.
El 18 de julio, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, pidió a las empresas productoras de bebidas que detuvieran su producción y entregaran su agua a la población. Heineken indicó que destinaría el 20% de su suministro al uso público; Coca-Cola invitó a los ciudadanos a recolectar agua gratuita en su fábrica de agua mineral Topo-Chico, no obstante, se encuentra demasiado lejos para la mayoría de los residentes.
En las últimas semanas, los activistas han hecho popular la frase: “No es sequía, es saqueo”.
Jaime Noyola, director de la Alianza de Usuarios de Servicios Públicos, comenta que su organización predijo la crisis hace cuatro meses. El grupo de interés público protesta habitualmente frente a los edificios gubernamentales. Alegan que los dirigentes locales, incluido el gobernador del estado de Nuevo León, Samuel García, se están beneficiando directamente del consumo del agua por parte de las empresas productoras de bebidas.
“Por el comportamiento de las empresas, no observamos nada que indique que vayan a ceder (el agua) de forma voluntaria”, señala Noyola. “Y por parte del gobierno local y estatal, existe una crisis de ineptitud, y culpan a todos menos a ellos mismos”.
La alianza solicita la destitución del director de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán, a causa de los conflictos de intereses. La familia de Barragán –que figura entre las más ricas de México– fundó una de las embotelladoras de Coca-Cola, Arca Continental.
En un comunicado conjunto, Arca Continental y la empresa Coca-Cola destacaron que el sector industrial de Monterrey consume únicamente el 4% del agua pública del estado de Nuevo León. Sin embargo, esto no incluye los pozos privados.
Aunque un grupo de empresas productoras de bebidas, entre las que se encuentran Arca Continental y Coca-Cola, se han comprometido colectivamente a ceder el 28% del agua que utilizan el tiempo que dure la sequía, las empresas no mencionaron la reducción de los precios del imprescindible agua potable que venden.
“¿Cómo se le puede poner precio al agua? Es un derecho humano”, dice Noyola. “Pero estas empresas, específicamente Coca-Cola, al vender agua embotellada como la única fuente de agua potable, han hecho que su producto sea obligatorio. Ahora el agua cuesta casi tanto como la gasolina”.
México es el mayor consumidor per cápita de agua embotellada del mundo. Noyola añade: “Incluso si detienen la producción, siguen vendiendo sus productos mientras las personas sufren y se propagan las infecciones (debido a la gente que bebe el agua de las pipas)”.
La crisis del agua ha provocado protestas y violencia por motivos de clase, ya que las zonas más ricas disponen de cuotas de agua más altas en comparación con las zonas más pobres, y aun así disponen de agua de la llave hasta 12 horas al día. El 16 de julio, los residentes de dos suburbios empobrecidos de Monterrey tuvieron conocimiento de que una parte del agua restante de una presa cercana sería desviada a la ciudad. Como respuesta, bloquearon una carretera con una barricada de automóviles, neumáticos, piedras y ramas de árboles, paralizando el tránsito durante dos días. Después incendiaron las tuberías de agua.
“No me sorprendería que la gente se uniera y comenzara a secuestrar las pipas”, comenta Noyola. Y Vega Morales concluye: “Si esto empeora, no sé cómo viviremos así hasta septiembre“.
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