Un nuevo comienzo después de los 60: ‘Estaba enferma, cansada y me había perdido a mí misma, hasta que comencé a levantar pesas a mis 71 años’ Un nuevo comienzo después de los 60: ‘Estaba enferma, cansada y me había perdido a mí misma, hasta que comencé a levantar pesas a mis 71 años’
Joan MacDonald: ‘La gente necesita saber que no está acabada a los 50, 60 o 70'. Foto: @trainwithjoan/Instagram

Joan Macdonald no siempre ha lucido como una culturista. A sus 71 años, pesaba 90 kilos, tenía un aumento de la presión arterial y problemas renales. También tomaba medicina para el colesterol y el reflujo gástrico, y su médico quería duplicar la dosis.

Su hija, Michelle, expresó sin rodeos el dilema de Macdonald. “¡Vas a terminar como tu mamá lo hizo en un asilo de ancianos!” le dijo. “Y las personas tendrán que cuidarte. ¿Eso quieres?”.

“Por supuesto que no lo quería”, dice Macdonald ahora. “Estaba enferma y cansada de estar enferma y cansada”.

Los pensamientos de Macdonald se arremolinaron durante dos semanas. Ella pensó: “Quiero ganarme el respeto de Michelle. Quiero decir, ella me ama, pero puedes amar a una persona incluso sin que te guste”.

Dejó su casa en Ontario, Canadá, para reunirse con Michelle y su esposo, ambos preparadores físicos, en Tulum, México. Macdonald aprendió a preparar licuados de proteína. Visitaba el gimnasio. Seguía el programa de entrenamiento de Michelle, usando las máquinas, después pesas ligeras (1 kg.) hasta llegar a las más pesadas. Ella hace la mímica de levantar una barra y bajarla detrás de su cabeza. Puede hacer esto con 11 kilos.

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“¡Wow! ¡Tu espalda!”, le dijeron las personas en el gimnasio. “¡Está tan marcada!” Tomaron fotos. “Voy a decir: ‘¡Wow! ¡Eso luce muy bien! Tengo algunos músculos aquí”. En nueve meses, ya no tomaba medicina.

Hay una idea errónea de que las personas mayores de 65 años no pueden producir hipertrofia (crecimiento) del músculo”, dice Mark Peterson, profesor asociado de medicina física y rehabilitación en la Universidad de Michigan. “El músculo es un tejido que se puede adaptar con estímulos”. La clave es consultar primero con un médico y comenzar lentamente.

En Instagram, Macdonald publica fotos de ella misma en tops deportivos o jugando con las olas en traje de baño. Tiene 1.4 millones de seguidores y una alianza con la cadena minorista Women’s Best. “Tengo una tendencia a hacer cosas sobre las que cualquier otro diría: ‘¡Oh Dios mío! ¿Ahora qué está haciendo?”

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Macdonald celebró su cumpleaños 75 este año aventándose de la tirolesa. Siempre le ha gustado el reto, siempre le gustó “construir algo”. En proyectos Hazlo por ti mismo, su esposo es supervisor y Macdonald la “recadera”. Pero ahora, ella dice: “Me estoy construyendo a mí”.

Macdonald ha vivido la mayor parte de su vida adulta en un cuerpo medicado con un peso variable. Entonces ¿por qué fue capaz de lograr el cambio a sus 71 años? “Creo que me encontré con un nuevo bajón en mi vida. Quizás había tocado fondo”.

“Estaba ocupada con mi familia. Te olvidas de ti misma. Ojalá hubiera sabido lo que sé ahora. Hubiera sido una persona más saludable la mayor parte de mi vida… Realmente estás luchando contigo mismo, porque estás constantemente en este estado de sube y baja”.

Se escucha como si estuviera conteniendo sus lágrimas cuando dice: “No quiero regresar a lo que era”. Ella está “90% segura” de que no lo hará. “Mi cuerpo está donde quiere estar”.

Por supuesto, hay un ajuste emocional para adaptarse a una nueva forma física. Ella es más extrovertida, más feliz, está menos enojada. “Todavía tengo que llegar a un acuerdo conmigo misma, que he cambiado mucho. La gente dice: ‘¡Tienes que aprender a amarte a ti misma!’ Cuando comienzas por primera vez, dices: ‘¿Qué hay ahí para amar?’ Así es como me sentía. Pero ahora puedo ver al espejo y no girar mi cabeza”.

¿Macdonald siente compasión por su antiguo yo? “Algo”, responde. “Pero era innecesario atravesar toda esta ruta antes de que finalmente acuñara el ‘tú puedes cambiar’”.

No puedo evitar pensar que su deseo de transformarse comenzó mucho antes de que tuviera 71 años. “En mi adolescencia, en la preparatoria, ahí fue cuando comencé a tener problemas con mi peso. Pensé que en verdad estaba regordeta y gorda, y sin embargo sabía que usaba ropa más chica que la de algunas de mis amigas que me menospreciaban”, recuerda.

¿Por qué pasaron décadas antes de que descubriera lo que necesitaba para hacerse cargo de su yo más joven? “Me tomó tantos años despertar”, reconoce. “¡Cincuenta y cinco años!” Pero tal vez hay equilibrio en el camino que atravesó para estos cambios tardíos.

De niña, dice, tenía una imagen corporal incómoda “porque mi desarrollo fue muy temprano. Resentía haber perdido mi niñez. A los 10 años ya no quieres dejar de ser un niño”.

Como una mujer madura, está empoderando su propio rejuvenecimiento. “La gente necesita saber, especialmente las mujeres, que no terminas a los 40, definitivamente no terminas a los 50, 60 o 70. Puedes continuar y continuar hasta el día que ya no haya más”, dice. “Y deberías poder hacerlo con dinamismo”.

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