La mexicana en el ‘Juego del Calamar’; ‘de repente no me alcanza ni para la renta’
La actriz mexicana Carla Fernanda Ávila tiene una reciente participación en "El juego del calamar", la serie de Netflix que marcó un récord en la plataforma. Foto: Instagram

Carla Fernanda Ávila audicionó dos veces para quedarse con el papel. No es un protagónico y tampoco un secundario, pero aparecer en El juego del calamar representó una oportunidad para la actriz mexicana, quien como muchos latinoamericanos pelean por aparecer en los k-drama.

La jaliscience de 28 años llegó a Corea del Sur en 2017 a estudiar la lengua de ese país, pero fue un año después cuando cambió su vida para emprender su sueño de entrar a la actuación, oportunidad que le llegó con el estreno de Recuerdos de la Alhambra, donde tuvo una participación en el primer capítulo.

Hace unos días El juego del calamar se convirtió en el estreno de Netflix más visto en la historia de la plataforma al sumar 111 millones de espectadores en sus primeros 28 días de emisión. Narra la historia de unas personas que viven endeudadas, pero reciben una oportunidad para participar en unos juegos mortales en las que el ganador puede solucionar su vida.

Carla Fernanda Ávila aparece rumbo a los últimos capítulos, cuando la élite detrás de la competencia llega al lugar en el que están los personajes. Ella no participa en los juegos, sino investida en el papel de un jaguar en la habitación a la que llegan estos hombres de la tercera edad, en la que desde lo lejos se entretienen con el dolor humano.

La también intérprete en Dali and Cocky Prince contó en entrevista para La-Lista que no es nada fácil abrirse camino en los dramas de Corea del Sur. Ella no es víctima de discriminación como otros mexicanos de piel morena, pero sí lo es por su ropa, además que se encuentra en un país que no es el suyo, con su gente a la distancia.

La primera Navidad y Año Nuevo tuvo una videollamada con su mamá y su tía, pero al colgar no pudo evitar llorar. A varios años de esa situación sabe que está sola, pero que puede contar con mucha gente y que es una mujer fuerte que espera llegar al cine de Bollywood, en India.

La-Lista (L-L): ¿Cómo te animaste a participar en el Juego del calamar?

Carla Fernanda Ávila (CFA): Cuando apliqué no sabía que era para El juego del calamar, sino que era para un drama coreano. Las audiciones fueron a finales de 2020 y necesitaban una modelo para esta escena en la que aparecí. Como en 2020 todos tuvimos complicaciones de trabajo, necesitaba el dinero y decidí aceptar el trabajo. Apliqué dos veces para que me dieran el papel.

L-L: ¿Las dos audiciones fueron para el mismo papel?

CFA: Cuando publican este trabajo buscaban modelos para hacer body painting, es decir solamente como fondo y entonces sabía lo que iba a hacer. Se conoce diferente lo que es un extra a una imagen, que viene siendo parecido a un extra, pero solo tiene las apariciones.

Cuando veo que me dicen que no quedé, me dije que estaba bien y no pasaba nada. Pero vi que seguían revisando modelos de este tipo y posteando lo que necesitaban y yo: “Es que las características que estás pidiendo soy yo”, entonces volví a mandar mi portafolio y me volvieron a preguntar cuáles eran mis medidas, mis tallas, si podía mandarles fotos.

Fue chistoso porque cuando me las pidieron yo estaba en otra grabación, me tuve que ir rápido a un baño para tomar las fotos y vieran realmente mis tallas y regresarme. Para nosotros es lo más normal que nos pidan foto de lo más aleatorio del mundo, entonces estoy un poquito acostumbrada a esto.

L-L: ¿En qué serie estabas participando en ese momento?

CFA: No recuerdo quÉ otro dama. Mientras no tenga producciones grandes qué hacer en mi tiempo libre, acepto aunque sea de extra si hay trabajo. Tengo varios cameos en varias producciones coreanas, también tengo pequeñas escenas con una o dos líneas como en Dali and Cocky Prince; en el primer episodio estoy ahí con un par de líneas, pero soy rubia, entonces me veo un poquito diferente.

No hay muchos papeles grandes para extranjeros todavía y los poquitos que hay nos los peleamos todos, entonces es difícil de repente agarrar algo y se hace lo mejor que se puede. Yo sigo en mis pininos, iniciando mi carrera, y no tengo ninguna molestia en seguir trabajando como extra hasta que llegue mi momento.

L-L: ¿Cuándo llegaste a Corea del Sur a comenzar tu historia?

CFA: Fue en 2017, inicialmente como estudiante; cambié mi visado para entretenimiento entre otoño e invierno de 2018. En ese momento estaba tomando clases de coreano ya que no obtuve la beca para la carrera que quería estudiar.

L-L: ¿Por qué el cambio de estudiar la lengua y estudiar una carrera ajena al entretenimiento a estas historias de k-drama?

CFA: Las historias de k-drama las conozco desde muy chiquita. Mi primera amiga coreana la tuve a los 12 años y a la fecha seguimos hablándonos, ella vive en Guadalajara. La cultura ya la conocía, me gustaba, pero fanática obsesionada no era, solamente me gusta y me emociona.

Siempre me atrajo el mundo del entretenimiento, el baile, el teatro, entonces cuando se presentó la oportunidad decidí tomarla. No fue algo que dijera de la noche a la mañana, siempre tuve interés, incluso modelo desde los 16 años; siempre tuve una inclinación artística, entonces nada más decidí rifármela.

L-L: ¿Cuál fue la primer serie coreana de la que formaste parte? ¿Qué recuerdas de ello?

CFA: Se llama Recuerdos de la alhambra y me sorprendió ver tanta persona hispanohablante en Corea, no sabía que habíamos tantos. Además recuerdo haber hecho el oso bailando y que uno de los artistas principales se riera de mí y yo de: ‘ay, no sabía’. Me senté a su lado sin saber quién era él porque yo en ese tiempo, aún a la fecha me pasa seguido, no reconozco quién es quién.

Había otro coreano que estaba altísimo y lo recuerdo porque estábamos en el sol ensayando la escena y ya cuando por fin lo llaman a él para que practique, de repente sentí la sombra y me quedé viendo hacia arriba.

L-L: Cuando llegaste a Corea del sur, ¿no tuviste un choque cultural?

CFA: Sí y no, la cultura ya la conocía gracias a mis amigos, entonces por ese lado ya sabía qué esperar, pero una cosa es saberlo, tenerlo en la cabecita, y la otra vivirlo. Yo soy súper amiguera y que me encanta abrazar, mientras ellos son de vivir en su burbujita y decir respeta mi espacio, entonces fue mucho freno.

Antes de venirme mis amigos me pidieron que cambiara mi forma de vestir porque me dijeron “Es que Carla, no puedes tener ropa tan escotada, te va a ir súper mal”. Entonces tuve que comprar ropa que me cubriera más. Aunque ya regresé a comprar ropa un poco escotada, pero ya agarré confianza.

L-L: ¿Cómo fue dejar atrás una vida en México y empezar desde cero?

CFA: No ha sido fácil, pero yo sabía que mi sueño estaba por acá. He tenido tragos amargos, no te voy a decir que todo es miel sobre hojuelas porque definitivamente no lo ha sido. Llegué al punto en el que mi familia me pregunta que por qué estoy aquí sufriendo y pasando tantos momentos difíciles en los que de repente no me alcanza ni para pagar la renta o para comer y tengo que pedir prestado a cada rato.

Trabajo y siempre te pagan de uno a dos meses después, entonces es un tiempo muy largo en el que recibes tu dinero. Si no trabajo hoy, sé que en tres meses no tendré dinero, entonces de repente te vas con la ansiedad de tener que pedir prestado y decir que les pagas al siguiente mes. Entonces te pagan, pero también pagas deudas y estás de nuevo en cero.

No es como la vida de lujo, apenas estamos empezando y muchos mexicanos y gente que se dedica al emprendimiento entenderá de lo que hablo. A veces uno cree que emprender es la vida más lujosa y no.

Mi casa no es la más moderna, es viejita, pero es mucho más grande de la primera habitación que yo viví, mi primer cuarto era de 2×2 metros y estuve en esa habitación nueve meses compartiendo baño con 15 habitaciones. Vas poco a poquito mejorando.

Es un reto, pero toda esa felicidad que me da y la emoción cuando estoy al frente de una cámara y que el director me diga “Bien hecho, me gustó cómo actuaste”, lo vale, me hace muy feliz.

L-L: ¿Hay más mexicanos en Corea del Sur? ¿Has visto aceptación o racismo por parte de los coreanos?

CFA: Somos muchísimos mexicanos, incluso formo parte de la Red Global de Mexicanos de Corea, tengo muy buena relación con el presidente la Asociación de Mexicanos Residentes en Corea.

Desde que era estudiante iba muy seguido a la embajada para ver qué eventos había, me gusta estar muy involucrada con la comunidad. Incluso hay muchos grupos de WhatsApp como uno exclusivo de mujeres porque también hay muchas mamás y ahí intercambiamos recomendaciones. La comunidad mexicana es grande, hace falta que se conecten los estudiantes que vienen de intercambio, pues de repente creen que no somos tantos.

Los coreanos saben muy poquito de los latinos. Lo que conocen de México es el tequila, los tacos y los narcos; con suerte saben de Cancún. Porque muchos se van allí de luna de miel, y yo les digo que cerca de ahí se van a La Rosada que es una playa rosa, y un poquito más lejos tenemos playas bioluminiscentes.

Del racismo yo no he sufrido tanto porque soy blanca, soy un white mexican, pero mis compañeros que tienen piel más oscura sí tienen de repente más problemas. Pero fuera de repente de abuelitos amargados o señoras que me ven feo por cómo me visto, no he recibido tanto racismo.

L-L: ¿Es complicado saber que tu familia está del otro lado del Pacífico y del mundo y que debes lidiar tú sola?

CFA: Es difícil, pero mi mamá me dio su nombre, que es Carla, que significa mujer fuerte y ella es mi mayor ejemplo de que sí se puede. Sobre todo en festividades como Navidad, que el primer año la pasé sola, igual que Año Nuevo. Solo hice una videollamada con mi mamá y mi tía un ratito y al colgar, lloré.

Adopté dos gatitos, me han ayudado con la soledad bastante, pero también pasa que estás rodeado y te sientes solo. Sí conozco bastante gente, pero al mismo tiempo llegar esa conexión de hacer amigos es difícil, van y vienen, se terminan yendo o regresando a su país. Sé que puedo estar sola, pero que puedo contar con gente.

L-L: ¿En todo el mundo hay una gran atracción por Corea del Sur, pero cómo ven desde allí el mundo occidental?

CFA: Ubican mucho EU y de los latinos muy poco, aunque últimamente hay grupos que intentan hablar en español porque se dan cuenta que muchos de sus fans son latinos y tratan de meter partes en español.

De repente me preocupa quién escribe las canciones porque no les encuentro sentido. Mi roomie me mostró una canción que se llama Telephone, vi el video y dicen “Yo no tengo teléfono, yo tengo muchos pesos”, entonces es una combinación de inglés, coreano y español que me volví súper adicta que dije “¿Qué es esto?”.

Es una canción muy extraña, adictiva, entonces es interesante ver cómo nos representan porque su información es tan limitada y anticuada que hay que ir poco a poco cambiándoles el chip porque México y Latinoamérica son más, somos primos y todos hablamos español, aunque usamos distintas palabras. Por eso me río mucho.

L-L: ¿Cómo te ves dentro de tres años?

CFA: Ya me veo con haber participado aunque sea en una escena, puede ser un rol menor, en una película de Bollywood, que es de la India porque me encantan los musicales y el baile. Espero poder haber hecho ya una novela en México y tener al menos ya dos dramas aquí en Corea del Sur.

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