El ritual de vestirse para volver a salir El ritual de vestirse para volver a salir
Foto: Suki Dhanda / The Guardian

No puedo esperar a tener una crisis de guardarropa. Las extraño. Las montañas de ropa descartada crecen mientras el tiempo se agota. Mi ritmo cardiaco acelera como si fuera Tom Cruise en Misión imposible. Intento descifrar qué vestido combina mejor con qué zapatos en lugar de desactivar una bomba, pero de cualquier modo hay mucho que perder. Y ahora más que nunca.

Cuando llegue la hora de “salir de fiesta”, misma que mientras escribo esto se retrasa algunas semanas, la crisis del guardarropa volverá con más fuerza. Vestirse para salir es un juego completamente distinto a simplemente vestirse. Hay muchas cosas que pensar: ¿Qué usarán mis amigos? Cuando dijeron que sería divertido arreglarse, ¿se referían a unos jeans y una linda blusa o a un vestido largo y un peinado sofisticado? ¿No es raro vestirse para celebrar el final de algo que aún no termina para todo el mundo? ¿Por qué las prendas elegantes rara vez tienen mangas? ¿Qué pasará si llueve o si hace frío? Si alguien pudo inventar los coches con piloto automático, ¿por qué los bras strapless son tan incómodos?

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Igual que cocinar cebollas, vestirse toma más tiempo de lo que piensas, y si te apresuras te arrepentirás. Una crisis de guardarropa puede darte dosis de adrenalina de la buena, si le das suficiente tiempo. Y con “suficiente tiempo” me refiero a que probablemente tendrás que comenzar la noche anterior, sacando de tu clóset las prendas que piensas que te gustaría usar. Las cosas tienen un hábito misterioso de no estar donde creías haberlas dejado cuando no las usaste por todo un año. Y no será sino hasta que, final y triunfantemente, saques tu mono de terciopelo del fondo del clóset, atrás de una maleta abandonada, que te des cuenta que necesita una planchada, y no será sino hasta que lo estés planchando que recuerdes que sólo queda bien con un cinturón, el cual también tienes que rastrear y probablemente pedírselo a la persona que se lo prestaste en 2019. Un respaldo de media hora, por si acaso, es una buena inversión de tiempo. Siempre puedes gastar de más en un cóctel si tu outfit funciona al primer intento.

Una última cosa: el outfit adecuado casi siempre es el primero que te pones. Ha pasado mucho tiempo, pero algunas cosas nunca cambian.

-Jess se viste con un vestido (380 dólares en meandem.com). Sus propios tacones. Estilismo: Melanie Wilkinson, con asistencia de Peter Bevan. Cabello y maquillaje: Sophie Higginson utilizando Kevin Aucoin de Kiehl’s.

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