Frascos de vacunas y mascarillas en la primera colección Covid del Museo de Ciencias de Londres
Margaret Keenan se convirtió en la primera paciente en el Reino Unido en recibir la vacuna de Pfizer/BioNTech fuera de un ensayo. Fotografía: Jacob King/AP

Mark Townsend/The Guardian

El frasco con la primera dosis de la vacuna contra Covid-19 de Pfizer que se usó fuera de un ensayo clínico, aplicada a Margaret Keenan, una mujer de 90 años de Coventry, se añadió a una colección de artículos para documentar la pandemia. 

El frasco vacío lo adquirió el Museo de Ciencias de Londres, así como letreros de “Quédate en casa” de los informes diarios de Downing Street (la sede de la oficina del Primer Ministro), mascarillas caseras y otros artículos que los curadores creen que proporcionarán un registro de la respuesta del Reino Unido a la enfermedad. 

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La semana pasada, Keenan atrajo la atención global cuando se convirtió en la primera paciente en el mundo fuera de un ensayo clínico en recibir la vacuna de Pfizer contra el coronavirus, después de que se aprobó en el Reino Unido. 

El frasco se unirá al proyecto de recolección de Covid del Museo de Ciencias, diseñado para documentar la emergencia nacional por la pandemia y el “enorme cambio social” que ha causado. 

Emily Lawson, la doctora que encabeza el programa de vacunación masiva contra Covid-19 de los Servicios de Salud del Reino Unido (NHS) dijo: “Como científica que visitaba con emoción el Museo de Ciencias cuando era una niña estoy encantada de que estos primeros artículos de los NHS y del mundo estén aquí para documentar el momento histórico para las generaciones que vienen. 

“Este es el reto global de salud más grande en generaciones y Maggie, de 90 años de Coventry, recibe la primera inyección. Así se inicia el programa de vacunación más grande de la historia de los NHS; esto marca un punto de cambio significante en nuestra lucha contra el coronavirus”, añadió Lawson, directora comercial y líder de vacunas para los NHS. 

El frasco vacío estará en exposición a principios del próximo año en el Museo de Ciencias, que ya tiene las lancetas que se usaron para las primeras vacunaciones en 1796.

Mientras tanto nuevas investigaciones de King’s College London e Ipsos Mori revelan que un tercio de la gente dice que ha visto o escuchado mensajes para evitar que se pongan una vacuna contra el coronavirus.

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El frasco de la vacuna utilizada en Margaret Keenan. Fotografía: Isidora Bojovic/ Science Museum Group.

El revela que casi la mitad de la gente de 16 a 34 años ha visto o escuchado estos mensajes, con Facebook como la primera fuente. 

Cerca del 40% de los que reciben una cantidad significante de información de la pandemia por WhatsApp y YouTube cree que el propósito real del programa de vacunación es rastrear y controlar a la gente. 

El 42% dijo que no sabe si la vacuna contra Covid causaría autismo en niños, con niveles altos de incertidumbre sobre otras conspiraciones de la salud, de acuerdo a 2,244 entrevistas que se hicieron a finales del mes pasado con residentes del Reino Unido de 16 a 75 años. 

Las entrevistas encontraron que un quinto de la gente de 16 a 34 años creen que el filántropo Bill Gates quiere un programa de vacunación masiva contra el coronavirus para poder implantar microchips en la gente. 

Bobby Duffy, director del instituto de política del King ‘s College London, dijo: “Está claro que algunas perspectivas dañinas se instalaron en el público.

“Trabajar con las plataformas de redes sociales para controlar la transmisión de desinformación es una acción importante, pero el enfoque principal no debería ser en este nicho de creencias en conspiraciones extremas”. 

El estudio se da luego de los reportes de que las fuerzas armadas británicas investigan a grupos maliciosos y estados hostiles (notablemente Rusia) que intentan llegar a residentes del Reino Unido con desinformación mientras que el país se convierte en el primero en el mundo en comenzar con una campaña de inmunización masiva. 

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Hay versiones de que unidades militares para la guerra de información ayudan a oficiales de Whitehall (como se conoce al área de gobierno del Reino Unido) para identificar los canales de desinformación antivacunas más efectivos que se originan internacionalmente. 

Dado que los británicos son los primeros que pueden decidir si toman la nueva vacuna de Pfizer, que aún no se autoriza en otros países, los funcionarios están conscientes de que los ciudadanos del Reino Unido pueden ser susceptibles caer en teorías de la conspiración. 

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