La pandemia exigió al máximo la capacidad de los hornos crematorios en CDMX
Foto: Eli Solitas / Unsplash.

Los fallecimientos por Covid-19 en México han exigido al máximo la capacidad de los hornos crematorios disponibles, y si bien el negocio funerario pudo hacer frente a la alta demanda durante enero, el mes más letal de la pandemia en México, un nuevo rebrote pondría en serios apuros estos servicios.

Durante el primer mes de 2021 se sumaron a las estadísticas 32,729 fallecimientos por Covid-19, desde las 125,807 muertes con las que había cerrado 2020; colocándose como el peor mes de la pandemia en México; y siendo el mes que más demandó la atención de los dos principales grupos funerarios del país: Gayosso y J. García López.

La Ciudad de México, la entidad del país más afectada por la pandemia, reportó en enero sus niveles más altos de saturación hospitalaria, pero también de crematorios, en los que llegaban a realizarse hasta el doble o triple de los servicios acostumbrados, cuando que los familiares de personas fallecidas por Covid tuvieran que esperar días para ser atendidos.

“En enero llegamos a tener más de 250 cuerpos almacenados esperando su turno para cremación; la cifra de defunciones fue algo que se disparó en el segundo rebrote, incluso más fuerte que al inicio de la pandemia”, recuerda Manuel Ramírez, director general de Funerarias J. García López.

Añade que la empresa estaba preparada para una mayor cantidad de cuerpos esperando para ser cremados, tras el segundo rebrote registrado después de las fiestas decembrinas, y en su momento llegaron a atender hasta 120 servicios funerarios por día.

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Ramírez menciona que la empresa opera 10 de los hornos crematorios disponibles del sector privado en la Ciudad de México, casi la mitad de la infraestructura disponible; y durante la etapa más letal de la pandemia estuvo trabajando al máximo de su capacidad.

En Grupo Gayosso la situación fue similar. Óscar Chávez, director de Planeación y Nuevos Negocios de la empresas, señala que la saturación en estos hornos fue una constante en todo el mundo, y en el caso de la compañía estuvo constantemente aumentando su capacidad aproximadamente 30% a lo largo del año. A la fecha cuenta con 22 hornos crematorios y dos dispositivos para aquamación -un proceso a base de agua y calor-.

“Incrementamos 30% la capacidad de dispositivos para la cremación de cuerpos, la flotilla de traslado para recolección de cuerpos fue de un 35%; aumentamos 25% nuestro personal de call center porque también había una saturación importante de llamadas; y un 35% el personal operativo en cementerios y traslados en capillas y demás”, agrega.

La aparición del virus trajo consigo nuevas dinámicas y procesos en la atención funeraria, el director de J. García López destaca que debido a la alta demanda se tuvo que trabajar y asegurar la cadena de frío, es decir, recuperar un cuerpo del hospital, colocarlo en una bolsa séptica y después ubicarlo dentro de las cámaras de refrigeración, para garantizar la conservación del cuerpo hasta su cremación.

“Al tener 10 hornos, nosotros fuimos capaces de hacer 75 cremaciones diaria en promedio, hubo días que tuvimos 110-120 servicios, eran cuerpos que se estaban acumulando esperando turno para cremación, y de ahí la necesidad de tener estas cámaras de refrigeración para conservar los cuerpos”, recuerda.

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Un horno de cremación puede realizar en promedio 7 u 8 servicios al día, pues en una situación de correcta operación debe haber un periodo de espera que permita enfriarlo, ya que estos pueden alcanzar hasta 1,000 grados centigrados de temperatura, y si bien están compuestos con material refractario, no darle el debido reposo podría causar fragmentaciones en la estructura o afectar su correcto funcionamiento.

“En ningún momento nos vimos superados, pero sí exigidos en los hornos crematorios, exigiéndoles al máximo. Necesitan por las noches tener un descanso y que la temperatura baje completamente”, precisa Rámirez.

Ante la cercanía de la Semana Santa, ambas funerarias se mantienen alerta en caso de un rebrote; sin embargo, confían en que la población ha tomado mayor conciencia y responsabilidad para evitar convivencias que pongan en riesgo la integridad de las familias y en que la aplicación de diversas vacunas también ayudará a controlar de una vez por todas a la pandemia.

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