Smith, Marx, Stiglitz… ¿y la economía feminista? Por fin llega a la UNAM
Foto: Mujeres Organizadas FE

El sentimiento de invisibilidad es enorme. En la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las mujeres son minoría. Siempre representan el 30% frente al 70% de hombres. Esta proporción aplica para estudiantes y también para profesores. 

Encontrar una mujer en las aulas, en los pasillos o dando clase parece algo extraordinario. Y hallar una mujer en el plan de estudios lo es todavía más. “Tenemos cinco semestres para leer a Marx, pero ¿a cuántas mujeres he leído en la carrera? Aproximadamente unas dos o tres”, dice una de las estudiantes que se identifica como Itah, integrante de la colectiva Mujeres Organizadas de la facultad. 

Una revisión a la bibliografía del programa de estudio del núcleo básico lo confirma. De las más de 300 obras sugeridas de economistas como Karl Marx y Joseph Stiglitz, sólo 6% son de autoras mujeres. En el estudio de la economía hay un sesgo androcéntrico. Y particularmente en la licenciatura en la Facultad de Economía no se incluía la perspectiva de género. 

“La economía, por lo general, estudia las relaciones de mercado, los intercambios monetarios y viene desde el llamado padre de la Economía, que es Adam Smith. Él funda su teoría del valor-trabajo pero lo hace en el sentido mercantilista, de intercambio en este sentido”, explica la maestra Angelina Deyanira Navarrete Paredes, profesora de la facultad. “Ahí se empezó a construir toda la economía, toda la diversidad de escuelas que surgieron y ninguna habla de los procesos de las mujeres. Y las pocas del siglo XX que llegan a escribir sobre economía lo hacen de los mismos paradigmas teóricos que lo hacen los hombres. Solamente llegan ahí porque sacrificaron toda una vida y entraron a una lógica patriarcal masculinizada profesionalmente”. 

La colectiva Mujeres Organizadas de la facultad impulsó, a través de un pliego petitorio, que existiera la transversalización de la perspectiva de género en el plan de estudios, así como la implementación de una materia de género con perspectivas feministas como parte del curso propedéutico. La dirección ha cumplido parcialmente.

A partir de este mes, los alumnos podrán cursar dos materias optativas: Introducción al vínculo género y economía desde la economía feminista e Introducción a la economía feminista y la economía de género. Será la primera vez que la facultad incluye en la licenciatura la economía feminista, que trata de visibilizar el aporte de las mujeres a la economía y va más allá de desagregar datos divididos en hombres y mujeres.

Son optativas, se pueden tomar a partir del sexto semestre y son básicamente introducción a la economía feminista, que es la especialidad que está en el posgrado”, agrega otra de las estudiantes identificada como Ele. “Es un cumplimiento parcial, porque el punto dice que queremos materias en el núcleo básico para que cuente en nuestros créditos. Y en el propedéutico queríamos que se abriera este espacio para hablar sobre la violencia de género pero igual nos lo pospusieron, por lo mismo de la pandemia lo postergaron”.

Navarrete Paredes es una de las profesoras que impartirá estas materias. Anunció el contenido y los módulos que la integrarían, y este viernes se abrió el registro para los estudiantes que quisieran cursarlas. En dos horas se completaron los cuatro grupos, cada uno de 40 alumnos. “Y ya tenemos una gran lista de solicitudes de oyentes de otras escuelas, de otros estados. Hay muchísimo interés, también de los hombres”.

El origen 

Sus nombres estaban ahí, en los tendederos de denuncia. Eran profesores, adjuntos, empleados administrativos y estudiantes acusados de acoso, hostigamiento y abuso sexual. De manera anónima, las alumnas expusieron en los pasillos de la Facultad de Economía sus historias de violencia de género y exigieron que se investigaran. 

No era la primera acción. En la facultad, el trabajo feminista era constante: alzaban la voz para denunciar lo que enfrentaban en las aulas, acompañaban a las víctimas, pedían incorporar la perspectiva de género en el programa de estudios, exigían la operación de la Comisión de Género y participaban en asambleas mixtas. Pero el 28 de febrero de 2020 dieron un paso más: crearon la colectiva Mujeres Organizadas de la Facultad de Economía y tomaron las instalaciones. La toma fue pacífica y separatista.

¿Qué motiva la toma? Fue todo este hartazgo que ya traíamos”, cuenta Ele. Tan pronto tomaron el edificio principal, aparecieron los cuestionamientos, las amenazas y las intimidaciones. “Se formaron grupos de varones en WhatsApp, donde decían que la toma era ilegítima y que iba a abrir la escuela, que iban a irrumpir y que si era necesario sacarnos a madrazos, lo iban a hacer”. No ocurrió. 

Incluso el director de la facultad, Eduardo Vega, marcó distancia. En un comunicado afirmó que el cierre era ilegítimo y no tenía motivaciones ni razones internas a la Facultad de Economía. “Sí trata como de alejar que sea un problema interno”, describe Kollontái. 

Las primeras tres semanas, la colectiva se dedicó a definir su pliego petitorio. Eran 32 puntos que tenían como eje central que ninguna mujer fuera revictimizada por la facultad. El 20 de marzo lo dirigieron al rector de la UNAM, Enrique Graue; al director de la facultad y a la comunidad universitaria con una advertencia: la toma de las instalaciones se levantaría hasta que las solicitudes se cumplieran en su totalidad. 

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El mismo día en que entregaron el pliego comenzó la suspensión de clases en el país por la pandemia de Covid-19. “Vino la cuarentena y se paró todo”, recuerda Nachita. “Estuvimos más de un mes siendo ignoradas, porque no habíamos recibido respuesta por parte de la dirección. Fue un mes de incertidumbre”. También estaban tomadas las facultades de Ciencias Políticas, Filosofía y Letras y Psicología. 

Organizar una toma en “tiempos normales” era complicado, con pandemia lo fue todavía más. Personal de la rectoría únicamente les entregó dos litros de cloro, otros dos de gel antibacterial, guantes “y nos dieron la bendición”, dicen las estudiantes entre risas. Profesoras, empleadas y compañeros de la facultad siempre llevaron a la colectiva donaciones y víveres.

La toma duró seis meses. En ese tiempo enfrentaron hostigamientos, fueron plantadas por las autoridades, se inundó la biblioteca y hubo un sismo. Pero abandonar las instalaciones nunca fue una opción. En 12 mesas se negociaron los puntos del pliego y en total se resolvieron 27 de los 32. 

Cuando empezamos a tocar los puntos fuertes –la rescisión de contrato de los trabajadores con actas ante la UNAM y el Ministerio Público, así como la expulsión de estudiantes acusados de violencia de género– se nos empezó a hostigar en la facultad. Había gente que iba y jalaba las puertas en las madrugadas, haciendo como que quería entrar”, relata Morfina. “Ya era un desgaste muy feo”.

El cambio es notorio

A partir de la toma, las integrantes de la colectiva han notado un cambio en las aulas, por ahora virtuales por la contingencia. La violencia verbal ha disminuido y los profesores comenzaron a usar el lenguaje inclusivo. Ya es común escucharlos enfatizar en el todos y todas. En el compañeros y compañeras.  

Sí notamos que en las clases y en los grupos de estudiantes y profesores se detienen mucho a hacer comentarios misóginos. Antes era muy cínicamente y abierto, aunque seguramente lo siguen diciendo ya no son tan agresivos y tan abiertos como antes”, describe Ele. 

Para ellas ya es un avance en su meta principal: que las mujeres que vienen no vivan la misma violencia de género que ellas enfrentaron. “Es como una luz que se espera se acreciente como vayan pasando los semestres”, concluye Itah. Aunque todavía hay pendientes por resolver.

La-Lista de las principales impulsoras de la economía feminista

  • Silvia Federici. La profesora y activista italoestadounidense es una de las principales impulsoras del feminismo anticapitalista, así como del valor del trabajo reproductivo y de cuidados.
  • Amaia Pérez Orozco. La economista feminista y activista española habla de que los cuidados son la cara B del sistema, promueve que sean reconocidos y valorados.
  • Cristina Carrasco. La economista española es el referente de la economía de los cuidados. Critica las teorías económicas que no consideran el trabajo de cuidado como una variante relevante.
  • Bina Agarwal. Es economista de desarrollo de India y profesora de Economía del Desarrollo y Medio Ambiente. Se centra en las aportaciones de las mujeres a la economía rural, a la propiedad de la tierra y al manejo comunitario de recursos naturales.
  • Nancy Folbre. La economista feminista estadounidense afirma que el trabajo de cuidado ha sido infravalorado, lo que impulsa la desigualdad salarial entre hombres y mujeres.

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