El negro de Beatriz Zamora expone la nada y el infinito universal
El Museo de la Ciudad de México recibe una exhibición de la artista.
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El color negro como una representación de la nada y del todo, un medio por el que la artista Beatriz Zamora, desde hace casi 50 años, busca exponer el infinito que nos lleva hacia el origen mismo.
La exposición que se inauguró este sábado 24 de agosto en el Museo de la Ciudad de México da una representación del trabajo de largo aliento que ha hecho la artista con 89 años de edad, contemporánea de la generación de la ruptura, pero a su vez alejada de la misma.
Al no estar dentro de dicho colectivo, más que un error da muestra de la complejidad de sus piezas y su mensaje, en el que de una forma radical explora desde diferentes ángulos este color para apoderarse de él, a la vez que muestra su universalidad.
El Negro de Beatriz Zamora, según José María Espinasa Yllades, director del Museo de la Ciudad de México, comentó que esta muestra, que ocurre en el marco del ciclo Tiempo de Mujeres, se trata de una “conjunción sabrosa entre una mirada ancestral y hacia el futuro”, una especie de caverna platónica y comparable con la “capilla Rothko”.
Francisco Hernández, hijo de la artista, fue el curador de esta muestra que nos lleva desde el corazón del negro, de la ley natural, hasta toda una exploración por el infinito del espacio, así como diversas esculturas.
Una escultura de la diosa Xochipilli es una de las piezas que cierra esta exposición que lleva al público a conectar con su esencia misma al abordarnos diversos escenarios y conocimientos, pero que a su vez también forma parte de nosotros en las grietas de nuestra piel y el brillo de nuestras pupilas e iris.
El Negro de Beatriz Zamora cuenta con una decena de obras que la artista ha hecho a lo largo de su carrera y exploración, misma que cuenta con cerca de 50 años.
“Una de sus máximas ambiciones era ahondar y mostrar la nada para plantear el infinito”, comentó Francisco Hernández, quien recordó que su madre no usó los diferentes materiales, sino planteó una conversación con ellos para aprender de la propiedad y descubrir su “parte negra” para expresar su “negritud” para conectarse con el otro.