La historia detrás de las burbujas: ¿Cómo el West Ham adoptó “I’m Forever Blowing Bubbles” como su himno?
Cada vez que el West Ham juega en casa, más de 60 mil aficionados entonan la canción, creando un ambiente inigualable.
West Ham United se distingue por una de las tradiciones más singulares del futbol: ver miles de burbujas flotar en su estadio.
/X: @WillyFPC
El West Ham United, equipo de la Premier League inglesa, se distingue por una de las tradiciones más singulares del futbol mundial: ver miles de burbujas flotar por su estadio mientras el equipo salta al campo. Esta costumbre no es solo un espectáculo visual, sino que está intrínsecamente ligada a su himno, la icónica melodía “I’m Forever Blowing Bubbles”. Este cántico, adoptado por los aficionados hace casi un siglo, es un reflejo de la identidad del club, que abraza una filosofía de resiliencia y aceptación de la derrota, algo poco común en los himnos deportivos de alto nivel.
“Vuelan tan alto que casi llegan al cielo. Luego, como mis sueños, se desvanecen y mueren”, cantan los aficionados, reflejando una lírica que se aleja de la gloria incondicional.
Hoy en día, cada vez que el West Ham juega en casa, más de 60 mil aficionados entonan la canción, creando un ambiente inigualable que es ya una marca registrada de los Hammers.
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¿Cuál es el origen de la canción “I’m Forever Blowing Bubbles” y su conexión con el West Ham?
La historia del himno se remonta a 1918, cuando la canción fue estrenada en Broadway, en Nueva York; sin embargo, su conexión con el club de Londres es mucho más personal y local.
Pocos años después de su estreno, la melodía ya era popular en el Reino Unido. Fue adoptada por primera vez por un equipo escolar de Londres donde jugaba Billy J. Murray.
Murray fue apodado “Bubbles” (Burbujas) por su notable parecido físico con el niño que aparecía en una famosa pintura utilizada en Inglaterra para promocionar un jabón.
El entrenador de Murray comenzó a cantar “I’m Forever Blowing Bubbles” cuando su equipo ganaba. Esta costumbre se trasladó al West Ham United debido a la amistad del entrenador con varios jugadores del primer equipo. Gradualmente, la canción fue adoptada por la afición, consolidándose como un símbolo de identidad que ha perdurado hasta el día de hoy.
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¿Cuándo empezó el West Ham United a usar máquinas de burbujas en el estadio?
Aunque la canción tiene casi un siglo de antigüedad en la tradición del club, la aparición física de las burbujas en el campo es una adición mucho más reciente, que data de principios de la década de 2010.
La tradición fue iniciada por Mick Bowen, un abonado del West Ham con experiencia en efectos especiales y pirotecnia, a quien se le apodó cariñosamente “Micky Bubbles”.
Bowen tuvo la oportunidad de organizar el entretenimiento previo a los partidos en el antiguo estadio del equipo, el Boleyn Ground (Upton Park). Inicialmente, utilizó máquinas de burbujas en cinco o seis partidos por temporada.
El gran salto ocurrió cuando David Sullivan y David Gold asumieron como copresidentes. Ellos buscaron inyectar más emoción al ambiente previo a los partidos, lo que impulsó a Bowen a invertir en 25 máquinas de burbujas para distribuirlas por todo el campo. Esta inversión aseguró que la tradición se mantuviera y se amplificara con el traslado del club al Estadio de Londres (E20), donde la tecnología de las máquinas ha mejorado considerablemente.
¿Qué revela la letra de su himno sobre la identidad y filosofía del West Ham?
La filosofía del West Ham, encapsulada en la letra de “I’m Forever Blowing Bubbles”, es inusual para un himno deportivo, ya que se aleja del triunfalismo y, en cambio, abraza la melancolía y la esperanza efímera.
A diferencia de muchos otros himnos que celebran orgullosamente la grandeza y la invencibilidad, el himno del West Ham “huye y se aleja de la gloria”. Sus versos principales hablan de sueños que, al igual que las burbujas, “vuelan tan alto que casi llegan al cielo” para luego “desvanecerse y morir”.
Este cántico es un símbolo de identidad forjado en el realismo y la resiliencia de sus aficionados. Refleja la aceptación de que el éxito en el fútbol, al igual que las burbujas, puede ser hermoso pero fugaz. Esta actitud ha creado un vínculo profundo entre el equipo y sus seguidores, quienes cantan el himno con pasión, celebrando la esperanza del momento, incluso sabiendo que el desengaño es una posibilidad inherente al deporte.